Capítulo 1

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Hubo una era, hace ya algunos años, en la que se vivía en un mundo casi mágico de increíbles buques y fuertes guerras. Databa el año de 1493 y los amados padres de ______ eran nobles de alta alcurnia en Mary Geoise. Todos festejaban en el gran salón el 721 aniversario de fundación del Gobierno Mundial.

No había sonrisa más deslumbrante esa hermosa noche, que la de ______, una bella e inocente niña de apenas seis años de edad, disfrutando de la celebración entre bailes.

Naturalmente, sus padres brillaban, o más bien eran brillantes: oros, cadenas, sortijas, piedras, collares, esclavas. Ellos eran brillantes, un pedazo de sol iluminado por su vestimenta. Como todos los Dragones Celestiales, ellos brillaban. Así peregrinaban, así navegaban por toda la inmensidad de los mares empobrecidos por la oscuridad mental de unos cuantos espíritus. Paseaban así por todas las islas del mundo oscuras, silenciosas, calladas, sin joyerías, ni hoteles, mucho menos corriente eléctrica, sin alumbrado, sin siquiera den-den mushis; islas sin luz y sin novedad; islas que se podrían iluminar con lucecitas colgando entre sus frondosos árboles. Como brillantes pedacitos de sol, eran sólo unos cuantos monopolizadores de la luz celestial los Tenryuubitos.

Y cada que sus papás salían de gira por los continentes para promover el supuesto buen gobierno, la niña se convertía en un manojo de nervios y de ruegos para que no se fueran. Tal vez sus padres mantenían las clásicas actitudes de un noble de Mary Geoise, egoístas, altaneros y pedantes, pero si de algo nunca careció _______, fue de amor. Así que para esa tarde, antes de su próximo viaje, mandaron a conseguir un regalo en extremo especial para ella, que la haría sentir protegida y fuerte y a ellos convencidos de que su niña estaría segura, de esa forma la distancia sería menos difícil para todos.

-¡En serio padres! ¿Una fruta del diablo? -decía la pequeña, feliz y sorprendida por tan extravagante detalle.

-Es para que duermas tranquila, sabiendo que nadie te hará daño -comentó su padre para después ser seguido por su madre.

-Y cada vez que veas sus efectos nos recuerdes y no te sientas sola.

La jovencita sólo atinaba a ver asombrada la extraña fruta dentro de su caja de regalo. Era de conocimiento general, al menos para la mayoría de los habitantes de ese lugar, que no se sabía qué clase de poder otorgaría un demonio dentro de esas frutas hasta que se mordiera una, de forma que _______ volteó a ver a sus padres como pidiendo permiso para comerla de una vez, dado que estaban en medio de una celebración tal vez no era el momento ni el lugar adecuado, sin embargo sus padres asintieron otorgándole su consentimiento. Hizo una mueca extraña debido al mal sabor y sus padres rieron ante las caras de su hija, estaban muy felices por esta nueva situación. La verdad, era que siendo un noble era realmente difícil estar en una situación de peligro debido a las intensas protecciones de los Agentes del Gobierno, siempre estuvo fuera de compresión la extravagancia de los adquisitivos de esta clase de gente.

Al tener la fruta fuera de la caja, _______ notó que al fondo de ésta había una nota:

"Acompáñanos cuando controles su poder por completo"

-¿Seguros? -los señores asintieron de nuevo ante la simpática duda de su pequeña- ¡Gracias! ¡Los amo tanto!

Lamentablemente, no habría viaje alguno al que la niña los pudiera acompañar, debido a que una aguda y pequeña sombra atravesó la Puerta de Los Dragones Celestiales e irrumpió sin permiso alguno al gran salón del Castillo de Pangea: se llamaba Donquixote Doflamingo. Sus padres fueron nobles de bien, tan humildes en su forma de ser que decidieron dejar la nobleza y vivir en el "mundo de abajo" con la "plebe". Sin embargo él era un niño de apenas diez años lleno de odio, ambicioso, con una firme convicción de que se le debería devolver su título de noble por derecho Real y terriblemente peligroso.

NINFA (rosinantextu)(zoroxtu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora