Después de pasar un rato arriba, decidió que era tiempo de volver a la tienda. El sol poquito a poquito estaba escondiéndose y si no se iba pronto, los últimos trayectos de bajada lo esperarían oscuros.
La tumba de Hueningkai ya tenía la tierra bien aplanada y los pastitos que antes crecían por manchones pequeños ahora estaban por todas partes. De hecho, hasta habían pequeñitas flores entre medio.
Él seguía llevándole sus amapolas irlandesas. Quizás no todos los días, pero sí más de tres veces a la semana. Y había dejado un peluche, también, chiquitito, que sintió que le gustaría.
No se entendía a sí mismo. Sentía que, por alguna razón y en algún momento, se había vuelto loco, llevándole flores y presentes a alguien a quien ni siquiera conoció, y que nunca conocería porque, lamentablemente, estaba muerto. Pero se sentía bien compartir tiempo con él, hablarle y contarle que Taehyun estaba bien, que su madre le había contado que estaba yendo a terapia y todos esperaban que pronto estuviera mejor, aunque de seguro Hueningkai sabía esas novedades antes que él mismo. Sentía que era la única persona que entendería de lo que hablaba y estaría tan feliz como él, y lo extrañaría tanto como él.
Soltó un suspiro y se puso de pie, despidiéndose del nombre en piedra para ponerse en marcha cuesta abajo.
Los tonos anaranjados del cielo eran bonitos, pasándose a rosado lenta y maravillosamente. Le brindaba paz y tranquilidad, sentimientos que jamás había tenido mientras cruzaba un cementerio.
Era curioso, eso también. Su odio y estrés por los cementerios se había esfumado por completo. Llevaba días caminando por sus senderos sin ninguna pizca de incomodidad. Claro que era un tanto triste saber que bajo esa tierra habían cientos de personas fallecidas, pero...
Negó con la cabeza para quitarse esos pensamientos al cruzar la salida del monte. Ya estaba casi completamente oscuro, pero la florería estaba a unos cuantos pasos.
Su abuela estaba detrás del mostrador, sacando cuentas, y el cartel de la entrada anunciaba cerrado.
Beomgyu se dedicó a revisar las flores, que estuvieran bien de agua y que ninguna se encontrara enferma. Tarareaba mientras lo hacía, moviéndolas y moviéndose con cuidado frente a los mostradores. Hasta que llegó al lugar de las amapolas irlandesas.
Amapolas irlandesas se leía en un contenedor vacío.
Quiso no entrar en pánico. De seguro los proveedores podrían traer más durante el día, sólo tenían que llamar.
— Halmeoni, se acabaron las amapolas irlandesas.
— Ah, sí, alguien vino y se llevó las últimas.
— ¡¿Vino alguien?! — no podía creerlo.
Nadie llevaba amapolas irlandesas más que Taehyun, y él.
— Sí, un joven. Era muy amable. Espera, ¡Beomgyu!
Tal vez debió pensar en que su abuela conocía a Taehyun y le habría dicho si era él, pero sólo consideró esa opción cuando estaba a metros de la tumba de Hueningkai.
Y en la tumba de Hueningkai no estaba Taehyun. Sólo estaban dos chicos, abrazados observando lo mismo que él había estado observando por casi una hora.
Kai Kamal Huening escrito en una piedra con letras bonitas y alas pequeñas.
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erumpere ⇢ 𝒕𝒂𝒆𝒈𝒚𝒖
FanfictionTaehyun iba al cementerio todos los días y Beomgyu le vendía las mismas flores en cada una de sus visitas. • 𝐭𝐚𝐞𝐠𝐲𝐮 𝐟𝐢𝐜 ! • 𝓪𝓷𝓰𝓼𝓽 • 𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐨𝐬 14.09.21 › 7 en #younglove ❣︎ 07.01.22 › 14 en #taegyu ❣︎ 08.01.22 ›...