The Unforgiven | Mob Psycho 100

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Un rugido fue la señal que Ritsu necesitó para colocarse en guardia y maquinar un contraataque rápido y eficaz, de modo que pudiera hacerle abandonar la ofensiva a Shigeo.

Vio de pasada cómo el suelo se agrietaba bajo el veloz movimiento por parte de éste, y en un intento por esquivarlo, le asestó un golpe en el costado, haciendo que derramara una cierta cantidad de sangre; sin embargo, el mismo ataque se le devolvió con algo más de crudeza, dándose cuenta de que el daño no había sido suficiente como para debilitarlo.

Ritsu cayó unos metros más allá, y sin poder reaccionar a tiempo, Mob le abordó desde arriba, creando una arrolladora onda expansiva a su alrededor al momento del impacto. La vista se le nubló por un instante, percibiendo la mano de su hermano mayor sostenerle desde el cuello y lanzándolo unos metros en el aire.

La única manera que ahora le quedaba a Ritsu para obtener ventaja, era quitarle todas las energías dejándose atacar para luego darle él el golpe definitivo. Pronto tuvo a Shigeo alzándose a la misma altura suya, propinándole una violenta patada en el rostro que le hizo quedar incrustado en una de las paredes de un edificio, sintiendo a los escombros caer sobre su cabeza.

«No es buena idea...» considerando sus opciones, Ritsu se incorporó sin permitirse tropezar al poner los pies nuevamente en el suelo, limpiándose el hilo de sangre que escapaba desde su boca; «a este paso me va a matar... y no seré yo quien muera esta noche» aún sabiendo que podría ser arriesgado, corrió hacia Shigeo haciendo uso de su rapidez como inmortal, apostando a atacarle desde la herida que todavía no se regeneraba del todo en el costado de su cuerpo.

Pareció funcionar.

Los golpes consecutivos hicieron acto de presencia, sin darle el lujo de reaccionar y haciendo de sus propias manos el arma primordial. Desgarraba, veía la sangre salpicar en dirección a su rostro, y todo lo disfrutaba con una amplia y satisfactoria sonrisa en sus labios; el error de Shigeo fue haberse dejado llevar por los instintos y sacar su verdadera naturaleza a flote, ya que aparte de consumir una gran parte de sus energías, le nublaba la razón y entorpecía la coordinación en sus ataques.

«Tal vez es lo mejor... tal vez me merezco todo esto» pensaba Mob en su subconsciente, mientras que su lado salvaje forcejeaba para librarse del agarre y el constante ir y venir de golpes y garras rompiéndole cuanta piel encontraba.

Una parte de su cerebro reaccionó al ver que Ritsu iba a ensañarse con su rostro, y sabiendo que por su actual condicion le costaría el doble regenerarse, lo alejó con un golpe en el abdomen, tomándole desprevenido.

Tardó menos de lo que hubiera querido en sentir a Ritsu abordándole nuevamente, esta vez por la espalda y dejándole de cara contra el piso.

─Todavía no hemos terminado─zanjó éste con voz sombría, posicionando una de sus manos en el brazo derecho de Shigeo y dándole a saber con un solo movimiento lo que vendría a continuación─. Estoy seguro de que su sufrimiento fue interminable, así que... no crees que es justo que el tuyo sea igual?

Y tras escucharle, Mob experimentó en carne viva cómo su brazo era arrancado de cuajo de su cuerpo, cayendo en cuenta algo tarde de sus propios gritos desesperados y agonizantes.

Fue entonces que una especie de flashback se cruzó por su cabeza, reviviendo otra situación y en otras circunstancias. La sensación de estar siendo humillado de esa misma manera fue difícil de tragar, haciéndole cerrar los ojos con fuerza y notando algo frío e inusual bajando por sus mejillas.

─...No puede ser─incluso Ritsu se percató, obligándole a darse la vuelta y a encararlo para dejar a la vista lo irreconocible que ahora lucía─. Por qué estás llorando? tú no puedes llorar!─había olvidado cuándo fue la última vez que vio a su hermano mayor llorar, y en pos de no querer evocar recuerdos de una vida pasada, le asestó un brusco puñetazo en el rostro─ un monstruo sin corazón no tiene derecho a llorar!