El misterio de Nihara ❪KatsuDeku❫

XXVIII

Los cielos se encontraban más oscuros que de costumbre a causa de una tormenta terrible. Los pocos ríos de Shov comenzaron a desbordarse por la intensa cantidad de agua que caía sin cuidado, la gente se mantenía rezando a sus respectivos dioses desde sus hogares pidiendo porque el agua de sus ríos no llegara a las aldeas y las inundara. Ya era demasiado el sufrir de hambre por la poca comida que podía obtenerse en esas tierras como para también morir ahogados por los terribles tiempos.

Los pueblos se encontraban en un relieve un poco más bajo que las tierras del castillo de Shov desde donde Shigaraki observaba las aguas llevarse consigo algunas casas dejando apenas rastro de que en aquellas parcelas había hogares con familias humildes. Mordió su labio inferior molesto por todo lo que ocurría.

— Mi señor... — sabía que entraba a su habitación sin permiso, pero estaba desesperada. Su familia se encontraba en una de las aldeas que estaba siendo destruida por la tormenta, deseaba hacer algo por ellos. Se arrodilló frente a su rey con su cabeza directamente en el suelo para hablar con él — los rezos de las familias se escuchan hasta acá, le pido misericordia, mi señor

Shigaraki pasó de ella y caminó fuera de su habitación sin casi hacer ruido. Ella se levantó con prisa y le siguió, el estar viva a ese punto era buen augurio. El rey llegó hasta el gran salón en donde se tomó unos buenos segundos observando el lugar antes de dar su próxima órden.

— Manden a los mejores caballeros a las casas de todas las aldeas en Shov, llenen este salón con su gente y ofrezcan comida, agua y cobijo — ordenó en voz alta para que todos quienes se hallaban cerca lo escucharan, mismos que asintieron y comenzaron a realizar su petición con gran prisa.

Los caballeros salieron pronto a las distintas casas ayudando a las madres a cargar a los más pequeños y a los hombres llevando toda la comida de sus hogares para compartir con los demás cuando estuviesen en el gran salón. Las cuidadoras de Shigaraki tomaron todo lo comestible que habían traído de las aldeas para comenzar a repartir o preparar sopa u otras comidas para darle a la gente del reino.

Dabi llegó al reino justo cuando entraba la última familia al castillo, no pudo evitar soltar una risa suave casi en burla al ver esa situación. Pasó de todo eso para ir directamente a la habitación del rey en donde sabía que lo encontraría.

— Vaya fiesta se está montando ahí abajo — dijo en cuanto entró y tomó asiento en uno de los sofá del sitio, el rey seguía observando a través de la ventana.

— Dime todo lo que sepas — bloqueó las vistas con la cortina y procedió a recargarse en la pared frente a Dabi quien soltó una risa en un soplido antes de dejarse caer completamente en el sofá quedando acostado, acción que ya no parecía molestarle al rey. Se acostumbró a lo maleducado que podría llegar a ser.

— Lo único que pude averiguar fue información que el príncipe me otorgó, el rey Endevor es muy cuidadoso con sus cosas — habló burlesco al mencionar el apodo del rey de fuego, uno con el que la mayoría de personas lo llamaban a sus espaldas — está planeando otra posible guerra en contra del reino vecino Ninrah, nada nuevo en ello, pero hay algo que sí te va a interesar — Shigaraki se mantuvo en silencio dejando paso libre a que prosiguiera. El chico sacó un pedazo de papel entre su ropa para dáserlo.

Se acercó con curiosidad a éste y lo observó. Al tomarlo comenzó a quemarse con llamas moradas, fuego mágico revelador, no destructivo. Como una foto, en aquel papel se mostró a un joven que parecía esconderse entre un montón de personas.

— Quién... — su pregunta quedó interrumpida al ver a Dabi expulsar llamas azules de su mano hacia el techo con gesto despreocupado.

— Su nombre es Izuku Midoriya... bueno, recientemente pasó a ser Bakugo — pero no le daría tantas vueltas a eso, el rey frente a él desconocía mucho del otro lado de ese continente gris, probablemente lo único que sabía era lo ocurrido entre su padre y el del actual soberano de Ninrah hace ya muchos, muchos años — él tiene lo que buscas