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«Mi mayor aspiración en la vida es ser policía. Día a día veo miles de injusticias llevándose a cabo en esta ciudad, y en todo el mundo, de hecho; y sé también que no puedo protegerlos a todos, sin embargo me basta con ayudar a una pequeña parte y lograr ser recordado. Quiero, al menos... que una pequeña parte de este mundo me recuerde por las cosas que hice, por mis hazañas; y, por sobre todo... quiero sentirme como el protagonista de mi vida».

Sus labios se curvaron débilmente hacia arriba, mirando hacia las esposas que ahora apresaban sus muñecas, encontrándose a sí mismo tras las rejas de una celda.

Quizás, en su infancia aquello fue demasiado pedir. Quizás, cuando niño nunca imaginó que no existiría ninguna hazaña más que no fuera la de mentir, de tener a alguien más siendo el protagonista en su vida y de ser recordado como quien estuvo de testigo en múltiples asesinatos, añadiendo el más reciente a la lista.

Si alguien le hubiera advertido en su momento que todo esto le sucedería una vez comenzara los entrenamientos para formar parte de la policía, definitivamente habría elegido otra vocación de lejos.

Sabía que ahora era demasiado tarde para lamentarse, aunque sólo una cosa podría consolarlo en esa situación: de no haber escondido a Mob en el baño y en cambio se hubiera mantenido a la vista de todos con él en brazos, habría más sangre derramada y la culpa solamente empeoraría.

Si le hubiese dicho a los policías que fue Mob el responsable -un niño- sin duda habría quedado en ridículo y muy probablemente el azabache habría arremetido contra ellos con tal de evitarle ir a prisión.

"Si lo asesino a sabiendas de que nadie puede verme, el crimen caerá sobre ti e irás a la cárcel; y es que la verdad, no me apetece verte tras las rejas en este instante."

Ahora mismo, Reigen quiso reírse ante el recuerdo de esas palabras, con la diferencia de que en esta ocasión Mob parecía realmente dispuesto a lidiar con todo y echarse la culpa, manteniendo su propia afirmación en pie sin nada que lo obligara detrás.

Lastimosamente, Arataka aún continuaba siendo un ser humano sensato y apegado a sus principios, negándose a costa de ello a dejar todo el asunto en sus manos.

Además, viera por donde lo viera, él tampoco tenía nada que perder. Dejar que las circunstancias fluyeran por medio de la incertidumbre le parecía una mejor alternativa.

Unos pasos empezaron a escucharse en el exterior, mismos que se detuvieron afuera de su celda. La cerradura de la reja se abrió, con uno de los guardias que le custodiaban ordenándole que se pusiera en pie, haciéndole saber que era la hora del interrogatorio.

Por el camino Reigen fue intuyendo cada una de las preguntas que le harían, sin sentirse muy emocionado por lo que respondería a cada una de ellas. Quienes le encontraron con el cuerpo sin vida de Serizawa en su departamento, eran la prueba adicional que corroboraría sus respuestas y de paso convencería sin mucho problema al encargado de interrogarle.

Una vez que llegaron a dicha sala, un hombre vestido formalmente sentado en el otro extremo de la mesa le esperaba pacientemente, estableciendo un tenso contacto visual al momento en que Arataka reparó en su presencia.

El silencio que les envolvió cuando el guardia abandonó el lugar y le dejó a solas con la otra persona, se convirtió en algo casi indiscriminado, como si le estuviese juzgando por aquel asesinato.

─Es curioso, sabes?─le escuchó Reigen decir, limitándose a sostenerle la mirada; si mostraba signos de duda en lo que estaba por venir, claramente acabaría en un aprieto sin regreso─. Esta clase de casos siempre los he visto en la televisión, en donde muestran crímenes aconteciendo o a punto de acontecer.

The Unforgiven | Mob Psycho 100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora