Hope Hannigan
- ¡Profesor Thompson! - Me alegré al instante de verle. Pero mi voz no sonó como siempre, fue como si la felicidad cambiara el tono y la volviera gangosa- Que alegría me da verte.
-Hope, ¿quién es este hombre? - Se acercó cauteloso a nosotros dos.
-Ya...- Comenzó a explicarse el hombre desenredándose de mí. Pude aprovechar esa ventaja para huir, pero en vez de eso me quedé. Me quedé apoyada en el marco de la puerta observando lujuriosa las facciones de Martin. Estaba espectacular esa noche- Creo que deberías dejarnos solos... Estábamos, ya sabes, conociéndonos.
Martin dudó. Fue como si no se acabase de creer que yo quisiera conocer a ese hombre, y estaría en lo cierto, pero no sé por qué no podía negarme a no hacerlo. Martin se decantó por una de las opciones que rondaban su cabeza y se acercó decidido hasta mí para interponerse entre el desconocido y yo.
-Ya... creo que se va a venir conmigo.
Acto seguido me empujó cuidadosamente de la cintura, como si no me quisiera tocar demasiado, pero a la vez tuviera prisa por irse. Subimos los escalones en mucho menos tiempo del que los había bajado, pero antes de que Martin pudiera subir el último el desconocido le volvió a agarrar del brazo.
-Chaval- Le llamó amenazante a Martin, lo que me hizo deducir que no era a la única a la que aquel profesor le parecía mucho más joven- Creo que deberías largarte y dejarnos a solas, yo la he visto primero, yo me la follo.
Martin se separó lo poco que se había acercado a mí y dio una vuelta de ciento ochenta grados para encararse al desconocido. Lo acorraló contra la pared y le agarró del cuello de la camisa ahogándolo un poco. Después le susurró algo ininteligible para mí, pero que hizo que el desconocido pasara a toda prisa por mi lado sin ni siquiera mirarme un poco. Martin se volvió a acercar a mí y el leve roce de sus dedos en mi cadera hizo que me encendiera entera y me girara para enfrentarle.
-Estoy muy cachonda- Le confesé sin tan siquiera ser consciente de ello mientras me pegaba más y más a él. Martin me miró vacilante, como si estuviera teniendo una lucha interna.
-Ya, creo que la noche ya ha acabado para ti...- Me quitó el vaso de refresco casi vacío de la mano y lo apoyó en una mesa vacía para luego volverme a agarrar suavemente por la cintura y empujarme hacia la salida- Voy a llevarte a casa.
-Vale...- Acepté dejando claras mis segundas intenciones mientras me giraba para encararle de nuevo y le rodeaba el cuello con mis brazos pegándome mucho a su boca- Pero primero dame un beso.
Martin me había atraído desde el primer día que lo vi. En fin... era guapo, agradable, simpático y me había salvado de ser violada por extraño. ¿Qué más podía pedir? Pero por un instante su rostro se transformó en el de otra persona. Sus ojos dejaron de ser avellana, para ser tan oscuros como su pelo, y millones de tatuajes aparecieron por su piel. Me estaba imaginando a otra persona frente a mí y eso hizo que mis ganas se intensificaran. Ya no quería un beso, lo necesitaba.
Alcé la cabeza para alcanzar sus labios. Él no se movió, como si estuviera esperándolo también. Sus manos seguían apoyadas en mis cadera, incitándome a continuar. De pronto el contacto sobre mí desapareció y una leve ráfaga me informó que Martin se había echado para atrás y, nunca mejor dicho porque, un moreno de más de metro noventa le había empujado violentamente.
-¿Qué cojones haces?- Me enfrentó el protagonista de mis fantasías mientras me escrutaba confuso los ojos- ¿Has bebido? ¿Qué cojones? - Preguntó en voz alta cuando realmente parecía más una conversación interna. Me agarró violentamente con una mano la cara acercándome a él para poder escrutarme mejor- ¿Qué has tomado?
ESTÁS LEYENDO
PEPPER
RomanceHope está sola. Hope no puede controlar ni su propia vida. Está rota, perdida e indefensa. Aunque nunca mostraría eso, así que finge estar bien y ser fuerte por ella porque nadie lo será sino. Por eso cuando la mandan a un pequeño y adinerado pueblo...