Capítulo 8

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A un año de su relación sucedería algo que marcaría el destino de ______ como si de ganado se tratara, quedaría una llaga imposible de curar. Sin saber que ella misma desencadenaría una serie de sucesos que la guiarían a un futuro nada prometedor.

Cada vez era más difícil para ella cumplir con las misiones que se le imponían. Tal vez su semblante seguía siendo igual de duro, pero su moralidad se había ablandado producto de la contagiosa bondad de Rosinante. Se hizo de una opinión propia en cuanto a su perspectiva de lo que es justo y nació en ella un maravilloso aprecio por la vida. Por eso, cuando se le dió la misión de dirigir el ataque a la ciudad de Flevance, pudo sentir cómo se le revolvía el estómago.

_______ sabía que no había enfermedad contagiosa alguna ahí. A diferencia de sus subordinados ella no llevaba traje de protección, era ridículo. Pero órdenes eran órdenes, y desprenderse de una obligación que ha estado sobre ella desde tan temprana edad, era una codependencia de la que aún no estaba segura poder desligarse.

Aunque Rosinante tenía una idea relativamente clara del tipo de misiones tan horribles que hacía su mujer, ésta nunca quiso darse a la tarea de aclarar esas pequeñas dudas, temía que al hacerlo pudiera manchar ese contagioso espíritu benevolente. Lo cierto era que él siempre se abstuvo de preguntar, temeroso también de escuchar la posible respuesta.

***


Al estar dirigiendo las fuerzas a distintos puntos de la ciudad y ver el pánico colectivo de los pobladores de la ciudad blanca, no pudo evitar recordar la Buster Call en Ohara, todo pareció tan simple aquella vez, se hizo lo que se tenía que hacer, era todo. Ahora definitivamente _______ no era la misma _______ de cinco años atrás, había una evidente diferencia de madurez mental, pues en aquella ocasión tenía sólo quince años y su cerebro no proyectaba lo que procesaba de la misma manera que como lo hacía ahora que tenía veinte, había cambiado, Rosinante la había cambiado. Su forma de ver el mundo era con complejos deseos de ver amor en todos lados, ya no era indiferente, anhelaba paz, anhelaba libertad, no era más aquella masa inerte que sólo atendía órdenes de forma perfecta. Ya no era perfecta, ahora era humana.

Gritos y súplicas de piedad, no escuchaba los disparos, los cañonazos ni las explosiones, sólo escuchaba los gritos y súplicas de los flevanences. Ella y la gente a su cargo mataban sin piedad ni discriminación alguna, tenía que aguantar la respiración a ratos para no vomitar por lo que estaba viviendo, no podía creer que ella fuera capaz de hacer algo así, fríamente, cuando era más joven. La gente gritaba y corría. Los que morían más tranquilamente eran los que morían arrodillados recibiendo el tiro de gracia o acribillados por la espalda tratando de huir corriendo, eran muertes rápidas, pero por los que más pesar sentía era por las familias que morían a modo de tortura y lentamente dentro de sus casas envueltas en llamas. Los padres que morían abrazados a sus familias tratando de proteger inútilmente a sus hijos, que a final de cuentas se llevaban el mismo destino, le recordaban a sus padres, dejó de extrañarlos casi tan rápido como murieron, pero no pudo evitar sentir empatía por esas gentes que ahora yacían derribados entre charcos de sangre a sus pies.

Toda su guardia avanzó y arrasó con cualquier signo de esperanza de vida en ese maldecido lugar, dejando únicamente a su paso los restos de lo que alguna vez fue una hermosa ciudad envidiada por gente de alto estatus con mentes tan reducidas que sólo les alcanzó para hacer un berrinche de tal magnitud que se presentó en forma de cataclismo para la infortunada comunidad.

***


Casi un día entero les tomó consumir todas las pobres almas que habitaban Flevance. Las calles apestaban, el hedor era tan penetrante que, ya oscuro y dando la orden de acumular los cuerpos para identificarlos y registrarlos, algunos agentes se dieron la libertad de devolver el estómago. Había cadáveres por todos lados, mutilados, algunos más que otros, los que más pena daban eran los cadáveres pequeños, se necesitaba tener la sangre muy fría y la mente muy cuadrada como para no tener cargo de consciencia por aquellas escenas.

NINFA (rosinantextu)(zoroxtu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora