Se estuvo preguntando por qué había ido tan pronto a cambiar las flores, sin embargo, terminó regañándose a sí mismo por entrometerse tanto.
¿Y si tenía a alguien más allí? ¿Y si sólo había aprovechado para visitarlo? ¿Qué le importaba a él, de todos modos?
De seguro lo habría dejado estar después de ese propio tirón de orejas, pero el chiquillo parecía decidido a no permitirselo.
Volvió al día siguiente, entrando con su abrigo largo negro al igual que la mayoría de su vestuario. Esta vez dio la reverencia más marcada y antes de que pudiera reaccionar, logrando que su saludo saliera en un balbuceo extraño.
Nuevamente no soltó palabra, sólo preparó su ramo de flores, siempre acompañado de ilusiones, y se limitó a entregar el dinero, sus inclinaciones cumpliendo la función de ser saludo, agradecimiento y despedida.
Volvió a desaparecer por la puerta tan rápido como entró, quitándole la oportunidad de intentar investigar algo respecto a las tan constantes visitas. Y se regañó por milesíma vez, pues nada de eso era de su incumbencia y habría sido irrespetuoso si hubiera intentado averiguar sólo para saciar su curiosidad nata.
— Gyunie, ¿quieres algo?
La voz de su abuela le hizo reaccionar, negando con la cabeza con la intención de retomar su concentración por completo.
— Unas galletas estarían bien, halmeoni.
La mayor volvió a desaparecer por el apartado, volviendo no más de noventa segundos después con un plato repleto de dulces caseros.
— El chico rubio ese que salió recién, ¿no vino ayer también?
Beom quiso reír por su desgracia. Con suerte y había logrado alejar sus pensamientos sobre él y ahora su abuela le sacaba el tema. Más suerte no se podía tener.
— Sí, y antes de ayer. Al parecer los funerales fueron ese día y desde entonces viene a diario.
— No lo he escuchado hablar, ¿será mudo?
El castaño no había pensado en ello, sin embargo, apresuró a negar sin palabras.
— Lo dudo. De seguro es que no quiere hablar y ya.
— Puede ser. — ambos continuaron degustando las preparaciones mientras observaban a través de los ventanales, ahora sin hablar.
Pasados unos minutos, distinguieron al misterioso chiquillo bajar las escaleras de piedra, mostrando una increíble serenidad.
— Es extraño, ¿verdad que sí?
Beomgyu desvió la mirada a la última galleta, permitiendo que el rubio siguiera su camino en privacidad y preparándose para responder.
— No creo que sea extraño sentir dolor.
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erumpere ⇢ 𝒕𝒂𝒆𝒈𝒚𝒖
FanficTaehyun iba al cementerio todos los días y Beomgyu le vendía las mismas flores en cada una de sus visitas. • 𝐭𝐚𝐞𝐠𝐲𝐮 𝐟𝐢𝐜 ! • 𝓪𝓷𝓰𝓼𝓽 • 𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐨𝐬 14.09.21 › 7 en #younglove ❣︎ 07.01.22 › 14 en #taegyu ❣︎ 08.01.22 ›...