Cinco

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Louis estaba leyendo bajo el árbol, en la hora del descanso, de repente unos pies se pararon delante suya, entonces levantó su vista y se encontró con el mellizo deportista.

—¿Dónde está mi hermano?

—Oh... él ha ido al lavabo, supongo que debe estar al caer.

Stan asintió conforme.

—Emm..tú e-estás molesto conmigo por lo que dije ¿no es cierto?—preguntó dudoso.

El castaño sonrió internamente.

—No, ¿por qué?, ¿debería?

El moreno suspiró con pesar.

—Bueno, es que Paul estaba alterado y no quería que la tomase contigo.

El ojiazul negó.

—No te preocupes, lo sé.

El mellizo deportista lo miró confuso.

—¿Cómo que lo sabes?, Acaso mi herman...

—Emm, no..no—interrumpió rápidamente el castaño—… qui-quise decir que lo intuía, bueno él es tu novio y no querías perderle.

Este resopló con pesar.

—No, él y yo ya no estamos juntos.

Al escuchar eso, el interior del castaño se revolucionó, sintiendo que su corazón explicaría y le faltaba el aire, por lo que se desmayaría en cualquier momento.

—Oh lo si-siento—Alcanzó a balbucear.

—Bueno, emm...yo me preguntaba si tú...emm, tú...

—¿Si?—pregunto el castaño impaciente ante la pregunta más esperada de su vida.

El mellizo estaba nervioso y miedoso también, lo cierto que aunque tenía fama de conquistador, en realidad no lo era pues con todos los que había salido, se le habían declarado antes.

—Bueno, es que...es que me preguntaba si tú...tú...

—¿Si?—preguntó el castaño sonriendo ampliamente mientras se levantaba para responder a la esperada pregunta y echarse a los brazos de este.

—¿Tú...¿Tú...emm...¿Tú podrías decirle a mi hermano que lo estoy buscando?—dijo finalmente este, haciendo que la sonrisa de Louis decayese.

—Oh s-si emm, cla-claro...¿cómo no?.

Stan asintió y finalmente se alejó de allí maldiciendose por su cobardía pero lo cierto es que había visto la emoción en los ojos del castaño y se había asustado pues creía no ser merecedor de toda esa emoción que este sentía pues sabía que tarde o temprano lo haría sufrir como había hecho con su ex novio, con Fran y unos cuantos antes de ellos.

El castaño se quedó muy apenado pues se había hecho muchas ilusiones para nada y eso que se había prometido a sí mismo no hacerlo pero le había sido inevitable.

Tras irse el mellizo deportista, el otro llegó, encontrándose a su amigo con lágrimas en los ojos.

—Hey oye, ¿En serio ese libro es tan triste?

—Oh, emm...no...si...bueno, si un po-poco—Balbuceó el ojiazul limpiándose sus húmedas mejillas.

—Oye pues tienes que dejarmel..

—Tu hermano quiere hablar contigo.

Liam lo miró extrañado.

—¿Mi hermano?, pero si el me ha visto y no me ha dicho nad...

Este se detuvo.

—¿Qué ha pasado?, ¿Qué te ha dicho?

El castaño negó.

—No, nada, solo eso, que quería hablarte.

Liam chasqueó la lengua con fastidio.

—Si mi hermano  quisiese hablarme me mandaría un mensaje al móvil o me lo diría al verme y no ha sido así...vamos habla, ¿Qué paso?

Louis suspiró con pesar

—Que soy un idiota eso pasa...me ilusioné para nada.

—¿Qué te dijo?

El castaño iba a contestar con la verdad pero entonces sonó el timbre para regresar a las clases.

—No nada, solo pensaba en mi padre—Mintió.

El resto de la mañana fluyó extraña pues Liam sabía que entre su hermano y su amigo algo había pasado pues ambos estaban cabizbajos y evitaban mirarse.

Al terminarse las clases y regresar a casa, este quiso alcanzar al ojiazul pero este echó a correr sin esperarle como cada día, entonces fue hacía su mellizo quién estaba subiendo a su moto.

—¿Puedo ir contigo hoy?—preguntó este lleno de tristeza.

—¿Acaso no acompañarás a Louis hoy?.

—Él ya se fue.

Stan lo miró extrañado.

—¿Cómo que ya se fue?

—Se ha ido corriendo, lo he llamado pero no me ha contestado...creo que ya no quiere ser mi amigo.

El mayor chasqueó la lengua quitando importancia.

—Tendría algo que hacer, tranquilo.

Entonces el más bajo lo miró molesto.

—¡No!, ¡está así por algo que tú le dijiste en el descanso!—le gritó.

El mellizo deportista entonces resopló furioso.

—¡Yo no le dije nada!, ¿ok?, ¿Por qué siempre me tienes que echar la culpa!

Liam ya no lo soportó más.

—¡Se lo dije vale!, ¡Le dije que te gustaba y que le pediría para salir!

Stan se subió a la moto y lo miró molesto.

—¡Te dije que no le dijeses nada!, ¡te lo hice prometer!

El ojimiel suspiró.

—Si lo sé pero me dio pena y adem...

—Vete a casa Li, yo tengo que ir a otro lugar antes del entrenamiento—dijo este encendiendo la moto y poniéndose el casco.

—Per...

—¡Vete a casa, Liam!

......

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61. La isla - Larry Stylinson TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora