| 12 |

113 20 22
                                    

Esa última semana del mes, Reigen la había pasado en absoluta soledad. Tampoco es como si extrañara la presencia constante de Mob a su alrededor, aunque sabía que muy lejos no debería estar; la media luna en su piel no había vuelto a sangrar desde el ataque de ese entonces, por lo que prefirió tomarlo como una buena señal.

Lo único que no podía dejar de inquietarle hasta cierto punto, era la manera en que el azabache podría estar alimentándose en su ausencia; a cuántas personas más les estaría arrebatando la vida y cuántos cadáveres sin encontrar podrían haber por ahí.

En más de una ocasión se le pasó por la cabeza autolesionarse para así darle a saber que no pensaba dejarle ir a sus anchas, incluso si tuviese que ser a la distancia; sin embargo, descartaba la idea con cierto pesar y temor a que ahora su otro brazo saliera proyectado por los aires en consecuencia.

El recuerdo seguía estando fresco en su memoria, como también sus dudas sin respuestas. Estaría haciendo bien en continuar quedándose al margen de esa situación? o ya debería empezar a poner las cartas sobre la mesa para saber si ya era hora de comenzar a adaptarse a esta nueva coexistencia con un monstruo, o si definitivamente debería resignarse y esperar por una solución hasta finalmente morir?

A Reigen aún le sorprendía no haber enloquecido por todo esto, siendo que cualquier otra persona habría perdido la cabeza de estar en su lugar.

Otro acontecimiento que le recordó en la delicada situación en la que se encontraba, fue el tener a Serizawa en su oficina, preguntándole sin rodeos qué había pasado en la sala de interrogatorios, porque no lograba recordar nada con claridad. Por supuesto, Arataka se valió únicamente de la excusa que Mob le había recomendado, mostrándose luego preocupado para hacer todavía más creíble su relato.

Serizawa seguía confundido al respecto, pero parecía estarle dando credibilidad a sus palabras. Lo más lógico era jactarse de haberse desmayado, porque hasta donde él recordaba, Reigen no se había movido en ningún momento de su puesto; además le habían dicho que éste mismo le llevó a enfermería pidiendo ayuda a gritos.

Sí, todo encajaba.

Reigen le pidió que se cuidara y que tuviera mucho más en cuenta su salud, evitando hacer alusión al interrogatorio una vez que la conversación terminó. Deducía que el golpe de Mob no había sido suficiente para sacarle esas sospechas de la cabeza, y mientras más se esforzara en evadir el tema con su colega, mejor.

Luego de eso, la rutina de Arataka volvió a ser monótona, dentro de lo normal. Salía del trabajo, llegaba a casa y comía lo que encontrara o compraba algo en el camino; a veces hasta olvidaba que una marca reposaba sin fastidiar en su pecho.

Esos últimos días del mes, le extrañó el hecho de percibir como insípido el sabor de la comida, como si se tratara de una mala mezcla que resultara en eso; el agua le ayudó a pasar todo por su garganta.

Le restó importancia.

El primer día de junio, Reigen fue convocado para formar parte de un operativo a gran escala. Ésta vez, el objetivo sería dar captura a una banda que trabajaba en torno a un sicario, mismo de quien sospecharon que podría ser el autor de los asesinatos recientes en un principio.

El susodicho poseía tres bases, siendo la más lejana de la ciudad en donde probablemente se hallara. Arataka sintió un gran peso sobre sus hombros, como si se estuviese jugando el cuello con tan solo decir ; en fin, no era para menos considerando que él formaría parte de quienes irían directamente por el objetivo, mientras que el resto se encargaba de las otras dos bases.

Por esa ocasión, Serizawa decidió ausentarse debido al golpe y porque tenía algunos trabajos que atender.

Así que, aún estando armado con dos armas y un cuchillo escondido en una zona estratégica de su cuerpo, Reigen no podía mantenerse quieto en el asiento del vehículo. Teniendo dos cosas en mente, tales como «seguro que esto me dará mucho más reconocimiento» y «todavía soy muy joven para morir» sabía que ambas eran estúpidas por igual; de algún modo prevalecía el pensamiento de que su vida ya estaba acabada, mas hallaba algún consuelo al recordar que no podía morir gracias a la esencia de cierto monstruo.

The Unforgiven | Mob Psycho 100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora