Capítulo X

3.5K 222 21
                                    

Capítulo X

Sara

Estaba en mi casa no sé cómo, no sé cuándo y no sé por qué. Mi cama es demasiado grande, la odio. Me recuerda lo vacía y sola que estaré toda mi vida. Casi muero hoy, cada vez que lo pienso me dan ganas de reír, casi muero a manos de ese maldito infeliz. Sebastián está sentado en una silla al lado de mi cama y me mira con lástima, de tanto en tanto escucho a Camilo gritar.

– ¿Cómo te sientes? – La mirada de culpa de Sebastián, algo me dice que no tiene que ver conmigo y no le pregunté. Debería dejar de preguntarle, siempre se pone serio.

– Estoy mal, pero eso está bien porque significa que estoy viva. Hoy sentí unas ganas increíbles de vivir, me di cuenta de que nunca había visto una película y cuando estaba a punto de rendirme, me prometí que haría algo para salvarme y ver una película. – Le sonreí y él me miro, se levantó de la silla y se recostó a mi lado y me abrazó a él.

– Todo estará bien, no te quitare los ojos de encima, yo te protegeré de todo y todos. Desde hoy eres parte de mi familia, y te cuidaré hasta que me muera. – Mis ojos se llenaron de lágrimas, me abracé a Sebastián y me aferre a él con tanta fuerza, como si soltarlo significara que no lo volvería a ver. – No llores, vamos a dormir, hermosa. – La paz que me trasmitía su presencia en mi cama, me hacía querer dormir y jamás despertar. Por momentos como estos vale la pena vivir. La puerta de mi habitación se abrió, Camilo y un cansado, sudado y andrajoso Andrés entraron me preguntaron silenciosamente si estaba bien, sólo asentí. Se acostaron a mi lado y sentí que la energía volvía a mi cuerpo. Y me deje descansar.

Algo pasaba hoy, era algo muy importante, me sentía ansiosa sin razón... Demonios los colegios mixtos, no podía dar mi brazo a torcer si faltaba hoy nada iría bien. Nada. Me levanté con rapidez de la cama y me encontré a mis tres algo, mi extraña nueva familia. Los empiezo a mover y comienzan a refunfuñar.

– Vámonos, no llegaré tarde, me voy a bañar y cuando salga van a estar listos o iré sola y tendrán fallas en su primer día. – Los tres saltaron de la cama.

– ¿Vas a ir hoy? ¿Estás loca? Casi te mueres ayer, hace menos de seis horas. Deberías descansar, nosotros iremos y mantendremos todo bajo control. Con el regaño ayer de Camilo estoy seguro de que nadie se atreverá a llevarle la contraria. – Solté una carcajada Andrés y su sentido del humor, me miraron como si les hubiese dicho que el cielo es verde.

– Yo los entiendo, ayer casi me ven morir. Debió ser difícil para ustedes estar en esa posición. Pero ya perdí muchos años de mi vida encerrada, sólo quiero ser una buena Alfa para todos ustedes. Debo ir hoy, porque es el día más importante y si no voy me sentiré culpable todo el día. Sólo apóyenme ¿Sí? – Asintieron y salieron de la habitación mientras entraba al baño, mi reflejo horrible, esas ojeras y mis hinchados ojos. Me veía acabada, pero me sentía en paz.

Me bañé y arreglé, me puse un vestido negro los pantalones me incomodarían por un tiempo. Baje las escaleras para salir y dar la cara frente a mi manada.

– ¿No vas a desayunar? Tienes que comer. – Sebastián me miraba con preocupación y sólo le sonreí.

– Estaré bien, nos despertamos tarde y no tenemos tiempo. Allá comeré algo por el momento debo dar instrucciones. – Salí antes de que alguno me detuviera y ahí a diez metros de mi mansión estaban todos los jóvenes, algo irónico viniendo de mí que podría ser hasta menor que ellos. Todos quedaron el silencio.

– Supongo que saben lo que sucedió ayer, no quiero que se alejen del colegio, anden en grupos, no quiero contratiempos. Alfonso sigue vagando y hasta que lo encontremos no los perderé de vista. La manada Black intentará molestarlos, si tienen algún problema se acercan a mí. Entenderán que hoy no estoy de humor para conflictos. – Todos me miraron con admiración y determinación.

Black & MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora