Capítulo 46

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La sensación de estar a punto de caer me despertó, pero ya era tarde, había caído al suelo. Gire mi cabeza aún un poco dormida y vi como Noha se acomodaba en el sillón, ocupando lo que en algún momento fue mi lugar.

Maldito... Pensé.

—La próxima vez vamos a tener que dormir en la cama —la voz ronca de Noha se escuchó entre la manta.

—¿La próxima vez? —hable ahora con los ojos entrecerrados, vi como levanto su cabeza e ignorando lo que había preguntado dijo:

—¿Qué vamos a desayunar?

—Pues... no lo se, tu ¿Qué quieres desayunar?

—Un café no me vendría mal —dijo, y la verdad no sabía que necesitaba uno hasta que lo dijo. Gracias a la pequeña excursión de anoche no pude dormir tanto y necesitaba un caliente y humeante café.

—Buena idea.

—Siempre tengo buenas ideas —dijo levantándose con una sonrisa burlona.

—Pues espero que tengas ganas de preparar el desayuno también —le dedique una sonrisa y volví a acostarme en el sillón mientras veía como me miraba desde la punta del sillón, antes de que dijera algo volví a hablar—. Porfis —pedí alargando las "i" mientras juntaba mis manos en forma de súplica y ponía cara de tristeza .

—No puedes hacerme esto —hizo una pausa—. Esa maldita cara de perrito mojado... —dijo mientras se encaminaba hacia la cocina— no vuelvas a hacerla.

—Gracias —grité victoriosa para que me oyera. Aproveché que Noha haría el desayuno para descansar un rato más, no me dormí pero estaba entre el sueño y la realidad, podía escuchar como Noha intentaba abrir algo y se quejaba por no poder. De pronto el olor a tostadas y café me despertó de ese limbo, me levante y aun con la manta a mi alrededor me acerqué a la cocina, ahí me encontré con Noha y dos tazas de café junto a un plato de tostadas y jugo, sonreí al ver como parecía que se había esmerado en preparar todo.

—Te has lucido hoy, querido chef —hice una reverencia intentando parecer de la realeza, usando la manta como capa.

—Muchas gracias, su alteza —dijo devolviéndome la reverencia, reímos y luego nos pusimos a degustar el desayuno. Entre risas y bromas terminamos de nuevo acostados en el sillón.

Nos pusimos a ver una película de comedia. Me perdí la mayor parte, porque, como ya la había visto, aproveche a complacer a mi curiosidad de saber que chistes hacían reír a Noha y cuáles no tanto, era divertido, conocer esa parte de las personas, su humor. Muchas de las veces en las que me enganche en la película y luego giraba a ver a Noha, él ya me estaba observando con una sonrisa. Quizá noto que también lo estaba mirando, o quizá ambos estábamos haciendo lo mismo.

Cuando nos cansamos de ver películas, nos pusimos hablar. Recordé lo de los eventos de mañana, la graduación y el maldito baile...

—¿Irás al baile? —quise saber.

—No lo sé... —hizo una pausa en la que miro a la nada y luego giró la cabeza hacia mí— ¿tú vas a ir?

—No lo sé... —dije y un silencio se posó entre nosotros, hasta que Noha dijo:

—¿Ya tienes pareja para asistir? —preguntó algo incómodo.

—No, de hecho no tenía planeado ir, ni siquiera sabía cuándo era. Me enteré por Emma, me pidió que vaya a darle apoyo —sonreí— ¿tú tienes pareja?

—No, es lo que pasa con los solteros del grupo —se rió—, nos quedamos sin pareja —me reí y luego de un rato Noha preguntó— ¿te parece si vamos...?

Mientras el crimen sucedeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora