Capítulo XVIII

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Capítulo XVIII

Sara

Desperté sintiendo mucho calor, pasé la mano sobre mi vientre y sentí que todo estaba bien. El cachorro estaba bien, abrí los ojos y recordé todo. Alejandro me había rechazado y al parecer mi destino era la soledad. Sentí un hambre terrible, pero al intentar levantarme me di cuenta de que estaba atrapada, alguien me abrazaba con ansiedad y fuerza. Al girarme y ver quién era todo se detuvo. Alejandro. Alejando estaba ahí, como si nada hubiese pasado. Como si no me hubiese causado el dolor más horrible de mi vida. Junte toda la paciencia que me quedaba e intente removerme para despertarle.

- Alfa Alejandro, Alfa Alejandro. – Si que tiene el sueño pesado este hombre. – Podrías soltarme. – De un momento a otro abrió los ojos e inmediatamente soltó su agarre, sin embargo, cuando lo hizo me arrepentí. - ¿Te duele algo? ¿Estás bien? – Me sentía tan confundida, ¿Por qué se preocupa? Será esta una realidad paralela.

- Puede que me equivoque, pero tú me rechazaste ¿Qué haces aquí? Deberías irte, ya dejaste muy claro todo. – Dije viendo cómo el brillo de sus ojos se opacaba y su cara de alegría infinita se esfumaba de su rostro.

- Tienes razón, fui un imbécil y no sabes cuando me arrepiento. Nunca me alcanzará la vida para pagar mis pecados. – Dijo sincero y dejando ver su arrepentimiento, pero al menos era consecuente. – Espero que te mejores, y que algún día logres perdonarme, aunque no lo merezca. – Salió de la habitación sin mirar atrás y por más que quiera decir que soy una loba que no necesita de su mate verlo salir derrotado oprimió mi corazón-

- ¿Qué haces de pie? La doctora dijo que necesitabas descansar. – Agudicé mis oídos cuando escuche la voz de Sebastián.

- Sara ya despertó y no me quiere ver, tiene todo el derecho del mundo. A pesar de que ha pasado menos de un día entendí que debo aceptar lo que hice y vivir con mi soledad. La marqué y creo que no se ha dado cuenta por el momento, estará muy molesta cuando se entere. – Inmediatamente toqué mi cuello y sentí la herida, todo en mi se removió. Yo creí que él no me amaba, pero me marcó. Probablemente por lástima, pero lo hizo, el corazón me empezó a latir a mil. -Sólo por favor cuídala bien, aunque ella no me ame ella es la persona a la que más amo. No tengo derecho a pedirte nada, pero cuídala por favor. – Las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos, si me amabas por qué me rechazaste. ¿Por qué? Escuché sus pisadas saliendo y eso me devastó. Sebastián entró.

- Supongo que lo escuchaste todo, yo no sé que decirte. Yo sé que te hizo daño, pero mientras que estabas inconsciente pasaron cosas y puedo decir que lo odio la verdad. Sólo es un poco tonto y le encanta hacer todo mal. – Dijo con un tono de voz suave, sus palabras me hicieron reír en medio de las lágrimas Alejandro, aunque me hubiese hecho daño no parecía una mala persona. – Voy a llamar a los muchachos van a estar felices de saber que despertaste y se encuentran bien. – Asentí. Después de ese día nadie volvió a hablar del tema.

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– Debes despertarla, ella querría que la despertaran. Lo tenemos sólo debe ir.– Susurraba Andrés.

– Todos sabrán que está embarazada, nosotros nos acostumbramos al latido de la cachorra, ellos no lo están. Nos atacarán en cuanto puedan.– Respondió aireado Sebastián.

– Él podría venir por ella cuando quiera, es más fuerte y no podemos vigilarla entre los tres todo el tiempo. Es lo mejor.– Odio a Alfonso.

– Se va a alterar, no puede en su estado. La doctora nos dijo que no la estresáramos, podría ser mortal. ¿Eso quieres? – Escuché a Andrés tronarse los dedos ansiosamente.

Me levanté de la cama, y abrí la puerta donde discutían silenciosa pero decididamente.

– Se de que hablan, ¿Es necesario que vaya? – Andrés asintió y Sebastián negó con la cabeza. – ¿Lo encontraron los Black?– Asintieron y mi corazón saltó al pensar en Alejandro y todo lo que había sucedido.– Debo ir, sé que no crees que es lo correcto pero voy a ir alisten todo. Somos la manada Moon y no nos esconderemos no somos gallinas somos lobos.– Dije con una sonrisa.

Andrés se carcajeó – Esa es la chica que conozco– Dijo alegre mientras Sebastián con una sonrisa salió a arreglar todo.– Voy por una chaqueta para ti hace frío. Sube al carro y duerme un rato, el viaje es largo.– Asentí y salí directo para la camioneta donde me deje caer en los brazos de Morfeo estar embarazada no es fácil.

– Sara, llegamos.– Abrí los ojos y vi a Sebastián, tenía un cinturón donde habían pistolas que no sabía que teníamos y balas de plata. – Estoy armado y todos los demás por si acaso, pero todo está bien el Alfa Alejandro espera por ti, no es necesario que lo veas, estoy seguro de que él entenderá. – Momento de enfrentar la realidad por más miedo qué nos dé. Baje del carro y estaba a menos de 100 metros de mí.

– Alfa Sara, mucho tiempo sin vernos, lamento lo de la vez pasada.– Dijo Alejandro con la sonrisa más hermosa que he visto, sus ojos brillaban con anhelo, su corazón latía muy rápido se veía como si hubiese estado esperando verme desde siempre.

– Alfa Alejandro, me alegra ver que se encuentra bien. – Respondí con el mismo entusiasmo, después de saber todo lo que había pasado, lo había perdonado. La vida es muy corta para guardar rencores.

– ¡Qué lindo reencuentro! – Todos hicieron silencio cuando Alfonso habló y mi corazón latió más rápido que nunca. El zumbido de los latidos de mi cachorra resaltaba sobre los demás, para todos los que no eran Alfas no era importante pero Alejandro lo supo al instante.

– ¡Cállate escoria! – Gritó Sebastián apuntándole con la pistola.

– ¡Yo sé todo! ¡Tú maldita perra! ¡Te encontrare y mataré a ese bastardo que llevas contigo! ¡Porque no quiero que nadie se parezca a la zorra de tu madre ni tú, ni siquiera mi...!– Sebastián le disparó en la cabeza antes de que arruinara aún más mi vida, mis zapatos quedaron llenos de sangre. Comencé a sentir náuseas por el horripilante olor. Alguien me tomó del antebrazo.

– Dime que es mentira.– Alejandro con los ojos rojos intentando no dejar que su lobo tomase el control preguntó furioso.

– Yo... es verdad. – Puse mi mano en mi vientre mientras que mi corazón iba a estallar. – Voy a tener un cachorro Alfa Alejandro. – Dije intentando no derrumbarme y sin dejarlo responder a paso rápido caminé hasta la camioneta, para acabar con esta pesadilla.

Black & MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora