Capítulo 55

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Estaba sentado recostando su espalda en el respaldo de su cama, la joven reposaba sobre sus piernas, apoyando su cabeza en su marcado vientre, con la sábana apenas cubriendo la mitad de su pequeño cuerpo, acariciándose mutuamente. Estaban inmersos en el cúmulo de feromonas que se generaron con su acto sexual, sin más mundo que sólo su pequeña atmósfera. Mil y un cosas pasaban por su cabeza en ese pequeño momento de relajación.

Poseidón se inmiscuía en sus mentes. Mucha gente preferiría verlos muertos debido a sus peculiaridades físicas y su poder. Demasiado tarde, demasiado tarde; el amor de Poseidón les dió la vida. Allí estaban ellos, las criaturas que hizo con su amor; si, por medio de la pasión creó las cosas que eran. ¿Qué se creía el mundo entonces para negarles el derecho de ser libres? Si no fuera por el mismo creador de ellos, no hubieran conocido nunca la existencia.

Se arrastraba en el cerebro de Katakuri el peor tormento de todos, una duda sobre su familia. Algunos habían sabido su deformidad, y sabiendo, no le habían dicho nada; lo habían compadecido y su compasión no lo había vuelto más fuerte en realidad; habían temido y, temiendo, se habían salvado tan sólo ellos. ¿Tenía unos cobardes por familia?

La joven le miró desde abajo y le dijo:

-Vámonos a hacernos a la mar. Ven conmigo. Tu no quieres estar aquí, yo lo sé.

-Mi lugar y mi deber es con mi madre y mis hermanos. No tienes idea de qué es lo que deseo.

La joven se sentó a horcajadas sobre uno de sus muslos. Se sentía un poco culpable por usarlo para salvar a su nakama. ¡No, no podía encarar este nuevo tormento! Había manchado su sexualidad de amante, no se animaba del todo a manchar ahora esta cosa que persistía: el amor del hombre por su familia. Pero él no era del todo feliz allí, ella lo sabía, lo olía, llevarlo con sus nakamas a mar abierto lo volvería completamente libre de sus complejos, estaba segura que Luffy aceptaría en la banda a un ser tan extraño y fuerte como él.

-Tu luz no brilla aquí. Te estás sumiendo en la oscuridad y te consume, te destruye lentamente -trataba de convencerlo, aunque no sabía bien por qué, en cuanto Katakuri descubriera que ella era "La Ninfa", descargaría su ira contra ella y todos los Muguiwaras por el engaño tan vil y tan bajo-. Nadie debe vivir solo y en la oscuridad; debemos tener un punto de luz para nuestra salvación. Tú, el ser más perfecto de todos -acarició su mandíbula-, puedes pedir luz en tu oscuridad.

En ese momento, como respuesta a alguna oración que sus labios mal formados no habían pronunciado, vino el recuerdo de una niña, lastimada, ensangrentada, con una herida en su rostro que la marcaría por el resto de su vida. Vino el recuerdo de un dolor horrible, que dolía hasta el alma. Y de nuevo un heróico y torturante esfuerzo, matando a sangre fría a los abusadores. En su interior, Katakuri tendió sus brazos a esta niña, quien, apesar de ser ultrajada, era su querida hermana. Pero aún en ese bendito momento de alivio, su corazón se endurecía de nuevo ante el recuerdo de su caprichosa madre. Una nueva ola de amargura inundaba su alma y hacía que la luz pareciera próxima a consumirse; brillaba con debilidad en ese momento, como una pequeña linterna en una boya sacudida por la tormenta. Pero tomando firme la diminuta mano de la chica, envolviéndola con la suya, le respondió:

-No iré contigo. No deseo dejar a mis hermanos. Estas bodas han sido siempre dolorosas para los hermanos que se casan. Mi trabajo protegiéndolos empieza a resentirse a causa de ello y eso no puedo permitirlo. Vivo solamente para mi familia y me propongo ponerlos a salvo, como siempre lo he hecho. No necesito motivos para chismes ni escándalos sobre mi supuesta perfección, todos saben que soy un soldado y  que, como tal, tengo ocasión de ponerme firme. Pero, de todos modos, me importan muy poco, hoy en día, los chismes de los de allá afuera.

-Katakuri, durante toda tu vida has soportado su yugo, has tratado de ser paciente y volverte fuerte, seguro tratando de pensar que su yugo era un justo castigo, tal vez por ser lo que eres, la criatura que ellos mismos crearon. No debes soportarlo.

NINFA (rosinantextu)(zoroxtu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora