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Los soldados y magos de soporte no podían evitar ver mal al nuevo integrante, cierto peliverde que parecía estar sumido en pensamientos durante algunas prácticas, desquiciado por los libros del castillo principalmente los de magia y obsesionado con practicar su magia incluso fuera de los horarios establecidos.

"¿Acaso quiere verse superior al resto? No tiene pinta de elfo, ¿De dónde vendrá? Su olor es extraño, ¿Has visto su descaro de pasear por el castillo y meterse en la biblioteca como si fuese su casa? ¿Alguien sabe algo de él? Qué molesto" Eran cosas que solían susurrarse entre algunos o que pensaban.

Izuku llegó a escuchar por casualidad unas de esas pláticas, pero poco le importaba. Le era más importante la imagen que pudiese tener ante el rey, de vez en cuando al pasear en el castillo junto a Uraraka podía verlo junto a un pelirrojo con una expresión de cansancio que cambiaba drásticamente al percatarse de su presencia.

Una mirada que decía tanto, pero que no podía comprender exactamente el qué para después fruncir el ceño y mandarlo a comer tierra. Tan amable.

Le era de admirar, había escuchado y leído que él tenía a su merced muchos dragones, demasiados. Además de que contaba con una inmensa cantidad de maná, la bendición de un dios  algo lógico para muchos pues se trata de un rey, pero recién se había enterado de ello  y poderosos ataques. No necesitaba pensar demasiado en ello, sólo se guiaba por lo increíble que era Kacchan para él.

Momo y Uraraka solían pedirle mantenerse alejado de él, temían que Bakugo terminase desquitándose con él ya que había estado más gruñón de lo normal en esos días, pero qué se podía hacer.

En uno de sus paseos con prisa desde la biblioteca al patio de pruebas terminó chocando de bruces con el rey, agradeció por un instante que nadie hubiese visto aquello. No había ningún alma alrededor ni tampoco escuchaba a nadie en caso de estar escondidos, suspiró aliviado, algo que no duró demasiado en cuanto se dio cuenta del tremendo enojo que la mirada de Bakugo transmitía.

Se alejó lo más rápido posible e hizo una reverencia tratando de disculparse, algo que pareció importarle poco al otro quien lo azotó contra la pared más cercana acorralándolo, acercando demasiado su rostro al otro mientras expulsaba maná de su cuerpo subiendo la temperatura en el menor haciéndole sudar ya sea por eso o los nervios de estar a centímetros de él.

Lo escuchaba gruñir en cólera, maldecir casi a gritos, disminuyéndolo a nada en cuestión de segundos obligándolo a dejarse caer al suelo para evitar seguir siendo atacado de esa forma. Su corazón palpitaba demasiado rápido, no podía asegurarlo, pero todo había sido como tener literalmente a una bestia temible frente a él a punto de devorarlo. ¿Un tigre quizá? ¿O un lobo hambriento?

No supo en qué momento el otro se había ido de ahí, para cuando logró calmarse cayó en cuenta de que ya no sentía calor y él ya no estaba.

Tras aquel catastrófico encuentro no había podido volver a estar cerca de él sin sentirse extraño. Sus manos sudaban, su cuerpo comenzaba a temblar levemente y su mirada se agudizaba recordando en cada parte de su ser cómo era estar tan cerca de la muerte. En cambio Bakugo no podía evitar morderse la lengua cada vez que veía aquello. ¿Por qué lo había hecho?

Era malísimo para contener sus instintos, pero era lo suficientemente orgulloso como para no decir eso en voz alta. Aún así por ello mismo es que sentía que debía hacer algo para arreglar aquello, no le gustaba nada la reacción que el peliverde tenía en cuanto él aparecía. ¿Cómo rayos podía saber si se trataba de su alma gemela si no podía estar a metro y medio de él sin que este quisiera huir de ahí?

El misterio de Nihara ❪KatsuDeku❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora