Capítulo 60

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Nemesis gemía desquiciado cuando metía y sacaba su verga de ese cuerpo destrozado, tendido en la cama como muñeca de trapo. A su ver, esa puta se merecía eso y más, casi todas las habilidades y perspicacia de la chica habían sido producto de su gracia, él se las enseñó, y además de eso la amó, se creía un ser piadoso por tener sentimientos tan profundos por una criatura que él consideraba que no era merecedora. Esa criatura debía ser castigada y se le debía enseñar a apreciar y agradecer lo que hacía por ella.

Enfadado de penetrar un bulto que no respondía al más mínimo de sus arranques de placer, puso la palma de su mano en la espalda de la muchacha:

-Itami no recover.

Inmediatamente, de un segundo a otro y de manera progresiva, todas las heridas de ________ sanaron y cerraron. La muchacha jaló una fuerte bocanada de aire al sentirse viva por la impresión y sentía como ahora era penetrada por la verga de Némesis.

Ese era su poder, la maldición de ella. ¿Cuántas veces no la torturó y violó cuando sólo era una niña para satisfacer las retorcidas desviaciones de ese sujeto? Le podía hacer tanto daño y curarla, y volver a dañarla y curarla, cuantas veces y de las formas que él deseara sin llegar a matarla. Las pobres almas que eran interrogadas por él a veces llegaban al punto de rogar que les asesinaran con tal de acabar con el sufrimiento y la tortura.

Se agarraba fuerte a las sabanas ensangrentadas, ver los pedazos de carne de su propio ser regados por allí la asqueaban. Escuchar los gemidos tras ella del hombre que la penetraba con violencia la asqueaban aún más.

Némesis tomó una de sus piernas y la volteó para ponerla boca arriba, tenía planeadas algunas cosas y deseaba ver su cara de horror cuando lo hiciera. La acercó bien a su cuerpo jalandola de los muslos para seguir metiendo su verga a su antojo. Tomó una de las afiladas dagas que tenía a su costado y, sin previo aviso cortó agilmente y de un movimiento, una de las piernas, cerca de la cadera, de la joven desprendiéndola totalmente de su cuerpo. Un grito de terror fue lo único que le dió su voluntad para soltar ante el salvaje acto, su cara se deformó por el insufrible dolor, casi parecía que sus ojos se saldrían de sus cuencas por la impresión.

Némesis sonreía y seguía penetrándola sin freno, lo que veía lo estaba llevando hasta los páramos más sublimes del placer, pero en cuanto vió que la muchacha se acostumbraba aunque sea un poco al dolor y quería acercar sus manos a su extremidad desmembrada, agarró dos dagas más y se las encajó una en cada mano, clavándola a la cama.

Empezaba a sentirse débil, su extremidad mutilada salpicaba chorros de sangre cada vez que Némesis se metía en ella con fuerza, el vaivén laceraba más sus manos con el filo de las dagas.

Aún quedaba una daga sin usar. Némesis se divirtió pensando en lo que iba a hacer con ella. La encajó bruscamente en el vientre de la chica y comenzó a removerlo por los alrededores, sacándole la vuelta a su hombría, claro.

-¡No! ¡No! ¡Detente! -gritaba ________ despavorida.

Némesis estaba muy contento por la escena y en ningún momento dejó de sacar y meter su falo, tener a la mujer que supuestamente amaba de esa forma, tan vulnerable, tan torturada y castigada lo ponía a mil, despertando aún más el placer que sentía.

El daño físico tal vez se revertiría con sólo el chasquido de los dedos de ese perverso hombre, pero el trauma psicológico seguro perduraría. De todas las veces que Némesis abusó de la muchacha en toda su vida, ésta, por mucho, era la peor. Había sufrido tanto con la tortura, estaba perdiendo tanta sangre que empezaba a desfallecer.

-No te atrevas a desmayarte -Némesis metió su mano a la herida abierta en el vientre y comenzó a arrancar pedazos para descubrir sus dentros.

Allí estaba, su útero, el cuello de éste era golpeado por la punta del falo y se veía claramente como era empujado en cada penetración.

NINFA (rosinantextu)(zoroxtu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora