61. La isla - Larry Stylinson Terminada

Cuatro

Esa mañana de lunes, Louis llegó al Instituto realmente triste pues el haber escuchado de la boca de Stan, que nunca se fijaría en él, porque no era su tipo, lo había descolocado.

A pesar de que sabía que este tenía pareja y que además era hermano de su mejor amigo, el castaño no había podido evitar enamorarse del mellizo.

Él creía no serle indiferente pues con las miradas, los roces y el trato diario, Saint se había hecho la ilusión de que lo amaba en secreto y acabaría dejando a su novio.

No era su manera más soñada de conseguir el amor pero tras leerse tantas novelas de amor en su vida, este estaba hecho a soñar e idealizarse en mil situaciones, donde conocería a su caballero andante y lo llevaría en volandas a su felicidad mutua.

Darse de bruces con la realidad, le había dolido mucho y por eso se había pasado todo el fin se semana llorando y encerrado en su habitación, sin querer ver a nadie, ni tampoco coger las llamadas de su mejor amigo.

...—Hey Tommo, amigo, ¿Estás bien?, ¿Por qué no me hablaste?—dijo Liam acercándose al pupitre de este.

—Hola.

—Oye estuve esperándote para venir juntos como siempre pero no apareciste.

El castaño resopló.

—Si emm...he venido con mi madre en coche.

—Ah ok, podías habérmelo dicho.

El ojiazul lo miró con molestia.

—Y tú podrías haberme dicho que tu hermano jamás se fijaría en mi y así, yo no estaría haciendo el ridículo todo este tiempo, ¿Que?, ¿Ha sido divertido?.

El ojimiel negó.

—Oye, no es mi culpa, yo te lo advertí, además eso no es así, es solo que Stan...bueno está confuso y no sabe que hacer.

El castaño lo miró fijamente.

—¿Qué estás diciendo?, ¿Cómo que confuso?, ¿Por qué?

Liam miró hacía todos lados y luego le susurró.

—Ha cortado con Paul.

—¿Qué?, ¿Por qué?

El ojimiel le tapó la boca.

—Se supone que no debería decirte y si lo sabe seguro me matará.

El castaño lo miró aún más confuso.

—¿Qué no deberías decirme?—susurró también.

Liam suspiró con pesar.

—Primero prometeme que seremos amigos pase lo que pase.

Louis asintió.

—Siempre lo seremos, tranquilo.

Este entonces lo miró y sonrió marcando sus hermosos hoyuelos.

—A mi hermano si le gustas y se muere por pedirte de salir pero está miedoso de que tú no quieras ni mirarle.

El castaño sonrió y chasqueó la lengua con incredulidad.

—Anda no digas tonterías...tu hermano dijo claramente que yo no le gustaba y que jamás se fijaría en mí.

Liam asintió con fervor.

—Que sí, que te digo que es verdad, él me lo dijo... he intentado decírtelo en este fin de semana pero no me has cogido el teléfono... él se ha pasado todo el tiempo encerrado en su habitación y el domingo por la tarde, salió y cuando llegó, venía bastante molesto, entonces le pregunté y me dijo que había terminado con Paul.

El ojiazul hizo un puchero.

—Sí pero eso no quiere decir que yo le guste ni que me vaya a pedir de salir a mí... simplemente puede que solo quiera estar solo o que tenga pensado salir con otro que le guste y te lo hayas imaginado todo.

El ojimiel resopló con resignación.

—De verdad sois los dos tal para cual le dais mil vueltas a una cosa muy sencilla... si os gustáis tenéis que estar juntos...reconozco que yo al principio estaba reacio porque creí que serías como Fran y me dejarías de lado pero no creo que lo hagas, porque tú eres diferente, además yo veo que a mi hermano le gustas de verdad y a ti también te gusta... creo que estáis hechos el uno para el otro y deberíais de dejaros de rodeos...oye ¿ Y por qué no se lo pides tú a él?

El ojiazul rió nervioso.

—¿Que?, ¿Acaso estás loco?, yo nunca he salido con nadie, ni siquiera me había gustado nadie antes, ¿cómo pretendes que yo ahora le diga a tu hermano que me gusta y que quiero salir con él?...uff, me moriría de la vergüenza... no... no... no, si quieres decirme algo que venga él.

Liam iba a hablar de nuevo pero entonces vio entrar a Stan y detrás al maestro, así que regresar a su sitio.

Louis y el mellizo deportista se miraron paro ninguno hizo ningún tipo de seña, lo cierto es que ambos estaban confusos, dudosos y tremendamente asustados de la reacción del otro.

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