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Faltaba muy poco para llegar al sitio en donde pasarían el resto del día, pero aún así sentía eterno el viaje. Su cuerpo ya estaba comenzando a sufrir los cambios de la unión, de él comenzaba a emanar un calor parecido a la expulsión de magia que se genera tras sentir ira, pero algo distinta. No era pesada ni tampoco parecía ser detectada por Kirishima quien prácticamente era quien más cerca se encontraba de él.

Volteaba de vez en cuando a observar al peliverde quien iba un poco detrás de ellos con Tae, se mantenía observando sus alrededores, pero no se le veía incómodo. Probablemente por ser de otra dimensión, los cambios en él comenzarían a hacer efecto con algo de tardanza.

Aún así pensaba acelerarlo. Dejó fluir ese calor inundando gran parte de su alrededor, sabía que tarde o temprano Izuku lo sentiría, y realmente fue así, pero por su olor. El pequeño comenzó a sentir un aroma adictivo que no podía describir, era sabroso de sólo sentirlo con el olfato, ¿Acaso era alguna planta desconocida por ese rumbo? 

Observó en varias direcciones buscando la fuente de aquel delicioso olor, no le provocaba hambre sino más bien calor, un leve pero perceptible calor que estaba comenzando a inundar todo su cuerpo a pesar de que se encontraba rodeado del viento de las alturas. Tae notó en él una extraña conducta y, olvidando que él no podría entender su idioma, le habló.

¿Todo bien? — Izuku seguía olfateando lo mejor que su naturaleza le permitía, ignoraba que no fuese una conducta normal, si su madre o alguna otra persona lo viese diría perfectamente que parecía actuar como un animal descubriendo el aroma de algún aperitivo cercano.

— Sí, es sólo... el aroma — contestó sin darle mucha importancia en un principio, pero fue cuando ambos cayeron en cuenta de que habían logrado comunicarse que Izuku abrió grande sus ojos y volteó a ver a Tae mientras que éste igualmente le veía asombrado — ¿Acaso tú...?

¿Puedes entenderme? — Izuku asintió algo distraído pues seguía sintiendo aquel aroma — Oh, vaya. Espera, tiene sentido. Sólo los Bakugo pueden entendernos y tú, en teoría, ya debes de haber cambiado a ser uno por la unión — resuelto aquello, el pequeño se volvió a acomodar para quedar sentado con las piernas en forma de mariposa mientras daba un fuerte suspiro que le permitió sentir aún mejor el aroma, algo que actuó en él casi como un afrodisiaco pues casi tan rápido como había llegado a sentir el olor, su cuerpo aumentó de calor casi asfixiándolo.

Prefirió acostarse y así lo hizo, de lado para sentirse mejor, para luego hacerse bolita. Sentía cómo algo caliente recorría su cuerpo y le provocaba escalofríos con cualquier roce que se provocaba con el dragón o su propia ropa, su piel se había vuelto sensible, sus ojos se habían dilatado, un enorme sonrojo cubría su cara mientras se mantenía emitiendo suaves quejidos por las sensaciones que estaba teniendo. 

Todo eso dejándolo fuera de sí, estaba consciente y al mismo tiempo no. No pensaba en nada más que no fuese buscar alguna forma de seguir rozándose con cualquier cosa.

Tae pudo sentirlo y por un momento se preocupó al punto de detener su vuelo para cerciorarse de que todo estaba bien, pero esa acción fue notada por Kirishima quien le pidió avanzar con más prisa. Él sabía lo que le pasaba al peliverde y estaba seguro de que Katsuki también estaba pasando por algo así, pero éste se mantenía sereno. O al menos eso aparentaba.

Por dentro estaba que se lo llevaba la mismísima mierda. El calor le estaba fastidiando y las ganas de morder algo también. En cuanto pudo ver el lugar de destino se levantó del lomo de Kirishima para caminar un poco encima de él sin importarle si aquello fuese o no peligroso, tampoco es como si fuese la primera vez que lo hacía, lo único que causaba en Kirishima eran cosquillas.

El misterio de Nihara ❪KatsuDeku❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora