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Todo su cuerpo dolía en exceso

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Todo su cuerpo dolía en exceso.

Lo último que recuerda antes de cerrar los ojos, es haber sido golpeado y despojado de lo que hasta hace unas horas había sido su hogar.

También recuerda unos gritos a su izquierda, desgarradores, tanto que a él también le duelen en menor o mayor medida. Lo siguiente fue verse a sí mismo siendo arrastrado en compañía de alguien más, a la par en que un ardor que jamás en su vida había experimentado se desplazaba a toda su anatomía, corroyendo su piel desde dentro.

El pánico incrementó al no entender lo que estaba pasando, por qué sus padres habían sido asesinados frente a los ojos de él y su hermano, en medio de un caos que ahora estaban dejando relativamente atrás.

En sus momentos de lucidez trataba de ver el rostro de las personas que les arrastraban, fallando en cada uno de sus intentos. El dolor en cada una de sus extremidades empeoró gracias al roce del suelo con la piel descubierta, ocasionándole heridas que para su genuino desconcierto, comenzaron a sanar lentamente sin ningún tipo de intervención.

Sus ojos quedaron lejos de la luz del día tras adentrarse a una cueva, divisando algunas velas distribuidas a lo largo de las paredes, mismas que parecían guiar a un camino sin fin.

Algo en su cabeza reaccionó al percatarse de que los caminos se dividían, siendo él conducido por uno y su hermano por el otro. Esta vez no pudo evitar oponer resistencia, logrando safarse por un instante de las manos ajenas y aproximándose hacia cuyo niño ahora se encontraba inconsciente.

Ritsu!le llamó desesperado, imaginando lo peor al no verle despertar. A dónde pretenden llevárselo?!lo único que le quedó fue sostenerle de la ropa, mostrándose por completo a la defensiva quiénes son ustedes?! por qué están haciendo esto?!

Su valentía quedó dispersada en el aire al recibir un desgarre letal en la piel, trayendo de vuelta aquel ardor que había menguado hace tan solo unos minutos. El dolor atenazante le hizo gritar y caer de rodillas, soltando por fin a su hermano y viendo a duras penas cómo se lo llevaban lejos de él.

Hizo el amago de dirigir sus manos hacia la herida abierta, sin embargo aquellas personas que llevaban el rostro cubierto le sujetaron por ambos brazos, forzándole a caminar y haciéndole más difícil la tarea de lidiar con la herida en su piel.

Las preguntas dejaban eco en su cabeza, intentando hallarle algún sentido a todo esto y luchando contra la voluntad de rendirse. Por un momento sintió que lo había perdido todo, mas su hermano menor continuaba con vida y debía seguir en pie por él.

Debería buscar la forma de huir y...

Y darse cuenta de que probablemente no tendría ningún éxito si se atrevía a hacer el intento.

Le dejaron caer de cara a una sala que a simple vista no encajaba con el sitio por el que había sido conducido antes. Era demasiado elegante, típico de la época. Candelabros, retratos de personas que ni siquiera conocía y un piano en el centro del lugar, con una persona tocando las teclas y creando una melodía que le ponía los nervios de punta.

The Unforgiven | Mob Psycho 100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora