Capítulo Veintiséis (II):

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Capítulo Veintiséis (II): Tabú

Dione:

No sé cómo he permitido que Jairo me convenza de salir hoy. La verdad es que no tenía ganas de estar en presencia de demás personas, pero fue tan convincente que me dejó sorprendida. No sé siquiera el lugar al que vamos.

Jairo está esperándome a la entrada de la escuela hace diez minutos. Me demoré buscando mi monedero, las tarjetas que mamá me dio para mis gastos y mi teléfono. Quería enviarme una foto a ella para que me viera, sin embargo, me retracté porque sé que me cree una falla.

Le prometí a Jairo que, por esta noche, no iba a pensar más en ello, es difícil que sea así.

Miro mi habitación para cerrar la puerta cuando apago la luz. Todavía no me siento cómoda con la ventana con una reja y por eso me anoté en la lista para que la removieran. Ya no hay nada que temer, Lucas me dio los motivos por los que hace lo que hace y entiendo su punto. No me va a golpear porque ya lo habría hecho. En todos estos días no se ha movido de la cabecera de mi cama, le debo una disculpa por ello y por lo demás.

«Sabes que, si te dispensas con Lucas, Jairo se va a enojar ¿verdad?»

«Deja las cosas así de una vez»

«Aunque puede que Lucas se moleste contigo por tu indiferencia y ha sido excelente contigo»

¿En qué momento me vine a poner yo entre dos chicos “peligrosos”?

¿Por qué no dejan de pasarme cosas raras cuando ellos dos están cerca?

«Quizás sea porque no dejas de tomar partido en las rivalidades que tienen»

Mi mente tiene razón.

Desde el día cero estoy tratando de entender una historia que no me concierne. Lucas Hall y Jairo Manson son chicos que ─por separado─ pueden ser potenciales buenas personas, pero cuando se juntan es como la pólvora y el fuego.

No necesito estar en medio de sus problemas para llevarme de forma amena con los dos. Decidido, a partir de hoy me voy a mantener fuera de los problemas que tengan esos dos.

Bajo las escaleras de la habitación arreglando mi cartera y pienso en aquel beso que me di con Lucas antes de la tormenta.

Por suerte ya eso va a quedar atrás cuando converse con él.

No voy a tomar más partido en lo que sea que los haga odiarse a tal punto que ya no pueden estar en una habitación sin que el uno o el otro se digan palabras hirientes.

La escuela está tranquila porque ─para sorpresa de los profesores─ casi la totalidad el estudiantado se ha ido de la ciudad por las fiestas. Al parecer la Navidad traerá paz en el centro y la cena que realizan las hermanas es deliciosa. Si bien todos los años termino devolviéndola porque es llena de grasa, se siente bien probarla.

Salgo al portal y al minuto me arrepiento de no haber buscado un abrigo más grueso. ¡Dios, qué frío! Siento que todos los huesos de mi organismo se me calan. Veo a Jairo a la entrada de la escuela y un jadeo bajo se me sale al ver lo guapo que se ve de traje.

Este hombre en otra vida fue un Dios Griego.

O fue el mismo Apolo porque está demasiado bueno.

Me siento una campesina sin dientes a su lado.

Jairo silba como si de verdad me viera sensual. Él es el guapo aquí, en mi vida jamás imaginé a un personaje mío así de elegante. Escribiré sobre la forma en la que está vestida.

Estrías para tu belleza  [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora