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─Déjame ver si entendí─soltó Mob con sorna, viendo a Reigen buscar alguna ropa casual en su clóset luego de darse una ducha─. Te dieron este día libre porque según tu compañero, necesitas despejarte un poco del supuesto estrés que tienes, correcto?

─Nada del "supuesto" ─respondió Reigen, medio irritándose un poco─. Crees que no me resultó estresante la escena que montaste ayer con la niña presente?─cerró las puertas del clóset con algo más de fuerza, importándole bastante poco si volvía a colmar la paciencia de aquel monstruo─ en qué estabas pensando cuando decidiste aparecer allí?

─Admito que tal vez no fue la mejor decisión─se mofó el azabache, pretendiendo sentirse arrepentido mientras se apoyaba en la ventana a sus espaldas─, sin embargo estaba hablando de más, y a diferencia tuya, a ella nada la detiene de decir la verdad sobre mí.

─Pero nadie puede verte, así que no le veo el sentido a que intervinieras y la traumaras más de lo que ya está─objetó Reigen, colocándose la última prenda de ropa para luego darse un breve vistazo en el espejo de cuerpo entero.

─En fin, qué importancia tiene eso ahora? ya fue, ya pasó─ahora era Mob el irritado, debido a que su víctima número cien seguía siendo una piedra en su zapato.

─Por cierto... si decidieras no matarla, qué sucedería con tu inmortalidad? ya que según recuerdo, si no fuera por la existencia de esas víctimas especiales, no habrías vivido durante todo este tiempo─y allí iba Reigen, recalcándoselo una vez más.

─Hasta donde sé, las víctimas no pueden reemplazarse, por mucho que yo quiera─sus lamentos se dejaban entrever en la voz de Mob, aunque Arataka optó por no hacer ningún comentario al respecto─. Si al final de mi lista aparece esa niña, es porque tiene que ser ella; no puede ser nadie más.

Y he ahí el problema. No se vio capaz de matarla en su momento, algo mucho más fuerte que él sobrepasó a sus instintos y le forzó a retroceder, dejando intacta su vida.

─En mi caso, es una lástima que yo no pueda ser reemplazado─mencionó Reigen, dramatizando de una forma curiosa -para el azabache- el asunto─. Si fuera igual de egoísa que tú, haría lo que fuera para que alguien más tomara mi lugar.

"Bueno, si las cosas se dieran de una manera más fácil, yo intercambiaría mi lugar con ese humano."

Mob se llevó una mano a la cabeza, chasqueando la lengua en el proceso. Había olvidado que cierto rubio contaba con la habilidad de hacerse escuchar a través de la mente.

─No sabes lo perfecto que me viene ahora tu intromisión─contestó Mob en voz bajita y con ironía a la vez, consciente de que Teru le oiría sin importar en dónde estuviera; claro, había captado la atención de Reigen también, quien le miraba inquisitivo desde su punto─. No es muy educado de tu parte meterte en conversaciones ajenas.

"Eso sólo es de humanos, ya lo sé."

Le escuchó reír de forma despreocupada, trayéndole a la memoria aquel momento en donde le hizo saber cómo se sentía realmente, tachando finalmente el tema como incómodo e impropio viniendo de alguien de su misma condición.

Un ser inmortal, uno que está por encima del ser humano, no debería enamorarse ni adquirir ningún comportamiento similar que contradiga a su verdadera naturaleza; tampoco es que esté en contra de las reglas -supone- pero no es normal ni mucho menos sensato.

Estuvo tentado a hacer alusión a ello, aunque en el fondo no tuviera ni idea de qué decirle ni cómo expresarse al respecto.

"Sabes que por esto no me voy a disculpar, verdad? así que me despido, espero tengas un día divertido."

The Unforgiven | Mob Psycho 100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora