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Por la madrugada del día siguiente fuera del castillo algunos ya se encontraban preparando lo indispensable para iniciar una nueva jornada en sus tiendas o salir en busca de novedades. La necesidad de obtener dinero para poder vivir cómodamente no es muy necesario en Harmony siendo un país con tierras fértiles y abundantes en fauna comestible por lo que sus habitantes no necesitaban tener jornadas de trabajo extensos.

El dinero existía, pero aún la pobreza no alcanzaba a Harmony. Las tiendas en su mayoría se especializan en la compra y venta de accesorios mágicos, armaduras e ítems raros de conseguir teniendo como principales clientes a hechiceros y tropas de la realeza.

Aún así en más de una ocasión le habían vendido a personas que sólo necesitaban armarse para salir a explorar fuera de Ninrah por un tiempo.

Dentro del castillo las cosas también estaban en constante movimiento. Varias mujeres encargadas del cuidado del rey en nombre de la reina caminaban de un lado a otro dando órdenes a los demás trabajadores para tener listo todo al mismo tiempo que se encargaban ellas mismas de otros preparativos pues la ceremonia que uniría en matrimonio a su rey con el hechicero Midoriya estaba casi a la vuelta de la esquina.

Otras mujeres se mantenían cerca del rey siguiéndolo en caso de que necesitara algo. Había despertado dos horas antes de que el sol comenzara a llenar de luz sus tierras como normalmente sucedía, Katsuki caminaba por los pasillos del castillo con un rostro inexpresivo y un aura tranquila haciendo sentir a las cinco chicas que lo seguían una gran nostalgia.

Era como si de nuevo pudiesen ver a un Katsuki pequeño curiosear su hogar tratando de memorizar todo en su camino para no perderse. Sonrieron encantadas de ver ese lado suniso de nuevo, sabían que la ceremonia era lo que lo tenía así. Era un nuevo terreno, algo que podría cambiar su vida y la del joven peliverde.

— Yaoyorozu — la mencionada aún sonriente se acercó más haciéndole ver que lo escuchaba — saldré por la tarde, le dije a Deku que lo llevaría a ver el nido de los dragones — pasó una mano por su cabello en un intento de terminar de desenredarlo — te pido que hagas lo acostumbrado y a parte vigilar a cierta chica.

— Toga salió de su habitación poco después de que salió usted de la suya, mi señor

— No me refiero a ella sino a la que está a cargo de comunicar la noticia de la ceremonia — entró en el salón del castillo en donde algunas otras mujeres lo recorrían con prisa cargando manteles y otras cosas a varias habitaciones o pasillos — la loca puede andar en donde quiera dentro del castillo, es hermana de Deku — las chicas detrás de él se vieron sorprendidas entre ellas.

— Disculpe, pero específicamente ¿Qué debo vigilar en Hagakure? — Katsuki abrió una puerta que daba al patio dentro del castillo, un lugar verde justo en el centro de la estructura. Ahí varios de los dragones seleccionados por la familia Bakugō como compañeros descansaban, entre todos ellos dos de un luminoso color rojo veían acostados al rey acercarse.

La diferencia entre ambos hermanos dragones eran dos, sus alas y su naturaleza. Aún cuando compartían a los mismos progenitores y sus huevos habían eclosionado al mismo tiempo, sus características por naturaleza fueron distintas.

Uno de ellos, quien solía llevar al rey cuando el otro estaba indispuesto, fue preparado para servir a la familia Bakugō como acompañante en viajes cortos y guerrero sin jinete en las guerras. El nombre que lleva se le fue dado por el primero quien lo montó y crió, el rey Masaru. Un increíble dragón llamado Kumoshi.

El otro había sido posiblemente bendecido para servir a la familia como acompañante no sólo en viajes sino en vida siendo fiel al nuevo rey, Katsuki. Un dragón capaz de transformar su cuerpo cambiando su naturaleza a la de un Zen, misma especie que el rey, un valiente híbrido al cuál bautizaron con el apellido de valientes guerreros. Kirishima Ejirō.

El misterio de Nihara ❪KatsuDeku❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora