Capítulo Cincuenta y seis (II): Por primera vez un amanecer… ¿bonito?
Dione:
Abro los ojos sobre la cama, sintiendo un brazo aprisionarme contra una pared dura que respira. No tengo idea de qué hora sea porque ayer —bueno hoy— me dormí a las cinco de la mañana y no precisamente estudiando.
Muchas cosas ahora tienen sentido en mi cabeza. Entiendo porque Kiara se escapaba de la escuela para follar, porqué Barbie se iba a la cama con todos, porqué Laura y Serena buscan con urgencia un cuarto cada vez que están acaloradas, porqué la gente lee tanto libro guarro y porqué el sexo es descrito como una cosa maravillosa. ¡Lo es! ¡Joder que lo es! Quizás haya sido así ya que Lucas fue el que me hizo tocar las estrellas.
Perdí la cuenta de la cantidad de lugares en los que nos empotramos. Incluso mi pequeña mesilla de noche recibió mi cuerpo cuando él planteó la idea de hacerlo en pie. Lo único malo con ese plan es que Lucas me saca un tramo bastante grande a mí y cada vez que trató de meterla se le salía. Cansados de la situación me encaramó ahí hasta que los dos terminamos estrujados contra la pared de detrás. ¡¿Cómo nos descontrolamos tanto?!
Eran las tres de la mañana cuando tenía tanta sed que fui a la cocina a buscar un poco de agua y las cosas se calmaron unos treinta minutos. Lucas sabe emplear los dedos, la lengua y su pene, así que mis descansos eran mínimos. No me extrañó que a las cinco me dijera que las piernas no le dejaban de temblar. Nos dormimos abrazados, mojados y bastante segura de lo bonita que pudiera llegar a ser la relación que tendremos.
Obvio que luego de esto ya no seremos solo quedantes. ¡Oficialmente tengo un novio y lo amo! Siempre me molestaba ya que a todas las personas les iba bien en el amor, mientras que yo quedaba atrasada. Entonces apareció Lux, me hizo enamorarme y vaya que lo hice. Creo que no hay nadie que sea más feliz que yo sobre la faz de la tierra. Nada importa, mis errores del pasado no volverán a atormentarme y lo único que nos queda es enfocarnos en el futuro.
Giro mi cuerpo para ver que Lux sigue dormido del todo. Con la boca abierta y un hilo de baba que le baja por la mejilla. El pobre, imagino que se debe haber esforzado mucho por la mañana para que después yo lo convenciera de cambiarme la opinión sobre el sexo que tenía. Me llevé el premio gordo.
Todos los rasgos de su rostro denotan a un hombre angelical y solo puedo pensar en que cuando era un niño tal vez no podía darse pequeños lujos o comer golosinas. Odio que su pasado sea una estela llena de malos recuerdos, quizás pueda hablar con mi abuela para que lo ayude. La colegiatura de Lucrecia no debe ser muy costosa y entrará a la patana de Stanley por sus méritos. La abu tiene tanto dinero que no creo que le importe correr con las mensualidades que le quedan a Lu. Total, obtuve una beca, Laura trabaja y Serena la ayuda con los pagos.
En cuanto tenga una oportunidad lo hablaré con todos para ponernos de acuerdo. Haría falta que el tozudo de Lucas aceptase la oferta. Todo será a su debido tiempo. Ni siquiera me creo todavía que esto pasara anoche. Ya nada será como antes, nos volveremos del tipo de parejas cursis de las películas y la gente sonreirá al vernos pasar. Ya no tendré que bajar los ojos el día de San Valentín para no mirar a los enamorados quererse mucho, ahora podré pasarlo con una persona que me llena y que no me hace sentirme mal conmigo misma.
Lucas me enseñó a quererme. No sé qué hice para merecerlo.
Con cuidado de no despertarlo, me escurro de entre sus brazos y, tras tomar mi bata de dormir, salgo de la habitación. Tampoco tenemos que cumplir todos los clichés, yo prepararé un desayuno para los dos, luego me pondré estudiar y podemos salir a algún sitio en la noche. Quiero aprovechar el máximo tiempo que tengamos porque no sé qué sucederá cuando me vaya a la universidad.
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Estrías para tu belleza [✓]
Novela Juvenil|Historia +18| «Entre dos chicos peligrosos, ¿a cuál debería creerle?». Cuando te pasas la vida oyendo a los demás decirte, gordita, vaca, obesa y otros calificativos, estos poco a poco van desplazando a tu nombre. Ya no eres tú, eres tu peso. ©Esta...