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Había un aroma a hot cakes en el ambiente y se mezclaba perfectamente con el olor a café recién hecho, aquella mañana Seungcheol se había levantado más temprano para poder preparar el desayuno el mismo, después de que le impusieran arresto domiciliario hacia semanas el empezó aprender cosas nuevas y no estaba tan mal estar en casa todo el tiempo, de hecho su abogado hasta había conseguido que pudieran visitarlo, aunque hasta ese momento solo habían ido a verlo su familia y su abogado, realmente no eran personas que él quisiera ver.

—¿Me preparaste el desayuno?—el sonrió al escuchar esa voz.

Haneul estaba cerca del elevador, habían pasado meses desde la última vez que la vio y parecía que ahora ella estaba más bonita que antes, quizás era el nuevo maquillaje que llevaba puesto o el peinado nuevo, lo que fuera, pero ella era una diosa.

—No te esperaba, no pensé que vendrías.—Seungcheol no podía evitar sonreír.

—No iba a venir, pero tú gente no me dio oportunidad de negarme.—ella también sonreía.—¿por qué pediste verme?

—No quería ver a nadie más que a ti.

—La ultima vez que estuvimos juntos, tú me apuntabas con un arma.—Haneul se había acercado hasta la barra de la cocina.

—Jamás hubiera disparado.

La tensión entre ellos aún fluía, las circunstancias no eran las mejores, ella lo había acusado como la mente maestra detrás de todo lo que había sucedido por eso ahora él estaba en su casa hasta que se decidiera su sentencia.

—No puedo quedarme mucho tiempo.—aquello no le había gustado a Seungcheol.

—¿Vas a verte con Jihoon?—esa pregunta había salido inconscientemente de Choi.

—¿Cómo sabes qué me vería con el?—Haneul no sabía si debía empezar a temer por su privacidad.—¿alguien me estuvo siguiendo?

—Solo quería saber de ti.

—¿Por qué me querías aquí?

Esa era la verdadera pregunta importante.

—¿No crees que nos merecemos un mejor final?—Seungcheol tenía la mirada fija en ella.—yo sé, hice terriblemente mal todo, menos enamorarme.

—Pensé que solo había sido el error.

—Un maravilloso error.—él estaba a sólo pasos de Haneul.—el error por el cual no me importaría dejar caer mis barreras, ni pasar el resto de mi vida en prision.

Haneul volvía a estar a merced de él, porque Choi Seungcheol era el único que conseguía que dejara de sobre reflexionar todo y dejarse llevar.

—¿Qué es lo que propones?—el perfume de Seungcheol ya era muy perceptible para Haneul porque ya estaban más cerca.

—Darle un verdadero final a nuestro corto y trágico romance.—la mano de Choi con temor acariciaba la mejilla de la joven.—después te dejó en libertad, aunque yo creo que para el final vas a rogarme.

—Yo no ruego.—ambos sonrieron.

—Ya lo veremos.

Con un beso marcaban el inicio del final del romance que jamás pudieron tener.

Al final del día ellos tendrían que dejarse ir para siempre, pero al menos tendrían en su memoria que tuvieron todo un día para sentirse como en una verdadera relación, soñar con una vida juntos.

Aunque lo suyo jamás fuera a darse fuera de aquella casa y de aquel día.









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Finalmente llegamos hasta aquí, quise agregar dos mini historias solo para darles un poco más contexto y que pudieran desperdicie de esta historia, espero que hayan disfrutado todo.

Mil gracias a los que siguieron al pendiente este libro hasta el final.

Deep End • SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora