Un repentino accidente de avión, pondrá en suspenso la vida de dos chicos, Harry y Louis, los cuales apenas se conocían de vista. Ambos tienen pareja pero esa traumática situación les hará replantearse muchas cosas, dándoles la oportunidad de conoce...
Los años pasaron casi sin darse cuenta y en un abrir y cerrar de ojos, ya fue tiempo de entrar en la Universidad, por lo que Louis, Stan y Liam, se sintieron tan emocionados como intranquilos.
El castaño y su inseparable amigo se decantaron finalmente por la carrera de Telecomucaciones, mientras que el mellizo deportista eligió como no, ingresar en la Facultad de Deportes.
La madre del castaño estuvo cada vez más ocupada y apenas paraba en casa, así que le dio la oportunidad a su hijo de vivir en una habitación cerca del campus y este aceptó.
En las primeras noches, este estuvo un poco extraño pero pronto se acostumbró e incluso agradeció esa independencia pues así podía estar con su novio sin ningún tipo de impedimento.
Sin embargo, los mellizos Payne tenían que ir y venir desde su casa en sus vehículos pues sus padres no podían permitirse pagarle un alquiler.
Stan seguía teniendo su preciada motocicleta, mientras que Liam tuvo que disponer de un coche de segunda mano para poder regresar a casa después de sus clases, ya que su hermano solía quedarse algunas tardes en los entrenamientos y algunas noches a dormir con Louis.
En esos cuatro años que pasaron, la pareja se había hecho inseparable, ya que desde el día en el que se habían hecho novios, se quisieron con locura y su amor había crecido con ellos.
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En el edificio del campus, donde estaba la habitación del ojiazul, había muchos chicos de las distintas facultades.
La suya era de las individuales y más lujosas, por eso algunos lo tacharon de niño rico desde un principio pues la envidia los corroía.
Además de ser de una familia adinerada, el ser el novio de Stan, el cual al igual que en el Instituto, seguía levantando pasiones allá por donde iba, no le hacia ser muy bien admitido por los oportunistas.
Sin embargo, en la Universidad había otros que traían suspirando por los rincones a las féminas y demás chicos gays de la Universidad, ese era el caso de Harry Styles, quién también estudiaba en la Facultad de Deportes y era capitán de equipo de baloncesto.
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El guapo chico de increíbles ojos verdes, numerosos tatuajes y hermosa sonrisa, era procedente de California y este se pasaba los días soportando miradas, suspiros y desvaríos de locas y locos admiradores que no dudaban en declararle su amor de mil formas distintas.
Lo cierto era que la vida del capitán del equipo de baloncesto de la Universidad no era fácil, ya que este debía mantener una imagen y eso no era nada fácil y muchas veces una carga muy pesada.
Harry vivía con su padre y este era muy estricto y nada tolerante con nada que no fuese sus creencias, por lo que este nada sabía de lo que a su hijo en realidad le atraía.
Desde que tenía once años, el chico había notado que era diferente y es que no solo las niñas de su colegio le parecían lindas, sino que los niños también.
Con el tiempo este supo que eso tenía un nombre, por lo que era gay de corazón pero debido a que su padre no toleraba eso, recibió muchos castigos, terapias y había vivido en distintas partes del mundo.
Con el tiempo, aprendió a esconder su verdadera esencia y tan solo mostrar lo que su progenitor quería ver, por lo que este comenzó a salir con chicas, aunque las cambiada muy a menudo pues no soportaba el tener que fingir que las amaba.
Al llegar a la Universidad, todo había empeorado pues ya tenía dieciocho años, sus hormonas estaban al rojo vivo y el lugar estaba repleto de tentaciones.
El baloncesto lo ayudaba a liberar tensiones y a acallar sus demonios pues aunque el compartir vestuarios y duchas con sus compañeros de equipo, le había supuesto más de una situación embarazosa, lo cierto era que esa era la única forma, en la que su padre aceptaba que estuviese con hombres.
Desde que había comenzado el curso en la Universidad, este estaba muy unido a Zayn, un chico de rasgos árabes, el cual no tenía ningún reparo en mostrar sus preferencias.
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Este salía con chicos y era muy popular también y eso en cierto modo al ojiverde le daba envidia pero también lo admiraba pues a él le gustaría tener esa libertad, de la que por sus circunstancias no disponía.
