Capítulo XXIV

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Alejandro

- ¡Alejandro! – Escucharla llamar mi nombre con tanta tristeza me hizo girar inconscientemente, porque la verdad no tenía ánimos de verla, no podría alejarme después de eso.

- Yo lo he intentado, no imaginas cuánto. La realidad es que yo no puedo seguir viviendo lejos de ti. – Dijo con lágrima en los ojos y con voz anhelante, tan anhelante que cualquiera haría uno de sus pedidos sólo con escucharla. Me detuve inmediatamente, esto se debería tratar de un sueño de los que tanto he tenido desde que la conocí.

- No es un sueño, deja de ser imbécil. Ella nos quiere en su vida. – Zack estaba intentando ganarme el control, y no lo culpo.

- Lo que voy a decir es muy torpe, pero yo no soportaría su rechazo después de esto, nos mataría ¿Lo entiendes? Estamos apostando nuestra vida en esto. – Dije pasmado por el miedo y la añoranza en partes iguales.

- Yo sé que la hemos estado pasando mal, sé que ha sido mucho para ti, pero tus miedos no tienen sentido ¿Lo sabes? Si nos rechaza después de este momento al menos yo puedo morir en paz, a parte si yo tuviera que apostarle mi vida a alguien sería a nuestra hermosa mate. No tengas miedo, ella espera por una respuesta retardado. – Mi lobo es un bruto, pero en este momento no pudo elegir mejores palabras.

Me acerque corriendo hacia ella con más emoción de la que he tenido en mi existencia, he hice lo que quise hacer la primera vez que la vi embarazada y acaricie su vientre. Junté nuestras frentes y al verla tan cerca, la besé y demonios se sentía mejor de lo que había podido imaginar. La abrace a mí con tanta necesidad por lo que pareció una eternidad. Fue la primera vez en un mes que no sentí que mi alma se quebraba en pedazos y vagaba en la oscuridad, su ausencia me estaba matando lentamente y ahora sentía que volvía a nacer, el vínculo se fortalecía a cada segundo y supe que si ella me dejaba, mi cuerpo y mente no lo resistirían jamás.

- No sabes cuantas noches y días completos he soñado que esto pase. Por la Diosa no sabes cuanto te amo. Yo Alejandro te amo tanto Sara Moon, y nunca me cansaré de pedirte perdón por no haberme dado cuenta antes y hacerte daño. – Dije sin pensar, dejándome llevar por el momento y siendo libre por primera vez en mi vida, no estaba mi padre, la manada, los problemas. Sólo ella con una mirada que me prometía todo.

- Y yo a ti Alejandro. – Hay momentos en la vida que son determinante, este supe en el momento que sería el más importante. Vi que se sentía cansada y nos sentamos mientras que la acariciaba hasta que se quedó dormida. Parecía que al igual que yo estar separados le había estado drenando la vida. Marcarla fue lo mejor que pude hacer, sentirla tan plena, su alma junto a la mía, por siempre, así ese siempre fuera segundos.

- Yo no quiero ser aguafiestas, pero ese cachorro tiene padre y no somos nosotros, tú tienes que dejar en claro muchas cosas. Te lo digo porque yo también, aunque me siento feliz y en las nubes, también siento que todo va a la deriva y si sale mal nos acabamos de condenar.

- Sé de qué hablas, apenas se fortaleció lo supe, pero la verdad en este momento sólo me importa verla feliz. Dame tregua. - Con eso dejo de hablar y yo me enfoque en mimarla, incapaz de dormir pensando que ya no la volvería a ver. La separación siendo hombre lobo y haber marcado a alguien es traumática en muchos sentidos, tarde o temprano termina llevando a la locura o a la muerte.

- Sé que estás despierta. – Dije risueño. – Sé que lo quieres evadir, pero yo en verdad necesito saber quién es el padre del cachorro. – En su cara se instauró el miedo y se tomó el vientre protectoramente separándose de mi inconsciente. Su cara se desfiguró del miedo, se desfiguro como nunca había visto a una persona. – No pienses mal, yo quiero entender que está sucediendo. Escúchame bien, yo jamás te dejaré sola. Pero ese cachorro merece estar con su verdadero padre, yo amaría que me dejarás formar parte de su vida. En verdad quiero saber qué pasó. – Le dije calmado temiendo que le diera un ataque, su cara en ese momento me quedará grabada por siempre.

Black & MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora