Pulling me underneath?

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Los lugares con olor a medicina jamás fueron los favoritos de Hansol, le recordaban todas las horas que pasaba en los hospitales para solo recibir malas noticias y ver como su familia se venía abajo una vez más por culpa de su enfermedad.

—No podemos seguir luchando contra la enfermedad.—Hansol escuchó claramente como su madre se rompía en llanto.—lo que recomiendo es que sigan como hasta ahora, y tengan más cuidado porque los síntomas se pueden agravar.

—Debe existir alguna otra solución.—su padre se negaba a perderlo o perder lo que algún día fue.

—La enfermedad avanza rápido, de hecho más de lo que debería.—el doctor miraba con algo de pena al chico.—tus pérdidas de memoria podrían ser más recurrentes.

Hansol jamás decía algo, muy en el fondo él estaba muy consciente de que lo suyo no tenía solución y aunque le dolía el pensar que en unas semanas ya no sería para nada lo que era, lo aceptaba ya que no había nada más que hacer; era un caso perdido.

—¿Debo seguir tomando las pastillas?—el ni siquiera quería ver a su familia.—supongo que en unos días ya no podré hacer muchas cosas.

—Ayudaría a que tuvieras una vida normal unas semanas más.

¿Vida normal? Hansol ya no conocía eso, desde que detectaron sus enfermedad todo cambio ni siquiera recordaba cómo era su vida antes de tener que ir a ver al doctor cada semana solo para decirle lo que ya sabía, por él sentía como cada día perdía algo de él, un día despertaba y no conocía su hogar o en la noche dormía con la duda de estarlo haciendo en su propia habitación.

—Quisiera hacer algunas recomendaciones.

Hansol salió del consultorio, sus padres eran lo interesados en hacer más larga su estadía en aquel mundo que se le venía encima. En el pasillo solo se miraban a las enfermeras y doctores caminar, todos portando sus ropas limpias y algunos al pasar le sonreían porque lo conocían.

—Al chico que menos pensé ver aquí eres tú.—la mirada de Hansol se posó en un chico delgado y con buen estilo.

—Lo mismo digo MingHao.

—¿Qué haces aquí?

—Cada semana tengo que venir.—Hansol pensó sus palabras.—o debía venir, ya no hay cura para mi, la enfermedad me gano.

La expresión de MingHao cambió drásticamente, sabía poco de Hansol y su enfermedad , pero podía sentir empatía por el porqué en un momento fue su compañero y tuvo la oportunidad de escuchar algunas de sus batallas.

—¿No pueden hacer nada más?—MingHao recibió una respuesta negativa.—¿solo te quedarás así?

—Llegaré a un punto donde no pueda hacer nada por mi mismo, ni siquiera hablar y eso no me importa mucho, pero ver como mis padres sufren.—Hansol dio un gran suspiro.—eso si me duele, no quiero verlos sufrir ya pasaron por mucho, como para ahora tener que verme quedarme como una maldita estatua.

—Serás una bella estatua.—ambos sonrieron.—se que jamás hablamos mucho y tampoco tenemos una relación tan estrecha, pero no estás solo, jamás lo estarás.

La sonrisa de MingHao era reconfortante para el otro porque aquel día solo parecía tener malas noticias y pensamientos tristes.

—Gracias, pero ¿tu qué haces aquí?

—Tuve una pequeña intoxicación al limpiar mi habitación, pero estoy mejor.—por la expresión del otro MingHao sabía que no entendía el porqué de su accidente.—mi trastorno obsesivo compulsivo me hizo limpiar con una mezcla de detergentes peligrosos.

—¿Has vuelto hablar con ellos?

—Solo recibí el mensaje.—respondió el alto recargándose en la pared.—no creo que sea buena idea, es muy sospechoso que todos estemos juntos en un lugar.

—Pensaba lo mismo, pero es peor no saber nada de los demás y creo que será de las últimas veces que podré verlos a todos.

—Entonces irás.—Hansol asintió.—¿no sientes como si algo fuera a pasar? Esa reunión me tiene nervioso, la policía puede encontrarnos o Haneul y sería el final de todo.

—No recuerdo quien es Haneul, pero si supiera algo o la policía ya todos estuviéramos en la cárcel.—aquello no controlaba la mente del alto.—solo es para estar seguros.

MingHao siempre pensaba todo antes de hacer algo porque todo debía salir perfecto y cuando algo le decía que las cosas podían salir mal hacía caso porque jamás fallaba con eso, pero no podía fallarle a los demás, con que lo vieran sería suficiente, no tenía porque estar cerca de ellos.

—Debería entrar, no quiero perderme aquí.—Hansol le dio un vistazo al otro chico.—te veo en unos días y disculpa si no te recuerdo.

—No hay problema.

Aun separados siempre algo los unía, cada vez que uno se sentía solo o a punto de abandonar todo aparecía uno de esos trece chicos trastornados para ayudar, pero esa unión no les funcionaría siempre.

Deep End • SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora