02x06 "So Happy I Could Die"

29 7 5
                                    

How to Save a Life - 02x06

"So Happy I Could Die"


Corren de inmediato al escuchar los gritos de la chica, el momento de parir le había llegado. Las enfermeras de obstetricia van tras ellos, con todo el material que necesitarían durante el parto.

El interno se coloca la bata estéril color turquesa y lleva los guantes de látex a sus manos, los protege bien y se prepara para traer al mundo a ese bebé.

—¿Estás embarazada? —el chico piensa que es un buen momento para hablar sobre eso, sin importar de los gritos de la adolescente sobre la cama.

—¡No hables de esto aquí Andy! —responde furiosa y se coloca junto al interno, los dos ayudarían al niño a nacer.

—¿Y es de Hughes? —replica todavía consternado.

—¡Que se calle doctor! —exclaman las amigas de Mebonet— Concéntrese en hacer que ese bebé salga sano y salvo.

Ella respira agitada y soltando quejidos fuertes, causando que la madre y el padre tomaran de la mano de su hija, y la apretaran con fuerza, de alguna forma ayudando a quitarle el dolor.

—Está bien Mebonet, ¡Puje! —pide Haliah sin quitar su mirada de la vagina dilatada.

Mebonet lo hace, soltando un fuerte grito que aturde los oídos de los dos internos, pero a pesar de todo, pueden ver como poco a poco va saliendo el bebé.

—No puede ser, ese apuesto doctor está viendo mi vagina. —se queja entre lágrimas la que está pariendo a la criatura.

Roger y Stevenson estaban en camino a la habitación de la paciente a la que atenderían ese día, Eviolet estaba algo entusiasmada, esperaba con ansias volver a estar dentro de un quirófano, aunque la cardiología no fuera lo suyo.

—Entonces, la paciente es Antonella Torres, tiene 87 años. Tiene insuficiencia cardiaca de alto grado, se le practicaron varias cirugías y tratamientos para tratar su padecimiento, pero nada se pudo hacer. —le explica a la interna.

—Necesita un trasplante de urgencia. —responde la de los ojos mas claros.

—Así es, y para su suerte, le tenemos un corazón sano, totalmente para ella. —informa risueña y colocándose junto a la puerta del cuarto de esta— Pero tal parece que eso no te importa, porque no te veo entusiasmada Stevenson. ¿Qué es lo que pasa? Todos quieren participar en un trasplante a corazón abierto.

—Lo lamento doctora. —suspira— Estoy muy agradecida y emocionada de participar en esta cirugía.

—Así me gusta. No me tientes Stevenson, no me agradan las soberbias. —añade esta vez dejando a un lado su optimismo y sentido del humor.

Empuja la puerta de madera, la que es muy ligera, y entra al cuarto de la mujer anciana, que la estaba esperando en una camilla, recostada, con una mascarilla de oxígeno en su rostro, la que ayuda a sus pulmones a respirar por su problema que cada vez más la está acabando.

Se encontraba sola, sus hijos estaban trabajando, y su esposo había sido el primero en irse.

—¡Antonella! —saluda sonriente— ¿Cómo ha estado?

—Doctora Roger. —responde vaga de entusiasmo— Yo he estado igual que siempre, postrada en cama y de hospital en hospital. Espero que usted la pase mejor que yo.

—Pues, ni tanto. —añade risueña— Pero le tengo una buena noticia, tenemos un corazón listo para ponérselo. Una vez tenga trasplantado este corazón, se sentirá tan bien como una lombriz. —se sienta en filo de la cama junto a ella— Se acabó la ida y vuelta de hospitales Antonella.

Cómo Salvar Una VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora