NINFA (rosinantextu)(zoroxtu)

Capítulo 18

En cuanto al siguiente episodio de la vida de _______ no hay mucho que decir. Antes de llegar al East Blue, Shanks la llevó con una jovencita que había consumido una fruta del diablo que podía manipular la edad de las personas. Se les ocurrió que cambiar la apariencia de _______ en varios aspectos la ayudaría mucho a pasar desapercibida y a iniciar una nueva vida, desde cero. Empezando por su edad, de tener veinticinco años le redujeron la edad a diecisiete, se cortó el cabello y se lo tiñó para ocultar el brillo amoratado que lo caracterizaba y Lucky Roux le tatuó algunas partes del cuerpo para ocultar cicatrices en su piel o lunares que fueran señas particulares.

Durante todo el trayecto la joven pasó la mayoría del tiempo a las espaldas o al lado del capitán o encerrada en su camarote, esperándolo siempre dispuesta para tener sexo con él. Y vaya que daban rienda suelta a sus deseos, sus encuentros sexuales siempre eran intensos y desenfrenados, incluso después de cambiar la edad de la chica, de hecho, eso sólo agregó más morbo al sexo. Shanks definitivamente la extrañaría una vez abandonara el barco.

-¿Por qué no te unes a mi tripulación? -solía decirle acariciando su espalda desnuda después de tener relaciones, y mientras ella acariciaba el torso de él, subiendo hasta su hombro y deteniéndose en el muñón que quedó de la pérdida de su brazo, le respondía con voz muy tranquila y con mucho tacto:

-Temo por la seguridad de los que me rodean. No todos tenemos tu fuerte voluntad para salir al mar libremente sin el miedo de ser heridos o a nuestros seres queridos -dió dos besos en el hombro del brazo faltante, escuchó muchas veces la historia de cómo había perdido ese brazo y del maravilloso niño por el que se sacrificó, era una relación que _______ envidiaba-. Prefiero no encariñarme mucho. Además debo asegurar mi supervivencia porque tengo planes a futuro, cuándo los vaya a realizar o cómo es mi problema.

_______ quería ser silenciosa intrascendente, vivir como una sombra, pasar como humo, quería hacer en el más absoluto de los sigilos la sagrada tarea de sobrevivir, pasando inadvertida, no ser conocida por nadie. Deseaba no trascender por el momento. Pero eso no resultaba así, no podía ser así: su sombra la proyectaba sobre otros oscureciendo el brillante sol, su deseo de frustrada intrascendencia lo tornaba en luz, en sol que iluminaba matando ideales de personas de altos cargos, rompiendo el fundamento principal para vivir su vida de otra forma. Fungía como actitud trascendente lo que ella vivía como intrascendente, debido a eso mataba, castraba, hería la rebeldía de su juventud que esperaban todos los que la conocían. Ella sólo mostraba un camino a seguir, el florido y fértil camino por donde se llegaba al más arraigado menguamiento espiritual.

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La tripulación se despidió de ________ con mucho pesar en la isla de Cozia. El lugar había sido atacado por el Germa 66 hace ya algunos años, dejando los restos de una urbanización tranquila y todavía en proceso de reconstrucción; se le exigía una cuota a los habitantes con la excusa de cubrir los gastos para la total restauración, aunque por más que los pobladores sacaban de sus bolsillos la excesiva cantidad que se les impuso no se veía mayor avance. La chica estuvo deambulando por unos tres días buscando trabajo, hasta que se encontró con un bar-prostíbulo, era el lugar perfecto para ella. La mujer encargada era una señora ya mayor, pero bien conservada, de unos sesenta años, llamada Naná, tenía como personal solamente a una prostituta y una camarera, tener a _______ le sería de mucha ayuda. Fue sencillo y rápido el contrato: la mujer le daría a _______ un lugar dónde hospedarse, ahí mismo en el bar, y la chica haría el trabajo de mesera y se prostituiría.

Al estar trabajando en ese lúgubre establecimiento, la muchacha reaccionó digamos que agresivamente intensificando su caza de hombres. Una gran apertura sensible le dió la oportunidad de desarrollar sus estudios morfológicos a los genitales. Se había hecho con un nutrido círculo de clientes recurrentes y empezaba a costarle recordar quién era quién. Dejó de esforzarse en recordar las relaciones individuales que eran parte del buen servicio al cliente, era imposible, como lo era adivinar lo que querían oír.