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Hope Hannigan

Había solo cinco personas en la habitación. En mitad de ella había una mesa, y sobre esta una retahíla de líneas blancas junto a tarjetas de crédito y bolsas transparentes vacías.

-Hola, preciosa- Me sorprendió uno de los chicos que estaba tumbado en la cama con las pupilas más dilatadas que había visto en mi vida.

Automáticamente las otras cuatro personas, que habían estado ocupadas en consumir aquellos polvos se giraron para mirarme molestas. No conocía al chico que me había saludado, pero me sonaba de haberlo visto por el instituto. Al igual que al resto, entre los que estaban Ashley Hoffman, que iba conmigo a literatura, y como no, Blake.

-No me jodas- Bufó enfadado dejando un utensilio que había empleado para la consumición sobre la mesa y acercándose a paso ligero hacia mí para ponerse a dos centímetros de mi cuerpo- Lárgate.

Era una orden, como ya me había dicho muchas veces antes, pero en ese momento pude haberme reído en su cara. Le acaba de pillar esnifando ¿qué? ¿cocaína? ¡Y tenía el morro de encima tratarme mal y ordenarme cosas como si fuera a obedecerle! Era alucinante.

-Goodman no trates así a las señoritas- Le llamó la atención un chico pelirrojo junto a la mesa, que no me pudo dar más mal rollo- Pregúntale si quiere algo.

-No quiere nada- Respondió por mí matando con la mirada al pelirrojo al que automáticamente le cambió la expresión.

La sala se quedó en completo silencio, menos por la música que salía del salón. Todos miraban expectantes a Blake y su siguiente paso. Habían dejado todo sobre la mesa y ya ninguno parecía tener mono de seguir consumiendo.

-Déjame decir a mi lo que quiero o no quiero- Le respondí seria.

Blake volteó de nuevo la cabeza hacia mí con sorpresa mezclada con ira. Aunque a estas alturas no sé cómo aún le seguía sorprendiendo que le rebatiera todo lo que decía.

-Créeme- Me susurró duramente para que ninguno pudiera oírlo- No hay nada que te interese aquí, Hope.

Creo que fue la forma en la que lo dijo la que casi me convence para salir de allí, había sido un poco respetuoso por primera vez en su vida.

-Hope- Me reclamó Blake agarrándome con fuerza del brazo cuando me vio dudar- Hazme caso por una vez en tu vida y vete de aquí.

Lo que decía tenía todo el sentido del mundo, y por primera vez, obviando la coca sobre la mesa, estaba actuando de forma sensata. Solo que yo quería que por una vez él se sintiera como me sentía yo, quería devolvérsela por todas las putadas que me había hecho durante la semana.

-Goodman, deja a la chica en paz- Le sugirió de nuevo el pelirrojo, que cada vez tenía más papeletas de acabar en el hospital a causa de un Blake muy furioso- Además, a esta te invito yo, guapísima.

Un sonoro estruendo golpeó la pared contigua y automáticamente me serené. Salí de aquella peligrosa habitación y me dirigí hacia el origen de aquel sonido. Era la habitación contigua, el baño. Abrí su puerta de golpe y me encontré a Gina tumbada de mala manera en el suelo.

- ¡Gina! - Exclamé sorprendida al verla tendida con una sonrisa de borracha.

- ¡Hostia, que golpe me he dado! - Se quejó entre risas sujetándose la frente dolorida mientras se reincorporaba poco a poco.

- ¿Pero qué ha pasado? - Inquirí preocupada agachándome para ayudarla a levantarse.

-Me iba a recoger el pelo porque tengo mucho calor y al agacharme me he dado contra la pila del lavabo- Explicó haciendo pucheros- Me mareo un poco.

Me reí como respuesta a su ridícula historia y ella se contagió haciéndonos parecer unas completas locas. La ayudé a levantarse y nos dirigimos a la puerta del baño. Ahí se apoyaba Blake, que me había seguido para ver lo que sucedía.

-Eso solo te podía pasar a ti...- Anotó Blake de mala manera.

Lo miré de reojo mientras Gina me indicaba el camino para llegar al botiquín y curarle un poco la herida que se había hecho, que no parecía muy grave.

-Princeso, podrías echar una mano, que no te vas a herniar- Le recriminé cuando nos plantamos frente a él.

Él bufó como si fuera un suplicio lo que le pedía, pero la agarró de la cintura como estaba haciendo yo. Su mano tocó por accidente mi estómago desnudo ya que estaba muy pegado a Gina, y automáticamente un escalofrío me recorrió el cuerpo.

-Esto es muy incómodo, Pepper- Me volvió a llamar por el dichoso nombre - Súbela un poco que si sigo así de encorvado me va a salir chepa.

-No puedo subirla más- Me quejé- Lo siguiente es ponerme de puntillas.

-Pues haberte puesto tacones- Solucionó haciéndose el listo, como siempre.

- ¿Cuándo has visto tú a una prisionera en tacones?

-Tampoco he visto a ninguna con media teta fuera y aquí estás- Me recriminó haciendo que me pusiera furiosa.

Era un auténtico cerdo.

- ¡Oh, por favor! - Se quejó ahora la medio moribunda de Gina- ¡Comeros la boca de una vez y callaos!

El silenció se volvió a instaurar y caminamos un poco más con aquel peso muerto. Noté como la mirada atenta de Blake recorría mi expresión. Estaba confusa. Estaba intentando entender todos mis pensamientos, pero estos se contradecían los unos con los otros, era frustrante.

-¡Gina, os estaba buscando!- Gritó con preocupación Jason que apareció enfrente de nosotros de repente haciéndonos parar en seco- ¿Pero qué mierda has hecho?

-Mejorar el disfraz de Halloween, no te jode- Respondió sarcásticamente la susodicha.

-Tranquilita- Se puso a la defensiva mientras se acercaba a ella, y Gina se envolvía en sus hombros- Si queréis la llevo ya a su habitación.

Asentí levemente mientras me estiraba un poco la espalda por el dolor que me había causado llevarla a arrastras, aunque es verdad que la mayoría del peso lo había llevado Blake. Vi desaparecer a Jason con Gina en las escaleras que teníamos delante y miré nerviosa al suelo.

-¿Ibas a esnifar coca?- Inquirió Blake curioso.

Yo me giré noventa grados para mirarle, pese a saber que al hacerlo me iba a desestabilizar un poco.

-Ni de coña.

-¿Entonces por qué eres tan estúpida?

-Me lo dice el que lo estaba haciendo...- Una sonrisa pícara se formó en su rostro, como si en el fondo le gustara que le rebatiera todo lo que me decía- ¿Por qué lo haces?

-Es una fiesta- Se explicó poniéndome un ejemplo semejante al mío- Yo te podría preguntar lo mismo ¿por qué bebes?

-En primer lugar, no bebo- Admití- Y en segundo, ¿me estas queriendo decir que todo el mundo que se va de fiesta se mete?

-Te he visto toda la noche con un vaso en la mano, no me mientas.

Algo se removió en mí, tal vez el hecho de que me hubiera estado observando toda la noche o que beber tanta agua me había sentado mal.

-Era agua- Confesé demostrándole que en todo momento tenía yo razón- No me cambies de tema y respóndeme a la pregunta.

Él se acercó un poco más a mí eliminando todo espacio entre nosotros. Se me entrecortó ligeramente la respiración al notarlo tan cerca y aspiré su olor. Volvía a estar mezclado con alcohol, pero aún se podía apreciar su hipnotizante fragancia. Levanté la mirada hasta los topes y un brillo apareció en su mirada. Esta me acaricio al igual que su mano derecha que se apoyó en mi mejilla y la izquierda en la cintura.

-¿Seguro que quieres que te responda?

No, no quería que me respondiera. Quería que me besara.

PEPPERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora