Capítulo 9

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A pesar de que al principio sólo quisiera saber a quién visitaba tanto el misterioso chico rubio, realmente nunca creyó lograrlo.

Pero ahí estaba, sentado a su lado sobre el creciente pasto, frente a un gran ramo de flores. Esas que habían hecho llorar tanto a Taehyun.

Kai Kamal Huening se leía con una bonita y delicada letra en la lápida de piedra, acompañado de alas sencillas, mas sin duda significativas.

Beomgyu creía comenzar a entender la situación, y no le gustaba. Ahora quizás empezaba a arrepentirse de desear tanto saber. Ahora sentía que en realidad no lo necesitaba.

— Era mi mejor amigo, desde que éramos niños pequeños. — él sabía que era difícil para Taehyun hablar. Lo sabía tan bien, pero no encontraba la forma de hacerlo callar.

Nuevamente se odiaba por no haber estudiado psicología ni haber tomado el curso de la misma materia que le ofrecieron en la escuela. Ahora no tenía idea de lo que era mejor para la estabilidad emocional de Taehyun y mucho menos para la suya.

Tal vez no estaba listo para hablar, o él no estaba listo para escuchar.

— Se suicidó. En el puente Mapo. — lo vio suspirar y sonreír medianamente. — Muchas veces me he preguntado si no pudo pensar en otra forma de morir. Tan poco original y tan... Aterradora.

Beom no sabía qué decir. No sabía si debía reírse de su ¿chiste? o mantenerse en silencio. Se inclinó por la segunda opción. — Su flor favorita eran las amapolas. Las irlandesas. Por eso... — ambos asintieron, completando así la oración inconclusa.

— ¿No supiste por qué lo hizo? — no estaba seguro de si debía preguntar eso, pero no quería mostrarse indiferente, como seguramente lo había estado haciendo. Aunque no estaba para nada indiferente, sólo procesaba la información.

— Dejó una carta en su casa. Fueron muchas cosas, pero todo se resume a que NingNing nunca supo manejar el estrés. — negó con la cabeza mientras jugaba con un pastito entre sus dedos. – Sentía mucha presión por no saber qué estudiar luego de dar el exámen, y cuando vio que faltaba poco más de un mes simplemente se estresó más de lo que debía. — y ahora entendía porqué no había ido a responder la prueba. — Como estaba tan tenso todo el tiempo, discutía mucho. Con sus padres, con su hermana... Conmigo. — la ramita se le cayó de la mano, perdiéndose entre las otras pequeñas matas. — Creí que yo, su mejor amigo, debí saber. Debí sospechar que algo no estaba bien, que él no estaba bien. Pero no había manera de que pudiera hacerlo. Él siempre estaba sonriendo.

Y, nuevamente, Beom no supo qué decir.

erumpere ⇢ 𝒕𝒂𝒆𝒈𝒚𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora