Capítulo 31

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Podría sentirse como un pez fuera del agua. Realmente podría hacerlo, y seguramente lo haría si la compañía y situación fueran otras. Él conocía de Seúl lo mismo que sus ex-compañeros de la escuela presumían por redes sociales, lo que no era mucho –y técnicamente era nada– considerando que, apenas finalizó la fiesta de graduación, comenzó a eliminar de sus redes y dispositivos a todos aquellos compañeros que le criticaron, molestaron o ignoraron en diferentes circunstancias, al igual que a esos que él mismo había ignorado por el bienestar común.

La lista terminó por resumirse a cinco estudiantes, de los cuales dos volaron del nido hasta la capital, otros dos se dividieron en otras universidades estatales y uno decidió que era mejor para sí tomarse un año de descanso y reflexión. En fin, conocía más a los nuevos amigos y amoríos de esa dupla de ex-compañeros que calles, locales y paisajes de Seúl y ese simple hecho bien podría transformarlo en una bolita de pánico. Sin embargo, Taehyun se desenvolvía en la ciudad como si fuera un nativo, como si fuera su territorio. Técnicamente lo era, pero jamás imaginó que podría verlo sonreír y hablar tanto sobre edificios, locales, parques y cosas como esas.

Su estómago estaba a nada de estallar, pues Kang se había dado la tarea de llevarle a todos y cada unos de sus restaurantes favoritos, desde aquellos que servían más aspecto que comida hasta esos que eran mil veces más comida y calidad que precio. Dulce y salado, todo había sido probado y parecía que aún restaban lugares en la lista de Taehyun.

Beom comenzaba a preguntarse si acaso había dormido durante la tarde o había bebido una energizante para mantenerse tan activo siendo ya de noche.

— Prueba esto, es realmente delicioso. — el de cabellos negros le observó con una sonrisa mientras tendía un trozo de carne entre sus palillos hasta la boca ajena, analizando las múltiples expresiones que el rostro era incapaz de ocultar: sorpresa, vergüenza, miedo... — ¿Te sientes mal? ¿Fue demasiada comida? — Choi asintió con las mejillas teñidas de suave carmesí. Las esquinas de sus labios, un poco inflamados por las salsas picantes de la noche, se alzaron en una sonrisita tímida y abochornada. — No es necesario que comas más, entonces. Podemos pedirlo para llevar e ir a casa. De todas formas ya es tarde y... — dejó de escuchar, siendo lo último 'ir a casa', ¿por qué demonios sonaba tan tierna, perfecta e ideal una frase tan simple y vaga como esa en su voz?

Antes de que pudiera procesar la información y responder a ella, Tae recibía una máquina para pago por tarjeta y una bolsa de papel con los distintivos del local se acomodaba sobre la mesa. Se limpió con rapidez las comisuras de la boca y la barbilla, temiendo que aquel ridículo momento de ensoñación le haya hecho sonreír como poseído y babear un poquito. Para su fortuna, no había nada fuera de lugar. Entonces, mientras devolvía sus manos al regazo, el de cabellos carbón movía sus labios, como si balbuceara una pregunta inentendible que sólo él podría entender. Asintió y respondió de la misma forma, levantándose de su silla, observando la mano que Kang le extendía y el cómo maniobraba a la perfección su pequeña maleta.

— ¿Vamos? — sus pulmones se saltaron una respiración y su corazón un latido. ¿En qué momento Taehyun se había vuelto tan atractivo? ¿Era por las luces que su mandíbula se lucía así? ¿Era culpa de la vida universitaria o un golpe de la capital? Fuera lo que fuese, no podía estar más que agradecido en la profundidad del silencio.

Aunque ya había tomado su mano anteriormente, sus dedos temblaban mientras se acercaban, incluso más cuando Taehyun sonrió por ello.

— No te rías. Pasa cuando como demasiado. Es tu culpa.

— Sí, creo que lo es.

erumpere ⇢ 𝒕𝒂𝒆𝒈𝒚𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora