Capítulo 5

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Las semanas pasaban y las reuniones no terminaban. La cercanía de _______ y Rosinante era cada vez más estrecha. Él se sorprendía a sí mismo sonriéndole donde quiera que coincidían, no se sentía capaz de reunir el coraje suficiente para fruncir las cejas en seña de reprobación cada vez que la veía irse con algún colega a sus aposentos. Era una orden no meterse en asuntos ajenos y no quería que la joven pensara que le disgustaba, así que con el poder de su fruta se silenciaba a sí mismo para poder maldecir abiertamente sacando sus frustraciones.

_______ le sonreía también si sus superiores no estaban mirando. Llegó a tomarle suavemente sus cabellos, señalándole lo suave y brillante que le parecía. Mirándola fijamente, Rosinante se sentía desgraciado e incómodo, no tanto por él como por _______. Ese sentimiento, al crecer, le hacía correr una sensación de calor por toda la espalda.

Una tarde en su hora de descanso se atrevió a decirle a solas:

-_______ -le habló quedo-, tu no tienes por qué hacerlo. ¡Es innecesario el abuso que infligen sobre ti los demás agentes, no deberías ser tocada por manos tan sucias!

-Por supuesto que no -le respondió _______-, pero tengo que hacer uso de manos sucias para calmar mis impuros deseos. ¿No te molesta, no es así, Rosinante?

Y como la duda se proyectaba en la mirada de Rosinante, _______, quedando en silencio repentinamente, lo besó. Fue un beso muy simple, casi infantil, pero ese pequeño contacto significó más para el joven de lo que se hubieran imaginado. El muchacho se quedó mudo, con una profunda sensación de dicha, y todas las dudas que tenía se desvanecieron totalmente. En ese momento no conoció más que a la belleza y a _______, las dos cosas se fundían en una sola, y esa una era Rosinante y aunque no otro Rosinante, algo más basto que él mismo, algo para lo cual una mente de veintiún años, sin experiencia en el amor, podía ponerle nombre.

En _______ por su lado, crecía un sentimiento que se había prohibido así misma sentir desde que fue consciente de su existencia cuando era una adolescente, pero más aún con el Marine debido a su familiaridad con el asesino de sus padres y responsable de su modo de vida. Estaba asustada. Seguro el creciente cariño que sentía por Rosinante se iría con el tiempo una vez se retirara junto con Sengoku de Mary Geoise, pero por aquel momento, era presa de las más bellas y ansiosas sensaciones. Mientras estaba en esas sensaciones, que sabía eran naturales pero tan oscuras, se escalofriaba pensando en lo que le deparaba el futuro, porque lo que estaba sintiendo ahorita, podía sentirlo por otros hombres más adelante, una y otra vez. Cayó en cuenta de que, tal vez no merecía ser amada, pero que eso no frenaría su propio deseo de amar, en algún momento de su vida tenía que pasar. En el mundo había muchos hombres, además de Rosinante. Se sentía estúpida por no haberlo imaginado. Ahora entendía su sentir hacia los hombres, cuando sus voces se ponían graves y pretenciosas; ahora conocía hasta la saciedad el significado del miedo que experimentaba. ¿Qué era ella? Recordando su niñez encontraba muchas cosas en su pasado que la dejaban perpleja. Definitivamente después del atentado de Doflamingo en el Castillo Pangea nunca fué, ni se desarrolló, como una niña normal, siempre se mantuvo conforme y solitaria, siempre fue inhumana. Soledad; al final era tan terrible sentirse tan solitaria, tan diferente a las demás personas. Antes le era hasta divertida esa diferencia, le divertía enamorar y romper corazones. ¿En serio le divertía? ¿O lo había estado haciendo como una especie de protesta inadecuada, infantil? De ser así ¿contra qué era su protesta cuando se pavoneaba por los lugares esperando que alguien quisiera tomarla? Preguntas sin respuesta se acumulaban en esas sensaciones oscuras, aplastándola, asfixiándola hasta ahogarla totalmente.

***


La realidad era que _______ nunca olvidaría esos días en que ella se enamoró tan simple y naturalmente, de acuerdo con los dictados de su naturaleza. A pesar de lo extraño e impío en el amor que sentía por Donquixote Rosinante, para ella era algo inevitable que formaba parte de ella misma, como si de respirar se tratara y, aún así, parecía ser más grande que ella, de tal forma que volteaba arriba, al frente, y sólo miraba su amor, porque los ojos de los jóvenes eran jalados hasta las estrellas y el espíritu de la juventud no podía estar atado al suelo. Amaba intensamente, mucho más intensamente que más de uno de los que, sin miedo, podían llamarse amantes. Sin embargo, y era algo triste mencionar, aquellos a quienes Poseidón había sacrificado a sus propósitos, algunas veces estaban dotados de una fuerte disposición de amar, de una inagotable capacidad de sufrir, cosa, esta última, que debía ir a la par del amor. Al inicio los ojos de _______ eran arrastrados por las estrellas y sólo veía brillo de celestial plenitud. Su pasión corporal por Rosinante había creado una exótica réplica de su espíritu: se hubiese lanzado al tormento felizmente, hubiese dado su vida, de ser necesario, en pos del hombre que amaba. Tan ciega estaba _______ por ese brillo de celestial plenitud que veía perfección donde no había, veía una paciente resistencia que era completamente ficticia y concebía una fidelidad espiritual mucho más allá de los límites de Rosinante.

NINFA (rosinantextu)(zoroxtu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora