El misterio de Nihara ❪KatsuDeku❫

VII

Las habitaciones para las cuidadoras del castillo se encontraban en una zona a parte del de los demás caballeros, en un ala única ya que eran demasiadas. Algunas salían fuera a usar sus poderes mágicos en el pueblo o iban de viaje fuera de Ninrah por cuestiones de investigación o personales. Muchas de ellas de razas especiales, algo que los reyes Bakugo por generaciones habían reconocido y por ello tenían un apartado en su castillo.

Al menos eso era lo que le contaba Uraraka una vez llegaron a su habitación-casa dentro del castillo. Era parecido a un apartamento rústico, no era un simple cuarto como hotel. Izuku aceptó la ayuda en cuanto le fue ofrecida sin pensar en que estuviese metiéndose en problemas con ello, de esto era consciente la chica.

— Entonces, ¿Tu nombre es Izuku? — sonrió al verle asentir aún mientras masticaba pan y llenaba su rostro de migajas — ¿De dónde vienes? Es la primera vez que veo tanta belleza, pero sin orejas puntiagudas. Por un momento creí que serías un elfo o Shirān, pero no veo orejas, collares o plantas — el rostro en confusión del chico le hizo pensar en la posibilidad de pérdida de memoria. ¿Podría ser que de camino a Ninrah sufrió algún accidente? Pobrecillo

No quiso seguir cuestionándolo, ya era algo tarde y aún tenía pendientes en el castillo por lo que le indicó en dónde podría dormir en caso de querer hacerlo, le mostró su almacén de agua y comida e incluso le dio advertencias de productos mágicos probablemente peligrosos para él en su habitación que debía evitar.

Elfo o no, el niño era precioso. Una idea alocada surcó su cabeza haciéndole sonreír nerviosa ganándose la duda del peliverde a quien le hizo restar importancia. Él procedió a tratar de dormir mientras ella salió de su "apartamento" con intenciones de buscar a la cuidadora más cercana al rey que pudiese aconsejarla y ayudarla con su hallazgo. Yaoyorozu Momo.

Mientras tanto en otra habitación del castillo, cierto rubio se removía inquieto en su cama sintiéndose intranquilo completamente. ¿Por qué? No estaba seguro, desde esa mañana sintió un revuelco en su pecho e impaciencia como si estuviese esperando algo.... o alguien.

Sus instintos lo mantenían alerta mandando señales que no comprendía, ¿Qué pasaba? ¿Aquello era bueno o malo? Gruñó en frustración por no poder descansar apropiadamente, gritó el nombre de su cuidadora haciéndola aparecer casi al instante.

— ¿Sucede algo mi señor? — estaba tratando de no reírse con la apariencia de su rey, envuelto en sábanas, con su cabello y poca ropa más alborotada que de costumbre y sólo una parte de su rostro viéndose a través de todo eso denotando su mirada furiosa. Por un instante creyó encontrarse de nuevo con la versión infantil del rey, solía hacer rabietas como esas.

— ¡No puedo dormir, maldita sea! — quería explotar todo el sitio por rabia, pero sabía que eso sólo lo dejaría sin habitación. Podía trasladarse a otra que estuviese desocupada, pero su olor ya se encontraba en esa, se sentiría aún más incómodo — trae algo que pueda hacerme dormir, un suero, pócima ¡Qué mierda voy a saber!

— Enseguida — de camino al cuarto de pócimas logró divisar a una castaña que corría con prisas y una enorme sonrisa hacia ella — Vaya suerte, necesito que me ayudes con una pócima somnífera para el rey, le es complicado conciliar el sueño esta noche

— ¡Claro! Por cierto, venía a comentarte algo — más que una pócima, sabía de un hechizo con efectos similares así que caminó junto a la mayor de vuelta al cuarto de Bakugo — verás... esta mañana estuve fuera... investigando, ¡Sí, eso!. Estaba buscando cosas para mis investigaciones y me encontré con un pequeño detrás de la muralla del lado Este — después la cuestionaría por la mentira de la investigación.