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La noche estaba tranquila, sin ningún ruido más que el del viento colándose por los distintos sitios de la ciudad. Ni un alma se podía divisar por las calles, algo que podría hacerlo pasar como una ciudad fantasma si no fuera por las luces que provenían de las ventanas de los edificios y hogares menos ostentosos.

«Supongo que este lugar es más divertido de día» se dijo con cierto aburrimiento, deteniendo sus pasos en donde sabía su objetivo se hallaba residiendo. Sus buenos reflejos le hicieron retroceder y saltar algo lejos de quien planeaba abordarle desde arriba, encontrándose con aquella silueta que honestamente había visto en mejores días.

Sin importar cuánto fuera la distancia, esa aura asesina e intimidante continuaba expandiéndose hasta llegar a quienes supusiesen un peligro para él, ya que Mob siempre había impuesto respeto y autoridad frente a los demás.

Sin embargo, aquello ahora sólo seguía siendo aplicable para algunos pocos.

─Te detecté a unos cuantos kilómetros de aquí─por el tono con el que se expresó, dedujo que su buen humor yacía enterrado setenta metros bajo tierra─. Quería ver hasta dónde serías capaz de llegar, y es que sí... tuviste las agallas de pisar mi territorio.

Una risa modesta se escuchó a continuación, trayendo recuerdos a la memoria de Mob de situaciones y encuentros que solo resultaron en fracaso, sobre todo cuando debía cazar en zonas escasamente habitables.

Y quien siempre buscaba de alguna u otra forma dificultarle la tarea se hallaba allí, a una distancia prudente y mostrando el brillo jovial reflejado en el carmesí de sus ojos.

Hanazawa Teruki, la pesadilla viviente.

─Pensé que me recibirías de una forma mucho más cálida─su vocecita coqueta solo fue el preludio para verse en menos de un parpadeo envuelto entre sus brazos, simulando darle un abrazo para nada agradable.

Ambos se quedaron quietos, hasta que el vampiro de cabello rubio se separó lo mínimo, haciendo una extraña mueca de disgusto; Mob intuyó la razón, aunque sabía que el otro no necesitaría tantas explicaciones al respecto.

Simplemente dejó que lo averiguara por su cuenta.

─Hueles a humano─escupió Hanazawa con desagrado, leyendo algo en los ojos sombríos del azabache; captando tras unos segundos el mensaje, le apartó un poco la ropa que cubría su cuello y le mordió, sus colmillos teniendo cero delicadeza.

Mob soltó un leve quejido, viendo de pasada que el rubio se apartaba de manera tosca, casi horrorizado con lo que acababa de probar; le dio tiempo para que analizara el líquido en su boca y se percatara de que no tenía la misma esencia y sabor de siempre.

Por estúpido que parezca, Teru era el único que había bebido de su sangre en más de una ocasión, así que nadie más que él podía notar hasta la mínima diferencia o alteración en ésta.

─...Dime que es una broma─le escuchó decir después de un rato, rechazando por completo las ideas que en su cabeza empezaban a surgir─. Porque tú nunca te permitirías esta clase de error, Shigeo.

Éste hizo uso de su velocidad para arrastrar al rubio de un brazo hasta un callejón, sintiendo que de algún modo tendrían más privacidad allí, incluso a sabiendas de que nadie podría verlos.

─Hice todo mal con la víctima noventa y nueve, Teru─le confesó Mob sin un ápice de lamento, ya que aún dentro de su subconsciente creía encontrar una solución; todavía no estaba del todo resignado en ese aspecto─. Ese humano dio conmigo en el peor momento, literalmente estaba en medio de un éxtasis, y al tener la mente nublada actué sin pensar...

The Unforgiven | Mob Psycho 100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora