CAPITULO 19

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Los tres desayunaron en silencio, Armando miraba sospechoso a Betty, se moría por saber quién era aquél chico.

ARMANDO: ¿Y si es un novio que tenía en secreto? ¿Porque nunca me dijo? -. Decía en su mente, mientras miraba a Betty

BETTY: ¿Y ahora que tiene? ¿Que habrá escuchado ayer? -. Decía en su mente, mientras miraba a Armando, las miradas de ambos estaban conectadas, cada uno sumergido en sus pensamientos, Mateo lo miraba a él y luego la miraba a ella.

MATEO: Bababa... Papá... Papá

ARMANDO: ¿Que pasó Mateo? -. Dijo saliendo de sus pensamientos y prestando atención al pequeño

BETTY: Ya termine, voy a lavar los trates, me lavo los dientes y nos vamos

ARMANDO: Está bien, igual haré lo mismo -. Betty se levantó rápido, lavo los trastes y llamó a Álvaro.

Llamada

BETTY: Álvaro

ÁLVARO: Hola Betty, perdón por lo de hace un rato

BETTY: No te preocupes

ÁLVARO: ¿Dime, que pasó ayer que colgaste rápido?

BETTY: Pues justo salía de la habitación y cuándo abrí la puerta, lo encontré a él afuera, escuchando la conversación

ÁLVARO: ¿Que es lo que escucho? -. Dijo riendo

BETTY: No tengo idea, solo se que es un chismoso -. Río al igual que Álvaro

ÁLVARO: Seguro le ha crecido la oreja

BETTY: Bueno, no solo eso le ha crecido -. Dijo pícaramente

ÁLVARO: ¡Betty! ¿Que haz visto? -. Dijo fingiendo estar molestó

BETTY: Yo no he visto nada... Yo te decía que no solo la oreja le ha crecido, sino también la nariz y la frente -. Dijo rompiendo en carcajadas

ÁLVARO: ¡Ay dios Betty! Y yo pensando otra cosa

BETTY: No señor, yo no soy una pervertida, pero usted sí

ÁLVARO: Sin duda, por cierto, me gustaría conocer al queridísimo Armando Mendoza -. Dijo con voz de enamorado

BETTY: Jamás! Es mío... Osea no, es mi amigo

ÁLVARO: ¿Tú amigo mágico? ¿Amigos con derecho?

BETTY: Mira, entre los dos no ha pasado nada

ÁLVARO: Solo besitos y quién sabe que más

BETTY: ¡Nada más! No ha pasado nada más -. Decía mientras recordaba lo del día anterior

ÁLVARO: Bueno, voy a terminar mis cosas, tengo que ir a dar clases de yoga

BETTY: Yo tengo que ir a trabajar -. Dijo perezosamente -. No me gusta trabajar

ÁLVARO: Pero si está él, si te gusta trabajar

BETTY: Adiós Álvaro -. Colgó el teléfono, se lavó los dientes y salió de la habitación, Armando tenía a Mateo en brazos, quién ya estaba listo para poder dejarlo en la guardería.

BETTY: Listo, ya podemos irnos -. Betty lo ayudó cargando la pequeña maleta de Mateo, juntos lo dejaron jugando en la guardia y luego vino una camioneta de la empresa a recogerlos.

Ambos iban en el asiento trasero, Armando revisaba la agenda de Betty, mientras ella miraba por la ventana.

BETTY: Cartagena está muy hermosa

ARMANDO: Si, se respira un aire a tranquilidad

BETTY: Hace mucho no venía y no porque no quisiera, simplemente no me dejaban

ARMANDO: ¿Sus papás?

BETTY: No, ellos no sabían nada, era otra persona la que no me dejaba -. Una pequeña lágrima rodó por su mejilla, la cuál limpió rápidamente y continúo mirando la ciudad, a Armando le preocupó el repentino cambio en ella, así que se acercó a ella y acarició su mano, Armando la miró fijamente, tenía los ojos cristalizados, se acercó y la abrazo, ella aceptó el abrazo, eso era lo único que necesitaba, un abrazo.

BETTY: Gracias, muchas gracias Armando

ARMANDO:. A veces, lo único que queremos es conversar con alguien, sentir algún cariño, por más mínimo que sea. ¿Si necesitas otro abrazo me dices, está bien? -. Betty río y asintió, Armando le limpió delicadamente las lágrimas y le dió un pequeño beso en la mejilla.

Llegaron a uno de los locales y afuera lo esperaba uno de los gerentes de aquél punto de venta, ambos ingresaron al lugar, Armando tomó nota de todo lo que me dictaba su jefa, incluso estuvo presente en las pequeñas entrevistas que hacía su jefa a sus trabajadores.

Estuvieron durante toda la mañana, cuándo iban a despedirse, el gerente los invitó a almorzar juntos, ambos aceptaron, cosa que conocían un poco más.

Iban caminando hacia un concurrido restaurante, pidieron una mesa y se sentaron al pedir su almuerzo, al llegar la comida, los que más hablaban eran Armando y Betty, olvidando que había alguien más con ellos.

HOMBRE: Bueno, fue un gusto poder almorzar con ustedes, yo tengo que regresar al local

BETTY: No se preocupe y muchas gracias -. El hombre pagó su plato y se retiró.

ARMANDO: ¿Ahora sí, de que estábamos hablando?

BETTY: Me estabas contando sobre los libros que habías leído y que dijiste que me ibas a prestar

ARMANDO: Solo me acuerdo que te estaba contando sobre los libros, más no que te los iba a prestar

BETTY: Es un pequeño préstamo, aparté es importante y me va a servir de mucho

ARMANDO: ¿Entonces, tu dices que te presté los libros que he leído, es verdad? -. Betty asintió con la sonrisa de una niña inocente -. Entonces tendré que también prestarte mis libros eróticos

BETTY: ¿QUÉ? -. Betty estaba roja como un tomate

ARMANDO: Es una broma, pero si los quieres, me dices y yo te prestó, incluso te recomiendo otros

MUJER: Disculpen, desean pedir postre

BETTY: Si por favor, me trae una torta helada. ¿Tu que deseas Armando?

ARMANDO: Nada gracias, estoy lleno

BETTY: ¿Seguro?

ARMANDO: Sí -. Betty pidió y cuándo llegó el postre, Armando miraba atentamente la torta, se veía riquísima

ARMANDO: ¿Betty, podrás tener compasión e invitarme un poco?

BETTY: No, yo no comparto


"Encontrar el amor"



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