XXIII

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Los resultados de los análisis estaban listos, las cuidadoras se encontraban paradas alrededor de la mesa del comedor del gran salón en donde se encontraban sentados los reyes, la madre del peliverde y Toga, todos con su propia manera de verse ansiosos por las noticias.

Inko movía su pierna de vez en cuando mientras le lanzaba miradas a Izuku quien de vez en cuando se reía ya que su madre buscaba la forma de hacerle reír a propósito. No parecían necesitar palabras para comprenderse y eso le parecía mágico para Bakugo quien trataba de distraerse viendo las reacciones de ambos, era el más impaciente entre los cuatro.

Mientras tanto Toga observaba el actuar de un animal de humo que creó con su magia, éste saltaba sobre la mesa o rodaba al tropezarse en su mini carrera de una esquina a otra tratando de atrapar una pelusa que había visto pasar volando por ahí. La chica le veía con una mirada desinteresada, pero realmente el pequeño le había robado completamente su atención.

Uraraka quien se encontraba entre las cuidadoras se mordía el labio sintiéndose incómoda por el silencio y desesperada por las noticias. Solía ver de reojo a su derecha en donde Mina se encontraba observándola y sonriéndole, verla le hacía recordar el terrorífico momento que tuvieron con la rubia. A todo esto, si Izuku era ahora es el rey y Toga era su hermana eso la hacía...

— ¿Una princesa? — susurró tras pensarlo un rato, pero al parecer no demasiado bajo pues varias cuidadoras voltearon a verla disimuladamente, pero a quien le importó poco y volteó a verla algo confundido e interesado fue Bakugo.

— ¿De qué mierda susurras, cara redonda? — incluso olvidó que su suegra se encontraba ahí, Izuku carraspeó un poco para aclarar su garganta, pero también para hacerle bajar a la tierra al otro quien lo hizo enseguida. Gruñó muy bajo, pero le pidió perdón a la mujer con la mirada, ella sonrió. La castaña en cambio sonrió igualmente, pero nerviosa sabiendo que había metido la pata.

Iba a contestar, pero las puertas del salón se abrió atrayendo la atención de todos en un instante. El pequeño animal de humo desapareció por la interrupción de concentración abrupta en Toga quien vio el lugar en donde antes había estado el pequeño corriendo, hizo un puchero fastidiada por la muerte de su mascota temporal.

— Espero que la interrupción sean por los análisis y no alguna estupidez sobre si queremos beber o comer algo como las anteriores veces o les quemo el vestido — avisó Toga con voz de niña pequeña haciendo berrinche, la joven la observó seria antes de observar a todos los presentes y suspirar vagamente. Las cuidadoras la veían ahora algo preocupadas, todas compartieron un mal presentimiento.

— Mi señor — caminó hasta quedar más cerca de Bakugo y se arrodilló frente a él, Izuku vio entonces de reojo cómo todas las demás imitaban la acción quedando de rodillas y agachando sus cabezas — me disculpo por decirle esto, pero no hay crías en camino — Izuku soltó un muy bajo quejido, su madre le miró algo confundida.

Lo sabían, no importaba si su cuerpo haya cambiado y esté modificado por las influencias de ese mundo y la reciente unión. Seguía siendo un chico, en su mundo los chicos no se embarazaban. Aunque parecía que Bakugo mantenía las esperanzas. Las chicas quedaron en silencio con gestos en sus rostros de dolencia, era probablemente la primera vez que ocurría aquello.

Pero un soplido burlón les hizo levantar la mirada, ¡Su rey estaba sonriendo!

— Mierda, esto no me lo esperaba — se levantó de la silla y dejó fluir su maná haciéndose notar más — me siento retado, por un cachorro — hablaba bajo, pero no tanto, por el silencio de los demás podían escucharle. El fuego de su magia se concentró en sus manos las cuales en sus palmas se pronunciaba un tono anaranjado y un calor intenso, la joven frente a él se levantó y alejó de él.

El misterio de Nihara ❪KatsuDeku❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora