Capítulo XI
Alejandro
Sara... Siempre la veía y nunca sabía que sentir. Por un lado, la había visto máximo cinco veces en toda mi vida, por otro sentía más por ella que personas a las que conocía de siempre. Hay una gran probabilidad de que ella sea mi mate. Tan sólo pensar en que ella pueda estar cansada o necesite descansar tengo la necesidad de correr tras ella y ayudarle y que no mueva un dedo. Estoy a siete días de descubrir si ella es mi mate, las ganas de saber me ponen ansioso.
La dejo ahí para irme contra todo impulso. El colegio era gigante, las aulas eran armoniosas, todo era tan perfecto. Sara siempre lo hace todo bien, yo nunca podría hacer lo que ella hizo. Yo soy un mal Alfa.
– Alejandro, no me gusta. Es muy... Antiguo, iré a hablar con el director para saber qué privilegios tiene nuestra manada. – Se escucharon gritos de admiración.
– Nuestra próxima Luna será increíble, no ha sido nombrada y ya está gestionando todo perfecto. – Amelia me sacaba de mis casillas últimamente, no quería a alguien así de celosa y antipática conmigo todos los días de mí ya insufrible existencia.
Amelia salió corriendo en busca del que sea el director, pobre hombre. Vi mi aula y entré, quisiera ya haber terminado la educación media, todo sería más fácil. Pasaron las horas, como si fueran días. Sonó el timbre y por fin era hombre libre. Salí corriendo al comedor y la vi. En ese hermoso vestido con su cabello enmarañado, era imposible no pensar en eso. Era imposible no pensar en lo hermosa que era. Salí de mi ensoñación cuando la oí hablar.
– Soy una Alfa y cumplo con las normas ¿Quién eres tú para no hacerlo? – Odiaba a la gente que usaba su rango para intimidar, pocas cosas me provocaban, pero ver a mi amiga de la infancia llorando era una de las que encabezaban la lista. Por impulso cogí la muñeca de la Alfa.
– ¿Quién eres tú para hablarle así? Sólo te aprovechas de tu posición para maltratar a los más débiles. – Tocarla producía miles de escalofríos en mi espalda, producía un sinfín de sentimientos, que en este momento sólo aumentaban mi enojo y la solté. – ¿Quién te crees? ¿No contestas? – Me miró consternada, sentía tanta ira, tanta rabia de que no contestara, la tome de los hombros y la comencé a mover, intentando que reaccionara. Sólo seguía apacible viéndome y la solté, sus piernas perdieron fuerza y antes de que pudiera hacer algo un golpe seco retumbó por el comedor.
Cuando gritó de dolor y sentí el olor a sangre, me sentí un miserable. Su grito despertó una insana necesidad de acabar con mi vida por lastimarla. Ni siquiera entendía mi reacción, no entendía que estaba haciendo. Sólo sentía una gran culpa, de alguna u otra manera siempre terminaba lastimándola. Me iba a acercar a ayudarla, pero fui interrumpido.
– ¡¿Qué hiciste?! ¡Aléjate de ella! – Hice lo que me pidió, Sara parecía estar atrapada en un trance. – Sara, abre los ojos, mírame. – Su reacción no era normal, y cuando ese castaño le tocó el hombro quedó más que confirmado.
– ¡No me toques! ¡No me toques! – Su latente miedo hacía que quisiera tenerla conmigo, quería abrazarla decirle que la protegería. Pero no soy estúpido, yo la lastimé no tengo derecho a acercarme.
– Sara, soy yo. Mírame hermosa. – Inmediatamente abrió los ojos, sentí celos, celos asesinos. – Estás sangrando, vamos. Te dije que debías comer, estás muy débil, no vuelvas a acercarte a ese hombre. – Nunca me habían tratado con desprecio, nunca me habían dicho no te juntes con alguien como él. Nunca me había sentido tan humillado. La levantó en sus brazos y otro se quitó su chaqueta y a cubrió.
– ¡Qué Alfa más débil! – Amelia, era la primera vez que quería usar mi voz de Alfa, que inesperado que fuera con ella. La manada Moon empezó a gruñirle con violencia, no podía culparlos la verdad.
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Black & Moon
Werewolf- Yo Alejandro Black te rechazo a ti Sara Moon, como mi mate y Luna de la manada Black. - Me miró con superioridad, cómo si el fuera rey y yo una simple basura en el suelo, mi alma se quebró en dos y el corazón me quemaba mientras que lágrimas bajab...