Blake Goodman
Entré en el gimnasio y como cada mañana Hannigan ya estaba entrenando. Ni siquiera lo miré cuando entré en la estancia y eso fue uno de mis errores garrafales. Dejar de aparentar normalidad.
- ¿Qué tal has dormido? - Preguntó con un tono que sabía que venía con segundas.
Me coloqué los guantes, aún sin mirarle, y cuando estuvieron bien ajustados por fin levanté la cabeza y lo vi con una sonrisa pícara en los labios.
-Muy bien- Dije intentando aparentar sinceridad- Me fui pronto a dormir anoche porque como hoy había clase...
-Ah, muy bien- Me respondió como si se lo creyera- ¿No has bajado a la cocina a por agua y fruta?
-Nop- Respondí rápidamente- Es que me he quedado dormido y si bajaba perdería tiempo de entrenamiento o llegaría tarde a clase y eso no puede ser...
Rodeé a Hannigan de la forma más inocente posible y me acerqué a la zona de entrenamiento lentamente, como si todo lo que dijera fuera verdad.
- ¿Te has quedado dormido? ¿No habías dicho que te habías ido a dormir pronto?
¿Tú también Bryan? No me esperaba esto de ti.
-Ya... pero como el fin de semana he trasnochado tenía el reloj interno cambiado.
Hannigan vio que no estaba consiguiendo nada con sus estúpidas preguntas y decidió no insistir para que, con el tiempo, yo solito me delatara.
A pesar del martilleo de mi cabeza, me sentí con mucha más fuerza que ayer y mucho más centrado. No sé si fue por la presión interna de que no me pillaran o que casualmente la resaca no me había afectado a los reflejos, pero hice una actuación impoluta.
-Blake, controla tu fuerza- Me corrigió Bryan mientras nos observaba dando vueltas a nuestro alrededor.
Sabía a lo que se refería con eso porque alguna que otra vez me había descontrolado al no saber manejar la explosividad. Supongo que la ira contenida durante tantos años tiene que salir por algún lado, y a la mínima acababa sacándola a la luz.
Crucé el pasillo que tanto había estado esquivando tras la ducha para ir a mi habitación a ponerme el uniforme de La Fontain después del entrenamiento, y me sorprendió ver que el servicio ya había limpiado los cristales y el cuadro más feo que había visto en mi vida estaba colgado otra vez en la pared. Jamás me había fijado en los cuadros de esa casa, y menos mal.
¡Qué cosa más fea!
Líneas sin sentido y cabezas tétricas merodeaban por el cuadro con una combinación de colores bastante cuestionable. Además las pinceladas eran bruscas y bastante inexpertas, se podría decir perfectamente que ese cuadro lo había pintado un psicópata en una clase de la cárcel para expresar los sentimientos.
Cuando llegué a mi habitación decidí llamar a Derek para saber qué planes tenía para por la mañana. De reojo miré por la ventana, entonces la vi. Estaba de pie justo en frente de la ventana quitándose la toalla tras probablemente haber salido de la ducha. Al principio pensé en aparta la vista, pero mis ojos no se despegaron de lo que estaba sucediendo. Era Hope en ropa interior negra.
No tenía un cuerpo modélico, pero eso nunca me había importado mucho. Sus curvas acompañadas por su melena suelta, mojada y ondulada se hacían una imagen hipnótica. El tanga negro que se había puesto se amoldaba a su cuerpo haciéndome pensar en cosas no aptas para menores y animando salvajemente a mi entrepierna. Me obligué a apartar la mirada antes de convertirme en el voyeur más grande de la historia.
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PEPPER
RomanceHope está sola. Hope no puede controlar ni su propia vida. Está rota, perdida e indefensa. Aunque nunca mostraría eso, así que finge estar bien y ser fuerte por ella porque nadie lo será sino. Por eso cuando la mandan a un pequeño y adinerado pueblo...