Capítulo Doce (II):

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Capítulo doce (II):

Lucas:

No hace falta que avance mucho cuando salgo de la pequeña parroquia para comenzar a ver caras conocidas. Antiguas amigas de Barbie a las que ahora solo les critica la forma de vestir o viejas conocidas mías de alguna noche loca. Tengo el don de retener las caras con las que me acuesto, bueno, la mayoría de ellas porque han sido muchas. Con ninguna salgo más de tres veces. No permito que el olor de esas féminas impregne mis sábanas, es mejor que sigan frías y solo apestando a mí. El compromiso es el peor error que puede cometer alguien.

Tengo hambre. No he desayunado nada por la horrible resaca que tengo, pero ya mi estómago me está pidiendo a gritos que ingiera alimentos. Me hacen falta en estos momentos porque hoy tengo una guardia que debo llevar a cabo. El encontronazo de aquellos dos soldados en el baño me dejó agotado y así todo saqué fuerzas de repuesto para enfrentarme a Dione Hastings.

Soy como las medias, cada vez que abro la boca es para meter la pata.

Anoche no fue la excepción. Jamás creí que realmente podría cambiar el nombre de una persona por el otro. Cuando me di cuenta cómo la había llamado ya las palabras habían brotado de mi boca y por mucho que quisiera comérmelas me era imposible.

La similitud que existe entre Clara y Dione es demasiada. Es muy fácil pensar que son la misma persona. Me pregunto en quién se habrá basado para crear a Javier. Puede que ella tenga un amor escondido o una obsesión enfermiza con algún cantante. No, la última opción no puede ser. No es que me haya vuelto un experto en este período de tiempo, pero soy una persona curiosa y cuando vi la palabra fanfic en la aplicación busqué lo que era. Ninguna de sus historias entra en esa categoría. Javier tiene que estar basado en alguien que le gusta. Supongo que no es buen momento para pensar en ello.

Quiero ver a Barbie y a sus amigas. Bárbara tiene un secreto muy grande, algo que solo cuatro personas sabemos, incluyéndonos a ambos. Si quiere que se mantenga así más le vale cerrar la boca y dejar tranquila a Dione Hastings. Estoy ayudándola por Frank, también porque precisa a alguien que la haga retroceder de ese mundo de penumbras en el que vive. Luego olvidaré a esa muchacha de los enormes senos. Eso sí, tiene que alejarse de Jairo Manson como cualquier otra mujer en esta institución.

Ese tipejo es un peligro inminente, algo nocivo, como un cáncer en vida del que no puedes escapar y yo no pienso permitir que alguien sufra ese infierno.

Doblo en una de las esquinas para después descender por las escaleras con pasos rápidos. Barbie debe estar en el comedor o al menos entrando a este. Voy a alejar a las imbéciles pijas que se sientan con ella para tener una larga conversación. Nada intimida más a alguien con su reputación que una sala llena y un secreto que hace meses se muere por salir de mi boca. Si no lo he dicho antes es porque soy un caballero que jamás expondría cosas privadas de alguien que durmió conmigo. Por mucho que la odie.

No hace falta que llegue al merendero siquiera. Parada junto a la puerta del baño público de la escuela se encuentra una mujer que si no la conociera de sobra pudiera decir que es hasta buena persona. Es rubia natural, aunque ahora tiene el cabello cubierto por lo que parece un velo. Solo las hermanas llevan la cabeza tapada o las chicas cuando están en penitencia. Quizás esa sea la opción de Barbie porque ciertamente antes me vuelvo yo sacerdote que ella monja.

Avanzo sin ningún cuidado para alcanzarla. No hay nadie a su alrededor. Con solo gritar un poco puedo hacer que dos escuelas completas se enteren de eso que se guarda con tanto recelo. No puedo combatir contra el bullying que Dione recibe de esta chica y lo que le puede hacer Jairo. Tengo que ir venciendo uno a uno los problemas.

Estrías para tu belleza  [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora