Hope Hannigan
Mi melena castaña ondeaba como una bandera debido al viento que soplaba al salir del avión que me había traído de vuelta a Virginia, concretamente a Richmond, ciudad donde se localizaba el aeropuerto más cercano a Crosswood.
Aquellos cinco días que había pasado en Nueva Orleans habían sido toda una montaña rusa de emociones. Era imposible no estar ansiosa por volver a todo aquello, aunque una parte de mí quería que el avión tuviera algún retraso o cancelación inesperada que me obligara quedarme en Crosswood unos días más. Y es que me había quedado con muchas ganas de ver como se desenvolvía mi nueva y extraña amistad con Blake, el cual me había llevado hasta el aeropuerto en el último momento porque a Stephen le había surgido una reunión de marketing. Digamos que nuestra despedida en el aeropuerto fue intensa, no por lo que se dijo, si no por lo que nos callamos. Estaba completamente segura que no era la única de ambos que tenía una nube de sentimientos encapotando toda su cabeza, pero si él no iba a hacer nada al respecto y correr un tupido velo enmascarado como una amistad para no mostrar sus verdaderos sentimientos, yo tampoco. Al fin y al cabo tenía mejores cosas que hacer en aquellos momentos que pensar en un chico así, como pensar en un chico como Joshua.
Joshua fue el que me vino a buscar al aeropuerto de Nueva Orleans cuando el avión toco la pista. Me esperaba con una reluciente y genuina sonrisa mientras sujetaba un cartel en el que ponía Hopy. Porque así es como me habían llamado siempre mis padres y los suyos, porque siempre había sido la pequeña de la familia, y supongo que así me seguía viendo él. Obviamente a su lado me esperaban Hannah y Mike, su marido. Todos me envolvieron en un cálido abrazo, aunque toda mi atención se la llevó la fragancia masculina que envolvía al rubio guapísimo de ojos azules.
-¿Qué tal el vuelo, Hopy?- Preguntó este mientras me quitaba la maleta de las manos para llevarla él hasta el coche.
-No me gusta volar- Respondí tan simpática como de costumbre.
Los primeros días estuvimos charlando de forma relajada, dando largos paseos por la ciudad, y disfrutando de nuestra compañía mutua mientras les ponía al día de todas las novedades de mi vida. Les hable de Gina y de Jason, también de lo bien que se estaban portando Stephen y Margaret y de mi participación en el concurso de pavos.
-¿Un concurso de pavos?- Preguntó alucinada Hannah la segunda noche mientras nos reímos bajo la tenue luz de un poco de leña ardiendo a nuestros pies.
-Crosswood es un pueblo especial- Lo califiqué de la mejor manera que se me ocurrió- ¡Deberíais estar en alguna reunión de los domingos, es como ver una película en directo!
-¿Hay reuniones los domingos?- Inquirió curioso Joshua mientras abría un botellín de cerveza y se sentaba junto a mí en la hamaca que ocupaba.
No podía negar que Joshua se había empezado a tomar más libertades de las que normalmente se había tomado, y siempre que podía invadía mi espacio personal, aunque no podía quejarme de eso. Siempre se sentaba junto a mí en la mesa al comer, entraba a mi habitación cuando leía, y un par de noches se quedó a ver una película conmigo.
-¿Quieres que vaya a hacer más palomitas?- Preguntó este cuando se terminó las que había en un bol a nuestro lado.
Fue la última noche que me quedaba antes de volver a Crosswood y nos habíamos puesto a rememorar viejos recuerdos durante toda la cena de acción de gracias. Íbamos a ir a ver una película a mi habitación como las dos noches anteriores, pero me había cargado la televisión de mi habitación tocando algún botón que no debía. Por lo que la noche de películas había pasado a ser en la habitación de Joshua, pero la película había resultado ser de lo más aburrida.
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PEPPER
RomanceHope está sola. Hope no puede controlar ni su propia vida. Está rota, perdida e indefensa. Aunque nunca mostraría eso, así que finge estar bien y ser fuerte por ella porque nadie lo será sino. Por eso cuando la mandan a un pequeño y adinerado pueblo...