Capítulo 26

147 29 1
                                    

TW!: suicidio

El cielo estaba oscuro, hacía frío y la calle fuera de su hogar causaba escalofríos por la soledad. Su pecho dolía un poco; no había sido un buen día, y por alguna razón, sentía que aún faltaba algo por suceder que lo volviera peor.

Más que enfocarse en la solución de sus propios complejos, comenzó a recordar –y cuestionar– las palabras de su mejor amigo durante el camino a casa.

En los últimos asientos del autobús, sumidos en un agotador y asfixiante silencio, Hueningkai fue el primero en hablar.

— Tae, estaremos juntos siempre, ¿verdad?

Pudo notar como las manos ajenas temblaban sobre sus piernas y sonrió levemente antes de tomar una entre las propias.

— Siempre, Kai. No importa lo que pase y si vienen días peores que este. Nunca, jamás te dejaré solo. Estaré contigo eternamente.

Su sonrisa y ojitos brillantes le decían que esa era la justa respuesta que esperaba escuchar y él se sintió ligeramente mejor con eso.

No entendía qué podría haber sucedido durante la jornada que le sembrara la necesidad de prometer tal cosa, tan repentinamente, sin embargo, no le temblaban los labios ni le pesaba el pecho al hacerlo. Tal y como siempre lo habían hecho, ellos se sostendrían el uno al otro, serían su propio refugio por toda la eternidad.

Abandonó el mundo de sus pensamientos cuando una figura se detuvo fuera de su casa, observando por unos segundos mas sin destinguir su presencia en la ventana.

Era Huening.

Cuando amenazó con seguir su camino, Taehyun se apresuró a tomar la primera chaqueta a su paso y bajar corriendo las escaleras hasta la salida de su hogar. Hueningkai lo necesitaba, él lo sabía.

Ignoró los llamados de su madre y calmó el paso solo una vez que lo vio a la distancia, caminando mientras observaba el suelo.

Gritó su nombre, mas no recibió respuesta. Se dijo a sí mismo que si había salido a tales horas con audífonos y música alta a caminar era porque, efectivamente, quería estar solo y calmarse por sus propios medios. Y él estaba en su deber de respetar eso, sin embargo no evitaba que pudiera seguirlo y protegerle las espaldas durante su paseo nocturno.

La silenciosa –y bastante fría– caminata cada vez lo desconcertaba más. Sentía que llevaba horas siguiéndole los pasos y aún no entendía a dónde se dirigían. Su orientación no era bastante buena en la oscuridad.

Sus propio caminar se alentó por el frío, de repente más intensa la brisa que le golpeaba, y con ello identificó su ubicación.

Estaban cerca del río Han.

Detuvo su andanza en el borde del puente, distinguiendo como Hueningkai se había detenido al medio de este, cerrando los ojos e inhalando con fuerza. No pudo evitar sonreír, incrédulo. A Kai siempre le había gustado sacar la cabeza por la ventana del carro mientras cruzaban la autopista, eso de sentir el viento fuerte golpeandolo le encantaba y realmente Taehyun no lo terminado de entender jamás. Él solo se desesperaba por no poder respirar en su propio ritmo.

Se sumió en sus recuerdos, en todos aquellos viajes que habían hecho juntos desde pequeños, en las carreras en la playa y las sumergidas aterradoras en el mar. Era increíble que, después de tantos años, aún siguieran juntos, hasta llegar a protegerse las espaldas en sus caminatas nocturnas después de un asqueroso día.

Sin embargo, abandonó sus memorias de golpe al verlo sobre la baranda, sonriente en medio de sus lágrimas, y cayendo sobre la corriente junto al viento, de espaldas.

Estaba seguro de que sus ojos habían encontrado los suyos mientras caía, aún sonriendo, como si estuviera cumpliendo su más grande sueño.

Quiso saltar tras él, sin embargo alguien lo detuvo. Un desconocido, un completo desconocido que se encargó de consolarlo mientras la policía y los equipos de rescate llegaban al lugar.

Nunca más volvió a verlo. Nunca pudo agradecerle por salvar su estúpida vida. Por el contrario, el remordimiento de no haber estado junto a su mejor amigo le siguió sin descanso, inundándolo de culpa y dolor asfixiante.

Porque esa había sido su promesa. Estar siempre junto a él sin importar qué.

Y si tan solo hubiese corrido un poco más podría haberla cumplido, en el momento preciso en que debía hacerlo.

erumpere ⇢ 𝒕𝒂𝒆𝒈𝒚𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora