I can't catch my breath

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Como había dicho Seungcheol, al llegar abajo alguien la esperaba, un señor mayor que portaba un traje elegante estaba listo para irse.

—Supongo que realmente tiene mucho dinero para tener dos carros de lujo y un edificio.—dijo Haneul para si misma.

Durante el trayecto a casa Haneul no podía dejar de pensar en cada una de las palabras de Choi, ella siempre juró odiar a ese tipo de hombres como el que creen que todo se mueve con dinero, y si, el antes se comportó demasiado arrogante ante ella ahora ya no era el mismo chico que había conocido poco en aquel almacén. Quizás Haneul quería negar que de una extraña manera estaba sintiéndose atraída por él.

—¿Señorita?—la voz del señor la regresó a la realidad.—¿esta es su casa?—Haneul miro por la venta del auto encontrándose con que ya estaba en casa.

—Sí, de verdad muchas gracias.—la joven sonrió para el señor antes de bajar el auto.

En la cochera ya estaba el auto de su padre lo que significaba que esa noche habría una charla muy interesante y muchos reclamos, y ella no estaba con las fuerzas suficientes para aquello, solo deseaba dormir porque al día siguiente sería otro día igual que pesado.

Con pasos lentos ella se dirigió a la entrada, abriendo la puerta con esas llaves que su madre rogó porque no perdiera y por lo cual le colocó un pequeño llavero que tenía una foto de los tres, Haneul no tenía la mejor relación con su padre, pero lo amaba con todo su corazón y su madre ni se diga, era su segundo pilar más fuerte.

—Ya estoy en casa.—anuncio Haneul esperando a que su madre saliera de la cocina como siempre.

—Bienvenida querida.—una señora con mandil y el cabello desarreglado apareció, Haneul siempre decía que ella era igual a su madre, pero realmente sus ojos eran muy diferentes, si madre tenía los labios más gruesos y rosas que ella.—no pensé que fueras a llegar temprano hoy.

—Mis asuntos se resolvieron antes de lo que esperaba.—contestó la joven mientras se quitaba la chaqueta y la colgaba en el perchero cerca de la puerta principal.

—¿Por qué no le dices a tú madre que andabas con unos posibles asesinos?—Seung salió de su oficina en casa, ya no portaba ropa formal.

—Ese es mi trabajo.—dijo Haneul en tono burlesco.

—Kim Haneul no es un juego, esos chicos no son buenos y sabes que no debes relacionarte en un caso abierto.

—¿Caso abierto?—Seung supo que había hablado de más.—¿volvieron abrir el caso del psicólogo?—su padre no respondió en cambio miró a su bella esposa en medio de ambos.—Papá.

—Su familia lo pidió, están exigiendo justicia y por las muchas inconsistencias en el caso se volvió abrir.—Seung buscó el sillón más cercano.—por eso no quiero que te relaciones con esos chicos y mucho menos que los estés siguiendo.

—¿Y el caso de Boo Seungkwan?—Haneul al igual que su padre se sentó.

—La autopsia se está llevando acabo, pero hasta ahorita se cree que fue alguien de ese mismo edificio, el pobre chico no supo a donde fue a parar.—Haneul estaba de acuerdo con aquello.—pero por favor, hazme caso y déjalos.

Haneul en ese momento donde su padre la miraba como si aún fuera una bebé la hizo querer contarle todo, mostrarle aquel diario y así acabaría todo.

—Yo.

¿Realmente lo haría? Era tan sencillo, solo tenía que sacar el diario de su chaqueta y ya.

No.

No era tan fácil, ella sabía que hacer aquello no le daría la satisfacción que buscaba, Haneul quería realmente llegar hasta al asesino de Seungkwan y después entregaría aquel objeto que siempre llevaba con ella.

—Aún no he comido y muero de hambre.—la madre de la joven sonrió mientras su padre parecía sospechar que su hija sabía algo.

—Te guarde comida.—Haneul se levantó para ir a la cocina con sí madre.

Seung conocía a su hija pues era igual que el, no sabía ocultar que sabían más de lo que decían, y de verdad él no entendía porque su hija se empeñaba en ponerse en riesgo, andar con doce chicos con trastornos mentales ya era un peligro y que uno de ellos fueran un asesino lo hacía todo peor.

Escuchar las risas y voces de sus dos mayores amores le daba un poco de paz y calmaba todo esa tormenta que siempre lo invadía al pensar que por tener ese trabajo.

Por otra parte Haneul aunque estaba riendo con su madre y pasando un buen momento, estaba realmente pensando en cómo le diría a los demás que el caso de había abierto de nuevo y esta vez no solo ellos estarían en problemas sino ella también por ocultar tanto tiempo la verdad.

Haneul debía decidir pronto que haría.

Salvarse a sí misma o salvarlos a todos antes de que se descubra la verdad.

—Se lo que sea que está pasando espero tengas cuidado, no sé qué haría si algo te pasa.—la voz serena de su madre lograba siempre relajar a la joven.—si tú padre te dice que te alejes de esas personas es por algo Haneul.

—Solo son un par de trastornados.—de nuevo estaba la Kim Haneul sarcástica, que salía cuando estaba nerviosa.—quiero ayudar a papá, pero el mismo me saco del caso y por él no puedo volver a trabajar, esta es la única forma que tengo para aportar algo.

—Solo prométeme que te alejarás pronto de todo esto.—la mirada de su madre realmente expresaba preocupación.

—Lo haré.—Haneul sintió la suave mano de su madre acariciando su mejilla.

Haneul era muy consciente de que podía perderlo todo y con todo se refería siempre a su familia, lo más importante para ella y ahí es donde entraba en debate consigo misma.

—Prometo que después de esto dejare de ponerme en riesgo.

Deep End • SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora