Capítulo 2

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La puerta se abrió, haciendo sonar una pequeña campanita como informante. Al reconocer en su vestimenta y rostro al mismo chiquillo del día anterior, no sabía si sería adecuado saludar o él preferiría el silencio.

Pensó que sería muy tarde hablar cuando ya había casi acabado de preparar su ramo, con algunas ilusiones, pelargonios y otras flores delicadas que combinaban a la perfección, aunque dudaba que el muchacho estuviera pensando demasiado en la estética del arreglo.

— Buenos días. — habló bajito y tímido. Sentía que si sólo guardaba silencio no estaría tranquilo durante todo el día. Tal vez así pudiera sacarle una palabra o una mirada por lo menos.

Al contrario, sólo recibió dinero y una leve y floja inclinación, ese mismo mecanizado movimiento del día anterior.

Se contuvo de rodar los ojos, recordándose a sí mismo que sólo hacían veinticuatro horas desde que había despedido a alguien importante y de seguro aún no estaba del completo bien.

Si él prefería existir en una burbuja y no saludar adecuadamente durante su duelo no era tema suyo. No era de su incumbencia ni podía entrometerse en ello. Así que simplemente le respondió la reverencia como silenciosa despedida y lo siguió con la mirada a través de los ventanales hasta verlo desaparecer a la entrada del cementerio.

erumpere ⇢ 𝒕𝒂𝒆𝒈𝒚𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora