Capítulo XIII

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Capítulo XIII

Sara

– ¿No lo han encontrado? – Llevaba cinco días sin dormir, no encontrar a Alfonso me está desesperando. Todos en la manada saben qué pasó, al ver que lo único malo conmigo era qué los hacía sentir culpables, por fin podía salir sin que nadie me gritara o mirara mal.

– Lo lamento Alfa, desapareció, llevamos cinco días recorriendo el bosque y haciendo guardias. Se esfumó. – Dijo un guardia, al parecer serían largos días sin dormir. Asentí buscando con la mirada a Sebastián, quien últimamente no me dejaba sola.

– Acá estoy, tienes cita con la doctora, Andrés y Camilo ya están allá. – No podía seguir aplazando esa cita, por más que quisiera no ir nunca, la realidad es que estoy embarazada. – Todo estará bien. – Me palmeó la espalda y esperó a que comenzara a caminar en dirección al hospital de la manada.

Mi manada es demasiado débil para su cantidad de habitantes, éramos más de 50.000 personas. Pero cualquier manada de 10.000 sería capaz de derrotarnos sin esfuerzo. La manada Moon con un poco de trabajo podría superar fácilmente a la Black.

– Alfa ya puede pasar, la doctora la espera. – Entré al consultorio y todos me esperaban adentro.

– Buenos días Alfa, necesito que se recueste y se suba la camisa. – Seguí las instrucciones, la doctora era joven, pero transmitía seguridad. Lo único raro es su pálida piel que a duras penas resalta de su cabello plateado. – Va a sentir algo frío. – La doctora era la única tranquila en la habitación, los pulsos de todos los demás y el mío incluido haría que cualquiera pensara que nos daría un ataque.

La doctora esparció un gel en mi vientre y comenzó a mirar a la pantalla. Frunció el ceño y sentí que era el momento más aterrador de mi vida.

– El cachorro está bien, es muy pequeño, pero en unos días podrás escuchar el corazón. Por el momento te voy a ayudar. – La habitación quedó sumida en el silencio, hasta que un errático ruido interrumpió. – Es el corazón de tu cachorro. – Mis ojos se llenaron de lágrimas y no podía formular ninguna oración decente, tal vez no podría ser tan malo ¿No? Después de escuchar su corazón todo mi miedo e inseguridad se esfumaron. Trataría de ser una buena madre.

Las carcajadas de los muchachos resonaban por toda la sala y una sonrisa se formó en la cara de la seria doctora. Este será mi recuerdo más atesorado.

– Debemos hablar de unas cosas, por favor tomen asiento. – Me bajé la camisa y antes de poder poner los pies en el suelo Andrés me tenía abrazada a él, Camilo y Sebastián se unieron. Y supe que ni mi cachorro y yo estaríamos solos nunca.

– Seremos tíos le enseñaré a pelear, jugar con carros, correr, encantar a las chicas y hasta me podría ayudar con algunas. Si saben a lo que me refiero. – Andrés guiñó el ojo y yo no podía parar de reír.

– ¿Y si es niña, genio? Pobre de ese cachorro su tío lo quiere para llevarlo y usarlo de imán de mujeres. Eres un idiota. – Habló Camilo mirando mal a Andrés.

– ¿Qué importa desde que nazca sano? Dejen de pelear y pongan atención a lo que la doctora nos debe decir. – Tomamos asiento.

– Deben tener especial cuidado, es un embarazo de alto riesgo. Eres una Alfa y por lo tanto tú cachorro lo será, los embarazos de cachorros alfa son complicados incluso si eres Alfa. Lo que no me preocuparía en circunstancias normales, pero no se ha transformado, su cuerpo no está preparado para esto. Por otro lado, no tienes la marca de tu mate, eso sólo complica las cosas.– Y así toda la felicidad anterior se convirtió en alarmante preocupación.

– ¿Cómo así? – Preguntó Sebastián con dificultad.

– Su cuerpo no está listo, al principio parecerá que no es un problema, será un embarazo normal hasta el tercer mes. El cachorro empezará a consumir toda su energía, debido a que la Alfa no produce suficiente para ella y el cachorro. Después del cuarto mes a duras penas te podrás parar sin desmayarte. Te daré unas vitaminas para resguardar la mayor cantidad de energía que puedas. El parto será lo más difícil, no podemos hacer una cesaría te curarías al instante de cualquier corte. Estarás próxima a tu transformación y eso sólo dificultará las cosas. No puedo hacer nada para evitar eso. Sólo sabré que hacer en el momento. – Terminó de decir la doctora.

– Entonces, ¿Morirá mi cachorro o moriré? – La doctora me miró con pena.

– Es difícil saberlo podría ser así, nunca había pasado esto. Los dos son Alfas, para ustedes es muy difícil morir. Pero tú estarás demasiado cansada y tú cachorro tendrá menos de cinco meses. No sé qué pasará, pero es una posibilidad. – Un incómodo silencio se instaló en el consultorio.

– ¿Se podría saber entonces qué sabe? – Preguntó Andrés de mal humor.

– Lo que sé es que será difícil mas no imposible, estas son sus vitaminas. Una cada mañana, nos vemos en veinte días. – Me pasó un frasco y rápidamente nos hizo salir para evitar una pelea.

Los muchachos caminaban detrás de mí en silencio ¿Qué estaba esperando? ¿Qué por primera vez en la vida algo fuese fácil? Tenía que ser fuerte, ya no sólo por mí.

– Todo va a estar bien. – Fueron las únicas palabras que dije y nadie respondió o hizo ruido hasta que llegamos a la mansión.

– ¿Quién quiere ser mi Beta? – Los tres abrieron los ojos como platos.

– No es un buen momento para tomar la decisión. – Dijo Camilo aparentando calma.

– Es justamente el momento, alguien debe quedar a cargo si algo malo sucede. – Nadie se atrevió a objetar.

– Yo lo haré, yo me encargo de los asuntos externos, Camilo de la manada y Andrés debe hacer lo más importante, cuidar de ti y atrapar al desgraciado. – Todos asintieron y así Sebastián era el nuevo Beta de la manada Moon.

Hoy es la transformación de Alejandro, al parecer el último evento al que podré ir en mucho tiempo. Quería verlo una última vez y al mismo tiempo no verlo nunca desde lo que me hizo, me lastimó y me humilló. Pero cómo Alfa es mi deber estar allá.

Con ese pensamiento me levanté de la cama y de repente me sentí mareada. Corrí al baño y vomité la cena, definitivamente no va a ser un buen día. Me lavé los dientes y bajé a desayunar donde todos me esperaban.

– Buenos días, te ves terrible. – Andrés me irrita últimamente cada vez que abre su gran bocotá.

– Gracias, así te ves cuando lo primero qué haces al despertar envés de ponerte pantuflas es vomitar debido a las náuseas. Si te molesta mi terrible cara no la veas. – Andrés levantó las cejas y las manos en señal de paz, los otros dos no se atrevieron a decir palabra.

Demonios, mataría a la persona a la que se le ocurrió servir huevos. Salí corriendo al baño a vomitar de nuevo, Andrés entró detrás de mi recogiéndome el cabello hasta que terminé y me enjuagué la boca.

– Te quiero mucho, perdón. – Dije con ojos llorosos después por vomitar.

– No hay problema enana. Yo reaccionaría peor donde alguien me dijera que me veo feo.– Dijo risueño.

– No soy fea. – Dije refunfuñando mientras él se carcajeaba. Salimos del baño.

– Ya quitaron el huevo, el viaje a la manada Black es de dos horas. Si queremos llegar temprano debemos salir ahora. Pedí que te empacaran algo de comer. – Estaba apuntó de asentir y volví a sentir arcadas. – No creo que puedas ir. – Yo quería ir, pero sabía que haría una escena y todos sabrían que estoy embarazada. Si alguien distinto a la manada se enteraba, un ataque sería inminente.

Black & MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora