Capítulo 11

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Faltó ese día, pero volvió al día siguiente. Y siguiente a ese, volvió a faltar.

Beomgyu lo echaba de menos, sí, pero entendía que era un proceso necesario para Taehyun, uno que le ayudaría a sanar y reformar su vida sin Hueningkai. Sin su presencia viva.

Así que, cuando su cabello rubio se asomaba por la puerta se ponía feliz, pero también cuando ya llegaba la hora de cerrar y notaba que Taehyun no iría ese día.

Tal vez se había acostumbrado demasiado a ver su perfil tan perfecto, o a sacarle sonrisas con tonterías. Estaba bien. Si así Taehyun iba a estar bien, estaba bien.

— Buenos días, Gyu.

El último rey de sus pensamientos abrió la puerta, mostrándose sonriente y deslumbrante con un lindo chaleco rosa y jeans.

— Buenos días, Tae. — le sonrió de vuelta y apoyó los codos en el mesón, extendiendo los brazos e impulsando su cuerpo casi encima de la madera. — ¿Llevarás lo mismo de siempre?

— En realidad hoy no vine a... Verlo. Les traje un regalo, a ti y a la abuela Choi.

Beom no sabía si estar contento o triste. ¿Era acaso ese un presente de despedida y agradecimiento? ¿O era solo algo que se le había dado?

— No vienes a despedirte, ¿verdad? — había sonado más desesperado de lo que quería, pero ansiaba una respuesta incluso si se veía al borde del llanto.

Taehyun lo miró extrañado y rió.

— Claro que no. — negó con la cabeza y continuó, manteniendo la sonrisa en sus labios. — Falta mucho para que me deje de venir. Y aunque estoy intentando hacerlo cada vez menos, siempre terminaré viniendo un día al mes. No sacaría nada con despedirme, porque seguiríamos viéndonos, aunque no sea a diario.

Tardó unos segundos en analizar sus palabras y sonrió más amplio de lo que se creía capaz. Asintió y señaló, sin palabras, que iría a buscar a su abuela, moviendo levemente su gran sonrisa para intentar hablar, solo logrando hacer reír al rubio.

Sus pasos apresurados se confundieron con saltitos, golpeando suave y alegremente la puerta del apartado.

Halmeoni, Taehyun vino y dice que tiene un regalo para nosotros.

Nuevamente Gyu se vio sorprendido al notar la velocidad con la que su mayor se puso de pie y pasó por su lado, a pasitos cortos pero más rápidos de lo que la creía capaz.

Rió en el vacío y cerró la puerta para luego seguir el mismo camino que su abuela y volver a la recepción, donde el rubio y la mujer esperaban, con una gran cajita redonda entre las manos más jóvenes.

— Ayer quise cocinar y preparé galletas. No es mucho, pero pensé que sería bueno dejarles unas cuantas.

El castaño asomó la cabeza por sobre el hombro de su abuela, viendo como la caja estaba llena de galletas diferentes, tantas de todas. Distinguía chispas de chocolate, otras blancas y rosas, que asumía eran de vainilla y fresa.

Sonrió para Taehyun, quien alcanzó su mirada y le sonrió igual, feliz de ver el brillito en los ojos de la mayor y también en Beomgyu.

Tenía tanto para agradecerles, que sentía que ni mil galletas serían suficientes.

erumpere ⇢ 𝒕𝒂𝒆𝒈𝒚𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora