VI

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Los tres grandes continentes no se encontraban separados en grandes distancias por un gigante océano no sólo para verse bien desde el exterior sino por las diferencias entre ellos. Si algún continente se llegara a juntar con otro sería catastrófico para ambos.

Las cualidades de cada uno eran un completo misterio. Los tres compartían el mismo océano a su alrededor al igual que el cielo, la noche y el día; sin embargo pareciera que cada uno fuese un mundo distinto.

Desde el extenso cielo despejado de Harmony, Izuku podía observar lo hermoso de las tierras del continente. Verdes y llenas de vida con movimiento todo el tiempo por sus habitantes sintiendo el aire puro entrar y salir sin problemas de sus pulmones mientras sonríe gustoso de poder presenciar tal maravilla.

Por otro lado, el soberano de las tierras de Shov en Thoxa observaba los alrededores de su reino desde la ventana de la habitación más alta siendo el cielo lo que más podía detallar. Parecía que el sol jamás tocaba el suelo de sus tierras pues todo el tiempo el techo del continente se encontraba nublado con espesas nubes oscuras convirtiendo las tierras en un sitio lúgubre y tenebroso para quienes visitaban Thoxa, pero para los habitantes no era así.

La mayoría vivía ahí por la falta de sol. El cuerpo que la Madre Diosa les otorgó era fuerte, veloz y capaz de manipular distintas magias únicas de Thoxa y alguna de otras tierras sin sufrir daños en sus almacenes; el único problema era la poca resistencia a los rayos solares pues aunque quisieran viajar y conocer los otros continentes, morirían en cuanto el cielo se volviese despejado.

El rey era consciente de eso y de muchas otras cosas más que en Thoxa no se podía hacer, pero aún así el deseo de poder gobernar más que tierras oscuras y poco fértiles era más fuerte que el agradecimiento por seguir vivo.

Su odio por aquellos seres capaces de viajar a otros lados sin morir en el intento incrementaba cada vez que llegaba a él la noticia de que un forastero había entrado a sus tierras. ¿Habrían venido para burlarse de que él no podía salir de ese lugar?

Como una mala costumbre, comenzó a rascar su cuello en cuanto ideas negativas lo inundaron. En él varias cicatrices decoraban parte de su cuerpo producto de la intensa comezón imaginaria que lo atacaba en cuanto se sentía atascado, sin saber qué hacer para cumplir sus cometidos, sin un plan a su favor.

Y, en Phyn, las cosas eran completamente distintas. Sin tierras llenas de plantas verdes o cielos oscuros, sólo un mundo repleto de colores que no deberían de ser. Piedras azules, árboles amarillos, casas moradas; todo objeto parecía haber sido pintado a propósito con los colores incorrectos, pero en realidad eran mutaciones causantes del aire tóxico y radioactivo que contaminaba todo el continente.

Las aguas que rodeaban Phyn en dos kilómetros a la redonda parecía ser más una limonada de un sutil color verdoso en donde, en contra de cualquier criterio o leyes normales de la naturaleza, existía vida. Seres deformes para el resto del mundo, pero increíblemente hermosos para los que ahí habitan.

Entre más extraño y fuera de lo común sea la criatura, más atractivo y hermoso será para todos en Phyn. Un continente con demasiada libertad para sus habitantes a pesar de haber dos reinos distintos entre ellos. Una hermosa dama de la familia Nemuri quien gobierna Arrha y un tranquilo, pero encantador caballero de la familia Hakamata en el reino de Gornah.

Las únicas guerras en las que tal extraño continente había participado habían sido principalmente contra Thoxa y contadas veces contra Murba de Harmony, más allá de eso era visto como un lugar pacífico en lo que se respecta a batallas, de ahí era más bien un lugar peligroso para quienes no estuviesen acostumbrados a la toxicidad desde el aire, agua hasta los que ahí habitan.

El misterio de Nihara ❪KatsuDeku❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora