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Hope Hannigan

La semana se me pasó más rápido de lo que me esperaba. Las clases habían sido insufribles, ya que Blake a penas me hablaba y yo me tenía que seguir sentando a su lado, pero las ganas de que llegara el viernes habían hecho mi semana mucho más amena.

Hoy era el cumpleaños de Derek, y había una fiesta en su casa a la que, sorprendentemente, mis amigos estaban invitados. Así que la noche pintaba muy bien, menos por tener que ver a Blake en su salsa y probablemente con dos chicas despampanantes del brazo. No entendía por qué de repente había cambiado drásticamente su opinión sobre mí, pero pensaba descubrir la verdad y hacer que admitiera que le gustaba, porque era obvio que se seguía sintiendo atraído por mí.

Aún quedaban por lo menos cuatro o cinco horas hasta que la fiesta empezara, pero tenía que ir a casa de Gina para prepararnos juntas. Bajé a por un vaso de agua antes de salir y me quedé mirando por la ventana a la casa de Jason.

No me lo podía creer.

Había dos personas haciéndolo sobre la encimera de la cocina. No se les veía la cara hasta que el chico levantó la cabeza y pude admirar las facciones de Jason. Me quedé paralizada analizando la escena como una mirona.

El hermano de Gina, Mathew, me abrió la puerta de su casa media hora después. Ni siquiera me miró cuando lo hizo, aunque tampoco me importo su escasa atención en mí.

La casa de Gina era preciosa, tenía muchos detalles en cuarzo y oro, era como si acabara de entrar en algún museo histórico. Todos los rincones parecían haber sido decorados y adornados al milímetro, como si hubieran considerado hasta los detalles más innecesarios.

-Perdona- Se disculpó Matthew cuando por fin levantó la cabeza de la pantalla y me echó un repaso de arriba abajo- Tu debes de ser Hope ¿no?

Era moreno, alto, aunque no más que Blake. Sus ojos eran azules como los de su hermana y sus facciones también eran muy similares, desde luego se podía decir que eran familia.

-Sí- Le devolví la sonrisa- Y tu Matthew.

-Por favor, llámame Matt.

-No, MATTHEW- Recalcó su nombre su hermana desde lo alto de las escaleras para interrumpir nuestra conversación- Es MI amiga, no te acerques a ella, que te conozco.

Yo me reí disimuladamente y la seguí escaleras arriba para llegar a su habitación. Ella estaba aún sin peinar y con una bata de gasa granate con muchas transparencias.

-Mi hermano es un pesado. Liga con todo lo que tiene atributos femeninos.

Vaya, que directa.

-Los vestidos ya sabes dónde están... Pero antes, he llamado a Giselle.

Giselle resultó ser una joven pelirroja y de pelo rizado, de metro y medio de altura y con un maquillaje impresionante. Se había preparado todas sus cosas en uno de los baños más elegantes y grandes que había visto en mi vida, y creo que estaba lista para hacernos algo.

-Hope, te presento a Giselle. Es la mejor peluquera y maquilladora de este estado.

La pelirroja sonrió genuinamente al alago y nos sentó a cada una en un sillón de terciopelo granate. Tres horas después ya estábamos listas de cuello para arriba. A Gina le había hecho un maquillaje mucho más llamativo en tonos azul cielo, mientras que lo mío era mucho más disimulado en tonos tierra. Su pelo estaba recogido en un tocado elegante mientras que a mí me había perfeccionado mis ondas naturales para hacerlas con bucles infinitos.

-Hopy no pongas esa cara que no estás viendo un matadero- Bromeó Gina una vez salimos de su deportivo rojo y observamos la fiesta que se apreciaba a varios metros.

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