Capítulo 43

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—Claro señor, nos vemos luego. Muchas gracias por la invitación, le aseguro que estoy en lo correcto —oía a Noha despedirse y me di cuenta que nunca debí hacer lo que me encontraba haciendo, estaba mal.

Noha se apareció por la puerta y me miró fijo, nos quedamos así, en silencio, sin saber que decir, hasta que la única neurona que sobrevivió después de la aparente desconexión mental que tuvimos en el sillón, pudo formular una pregunta.

—¿Te parece si vamos por algo para comer? —intente cambiar de tema, a lo que él asintió. Tomamos nuestras cosas y salimos, fuimos caminando, la noche estaba muy linda, y en el camino nuestra conversación parecía normal, como si lo de antes no hubiera pasado.

—¿Cómo puedes comer eso? Es asqueroso —dijo mientras entrabamos al supermercado.

—¿Como a ti no te gusta? —retruque.

—Pues, por que es asqueroso, ¿arroz y leche en la misma comida? ¿Qué sigue? ¿pizza con piña?

—Ay no, eso si que no me gusta, pero deberías probar el arroz con leche que hago yo —dije asintiendo mientras Noha tomaba un carrito.

—Bien, lo probaré, pero no te prometo que me guste —hablo caminando junto a mí.

—Te gustará, ya lo veras —dije y luego me adelante—. Tu ve por la comida para ahora y yo buscaré los ingredientes para el postre —le guiñe un ojo y antes de que pudiera negarse o si quiera acompañarme salí casi corriendo.

Cuando llegue a la sección que buscaba comencé a ver precios, ¿debería seguir sorprendiéndome el hecho de que el costo de todas las cosas en este país parece ir siempre en aumento, aun después de casi toda mi vida viviendo aquí? pues si, lo hace.

Tome un paquete de azúcar y seguí moviéndome sin despegar mis ojos de los estantes, hasta que levante la vista y lo vi. La sección en la que me encuentro da directamente a la entrada/salida del supermercado, cerca hay un lugar donde dejas los canastos que tomas al entrar para no llevar todo en la mano. Y allí estaba él, mire con más atención para confirmar mi teoría, no había dudas: era Alex. Alex Monroe, la persona a que esperaba ver en el baile para interrogar, pero aquí está, a unos pasos de distancia. No podía esperar para preguntarle sobre Paipper, así que me comencé a acercar a él, aun no me había visto, y para mi suerte se estaba yendo. apure mi paso, intentando que el guardia de seguridad no creyera que estaba robándole algo, al pasar por su lado le sonreí y él me devolvió el gesto.

Salir afuera y mire a ambos lados de la calle, a la izquierda estaba Alex, lo sabía porque era el único chico de buzo rojo en la calle.

—¡Alex! —grite, pero no me escucho.

Mierda.

Continúe siguiéndolo hasta que dobló en una esquina, caminaba tan rápido que no lograba alcanzarlo. cuando llegue a esa esquina me detuve y observé. Una única luz tenue alumbrara el sombrío lugar, no había gente allí, solo Alex, que estaba casi al final de la cuadra, y otro tipo. Parecían discutir, ¿sobre que?, Intenté usar mis poderes auditivos pero no logré escuchar nada. Aún no sabía manejar esto. Aun me era extraño para ser sincera. Me dedique solo a admirar la escena, no me acercaría allí, conocía a Alex pero aquel tipo no tenía buena pinta, en especial ahora que parecía querer golpear a Alex, entonces este último parece decir algo que calmó al otro. Sacó algo de su bolsillo, no logre ver que era, lo tenía oculto en el puño de su mano hasta entregárselo a Alex, quien puso aquella cosa en su bolsillo con la misma discreción que aquel chico utilizó para sacarla. Antes de irse señaló a Alex con el dedo índice, parecía advertirle algo, Alex levantó las manos hasta los hombros y le dijo algo, no puedo leer sus labios, pero veo que se mueven.

Cuando el tipo se va, Alex no tarda mucho en hacer lo mismo. Me quede congelada en el mismo lugar hasta que reaccione. Corrí por aquella calle intentando alcanzarlo, pero él ya se estaba subiendo a un coche.

—¡Alex! ¡Espera! —grite en vano—. Carajo —maldije en voz alta y volví al sitio donde ambos habían tenido la charla. Me pareció la típica escena donde trafican droga, ¿Alex lo hacía?

Mis ojos cayeron en un único papel blanco en el suelo. Lo recogí. Era un sobre, más bien una invitación, lo abrí y en la carta pude leer:

"Estimado Alex Monroe, este es un último recordatorio para decirle que nos complace invitarlo a la noche de apuestas y presentación de nuevo personal. Habrá bebida gratis incluida para amigos y conocidos.

Hoy, a partir de las 21:00 hs.

¡Lo esperamos!

Atentamente: Luceros de la noche "

Lo último que leí fueron los datos del lugar, es decir, la dirección. Entonces... Puedo encontrar a Alex allí esta noche, bueno, suponiendo que la suerte estará de mi lado. Luceros de la noche... jamás oí sobre aquel lugar, al menos no que yo recuerde.

—¡Lía! —oí el grito de Noha llamándome. Me tomó por sorpresa y di un pequeño salto. Me gire y lo vi correr hacia mi. Guarde la carta en el bolsillo de mi pantalón.

—Casi me matas del susto —dije cuando llegó a mi lado.

—No, tú casi me matas a mi. No puedes irte así de la nada y no avisarme. Me matas del susto con esas cosas. Entiende que podría pasarte algo y en ese momento en que no te encuentro no sé si ya te han secuestrado, torturado o si simplemente saliste por tu cuenta —suspiro—. ¿Qué pasó? —mi mente volvió a caer en la realidad de mi vida y el peligro de esta.

—Lo siento. Estaba hablando con Emma por teléfono y dentro estaba sonando esa horrenda música ambiental, no podía escucharme bien. Tuve que salir —mentí. Tome su mano y le di un apretón—. Perdón, se me pasó por completo avisarte. No quería preocuparte.

—Está bien. Solo... no vuelvas a hacerlo, avísame antes —pidió y luego de una pausa dijo—. Me encantaría no tener que pedirte estas cosas y que seas libre de ir a donde se te dé la gana, sin tener que preocuparte por el peligro que corre tu vida —miro el suelo un poco frustrado.

—No es algo que tú puedas controlar —intente animarlo—. Haces lo que puedes, e incluso más —confesé—. Además, tiene sus beneficios —dije bromeando. Una sonrisa nació en el rostro de ambos. Con una de sus manos tomó mi rostro y me acerco a él para besarme. Un beso corto, pero apasionado.

—Estás algo loca —se rió y le di un suave golpe en el pecho.

—¡Oye! —Reproche y se río.

—Vamos. Volvamos dentro y terminemos la maldita compra de una buena vez. —comenzamos a caminar de nuevo hacia la tienda. De repente tomó mi mano, entrelazándola a la suya—. Pero esta vez no te me escapas —me reí.

Cuando entramos a casa, ya con todas las bolsas de la comida, Noha se puso a pelar unas verduras mientras yo preparaba el "arroz con leche".

—No me puedes hacer probar eso —dijo con cara de asco al ver que le metía cáscaras de naranja a la preparación.

—Claro que puedo, y lo haré —le guiñe un ojo.

—Parece un menjunje raro de bruja, como cuando le echan todo lo raro que encuentran para hacer un hechizo —hablo mirando la olla, largué una carcajada.

—¿Cómo puedes decir eso? —dije entre risas— Si solo tiene arroz, leche, azúcar y naranja.

—Pues, así se ve.

Después de una larga conversación tratando de convencer a Noha de que no estaba preparando ningún hechizo raro o que lo fuera a matar, nos sentamos a comer la cena que él había preparado, que, a decir verdad, estaba delicioso. Cuando terminamos de comer y de limpiar ambos nos acostamos en el sillón a ver una película, obviamente no vimos la película, antes de que empezara Noha ya se había dormido y ahora se encontraba abrazando la almohada mientras babeaba. Yo decidí levantarme y dejar lo que quedaba del sillón para que pudiera dormir bien y me encamine hacia mi cuarto luego de apagar la tele

Mientras el crimen sucedeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora