NINFA (rosinantextu)(zoroxtu)

Capítulo 42

Los hechos se volvieron aún más graves. En la tarde de ese día cuarenta y tres bandas piratas, hombres fuertes, sacados del redil de sus destinos, estaban dando su vida en defensa de la libertad de su hermano, en el campo de batalla bañado en sangre de Marine Ford. No era la guerra de ellos y aún así ayudaban a lucharla porque su vida era joven, Ace era joven y los ideales de la juventud estaban infinitamente llenos de ilusión.

A partir de las tres de la tarde en que _______ lanzó bolas de fuego morado al cielo anunciando a los aliados que lideraba comenzar con el plan de ataque frontal y en el momento de la cercanía de su victoria, Marine Ford conoció abiertamente su gran desolación, revelada por los ejércitos marines retrocediendo con desesperación. Porque no sólo había allí un holocausto de piratas solariegos, si no que toda la plaza estaba cruzada de marines asesinados, echados abajo en su hora de más perfecto labor; cimientos de barreras derribadas, una orgía de destrucción, mientras las fuerzas poderosas arrasaban como una marea y retrocedían sobre sí mismas, incrédulos, asombrados, enloquecidos por el ultraje de la derrota al ver que "La Ninfa" y su capitán "Mugiwara" estaban cada vez más cerca de Gol D. Ace.

Al acercarse al podio, _______ tomó a Luffy para subirlo en vuelo hasta su hermano, y casi son detenidos por Garp. Al llegar a la cima, el chico abrazó eufórico a su hermano y luego le dió un poco de espacio a la joven para que lo besara fuerte y rápido en repetidas ocaciones. Estaban felices, habían llegado hasta él, Shirohigue los veía desde lejos felices, estaban seguros de que ya estaba hecho, ahora sólo restaba escapar de allí.

Sengoku hizo un esfuerzo inútil por detenerlos pero fue detenido por _______ que se encargó de distraerlo para escapar del enorme poder de su fruta. Ya estaban cerca, ya estaban retrocediendo, lanzaban golpes a todos lados abriéndose paso.

Entonces, Shirohigue habló:

-Yo me quedaré aquí. Estoy viejo y es mi momento de caer.

Sus hijos se resistían a sus últimas órdenes. Era su padre, por Poseidón. No tenían el corazón ni el temple para dejarlo atrás así como así. Por lo tanto el viejo tuvo que ser más preciso con sus órdenes:

-_______, te encargo ahora a todos mis hijos. Sácalos de aquí.

Aún con la incredulidad latente de ver a un monumental hombre hacer frente a todo un ejército para darles la oportunidad a sus subordinados de salir vivos de ahí, la joven no dió espacio a sus propias dudas. Ella simplemente actuó con la cabeza fría, como se suponía que se debía actuar en ese momento, porque Newgate lo sabía, nadie más que ella tendría la entereza para ordenar una retirada y dejarlo atrás.

-¡Los que están heridos y puedan andar, diríjanse a los barcos de las flotas aliadas. Los que están ilesos y fuertes apoyen a los que lo necesiten y aún tienen salvación. Y los que de plano no tienen salvación, se quedarán a luchar al lado de su padre hasta la muerte! -Shirohigue la miró de reojo, molesto- Ni creas que te dejaré completamente solo, padre -ante la indesición de algunos tuvo que ser aún más tajante:-. ¡Marco, Ace, a la de tres haremos barreras de fuego que guíen a todos a lugares seguros en los barcos aliados! ¡Uno, dos, tres!

Era una terrible corredera de gente hacia el lugar que los vió venir. Gritos. Llantos. Alaridos. Algunos sufrían dolores físicos, otros sufrían dolores del alma.

-¡Atenderemos a la última voluntad de su padre! ¡Él se queda para que salgamos vivos los más que podamos de aquí! ¡Corran! ¡No obedecerlo sería una humillación a su nombre y una falta de respeto a su deseo de protegernos!

_______ ya estaba mandando señales de fuego al cielo para ordenar a todos para la retirada y finalizar la batalla. Se sentía vacía a pesar de estar haciendo lo correcto, no había más. Se tenía que hacer, y se hizo. Hasta que sucedió lo impensable, Akainu atravesó el cuerpo de Ace.